Agora, la película más cara del cine español, entra a salas chilenas
La cinta de Alejandro Amenábar, protagonizada por Rachel Weisz como la filósofa Hipatia de Alejandría, transcurre en el siglo V.

Antes de que el director español Alejandro Amenábar posara su mirada en la trágica vida de la filósofa y matemática Hipatia de Alejandría, ya existía un buen número de homenajes proferidos en su nombre por escritores y hombres de ciencias. Sin ir demasiado lejos, el propio Amenábar se enteró de su existencia viendo la serie televisiva Cosmos (1980), donde el popular físico y divulgador científico Carl Sagan hablaba de ella como ejemplo de mente brillante y se refería a la época que le tocó vivir como un lamentable panorama de ignorancia y revueltas político-religiosas.
Hija del matemático y astrónomo Teón, Hipatia fue liquidada por un grupo de cristianos radicales alrededor del año 416. La película del director de Los otros, que se estrena el próximo jueves en el país, hace coincidir además la destrucción de la Biblioteca de Alejandría con la propia vida de Hipatia.
Se trata de una gran licencia histórica, aunque una de las muchas tesis es que al menos parte de su destrucción fue ordenada por el patriarca Téofilo de Alejandría, líder cristiano de la región.
Con un costo de 73 millones de dólares, Agora es la película más cara producida por la industria del cine español y en el año 2009 se transformó en el filme más taquillerop en ese país. Ganó siete premios Goya y Alejandro Amenábar prefirió las clásicas reconstrucciones históricas a los tan en boga efectos visuales a la hora de recrear la Alejandría de la Antigüedad (en el norte de Egipto).
La fe en el cine
Hombre no creyente ("Me eduqué con los padres escolapios, hasta Los otros era agnóstico y con Agora me hice ateo"), el director de 38 años se permitió al menos una gran libertad en este filme: los cristianos son los malos. O, al menos, gran parte de ellos. Cuando el filme se estrenó en el Festival de Cannes 2009, el realizador se encargó de recalcar que la obra buscaba atacar cualquier tipo de fundamentalismo religioso. "Eso es lo que ataca: el uso de la violencia para imponer ideas. Sirve para un terrorista islámico o para uno de la ETA", dijo a la revista española Fotogramas.
En la práctica, sin embargo, la película muestra a los parabolanos (una facción cristiana) como hombres con escasa piedad ("la misericordia era una cualidad sólo reservada a nuestro señor Jesucristo", dice uno de ellos) y poca tolerancia. Al principio de la historia, el monje Amonio incita a quemar vivo a un habitante de Alejandría practicante del paganismo. En otro momento, el patriarca Cirilo levanta una furiosa invectiva contra los judíos que pronto es seguida de una carnicería antisemita con decapitaciones y violaciones a diestra y siniestra.
Pero a pesar de tener un buen número de escenas de revueltas y luchas intestinas, Agora es además un pasaje a la vida de Hipatia. La matemática y filósofa encarnada por Rachel Weisz lleva una vida de ascetismo y paradójicamente su trato con el mundo es casi monacal, cual religiosa cristiana.
Rechaza los avances amorosos de sus discípulos y se consagra a sus investigaciones científicas. Cree que hay algo que no calza en el sistema ptolemaico, según el cual el sol y todos los planetas giran alrededor de la Tierra. Tiene además sus dudas sobre el carácter plano que se le atribuye a nuestro planeta y piensa firmemente que la esfera le viene más como forma definitiva.
Es, después de todo, una adelantada a sus tiempos. Sin embargo, esos años no son los mejores para desplegar conocimientos científicos y menos para decir frente a un grupo de altos políticos cristianos que no cree en Dios, "sino que en la filosofía". Ayudada siempre por Orestes, prefecto de Alejandría (Oscar Isaac), quien siempre la ha amado, Hipatia logra esquivar durante muchos años los avances del fundamentalismo religioso. Su destino, en cualquier caso, se adivina con claridad.
Agora debe ser probablemente la cinta de estructura más simple de Alejandro Amenábar. Se trata de una tradicional narración protagonizada por un héroe que se redime por su causa. A esta temática aplica un estilo que bebe también de sus autores favoritos y en ese sentido se nota que el ateo Amenábar cree por lo menos en el cine clásico de Hollywood.
"Me inspiré en filmes como 2001: Una odisea del espacio, de Stanley Kubrick, Ben-Hur, de Wiliam Wyler, y, por supuesto, en todas las de Spielberg. Vi de la primera a la última antes de empezar a rodar", afirmó durante el estreno en Cannes. Después de todo, Amenábar es un hombre de fe cinematográfica.
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