Azerbaiyán juega sus cartas en Chile y Sudamérica

Considerado un país puente entre Europa y Asia, esta ex república soviética abrió hace cinco meses su embajada en Santiago.




Veinte años después de que Azerbaiyán estableciera relaciones diplomáticas con Chile, en 1994, esta ex república soviética, considerado un país puente entre Europa y Asia, abrió su primera embajada en Santiago hace cinco meses. Una jugada que no puede entenderse sin el fuerte desarrollo económico que ha experimentado esa nación de mayoría musulmana en los últimos años, gracias a sus enormes reservas de petróleo y gas natural.

De hecho, hace sólo cinco años el gobierno azerbaiyano no tenía representación en ningún país sudamericano. Se trataba de la única región del mundo donde Bakú no tenía presencia (en 2009 abrió su sede en México). Pero en 2010 inauguró su primera embajada en la región, en Buenos Aires, y ahora ya cuenta con legaciones diplomáticas en Brasil, Colombia, Uruguay y Chile, eso sí aún a nivel de encargados de negocios. Así, ahora Azerbaiyán es el segundo país de la ex órbita soviética con más presencia en la región detrás de Rusia.

Y en ese impulso diplomático ha sido clave el crecimiento de su economía que en la última década se ha multiplicado por tres, principalmente por la explotación de sus grandes reservas de hidrocarburos, pero también por sus inversiones en áreas como infraestructura, agroindustria, construcción y tecnologías de la información y comunicación (TIC).

Eso ha impulsado proyectos faraónicos como la Azerbaijan Tower, cuya construcción debería comenzar este año y que busca convertirse en la estructura más alta del mundo. Con un presupuesto de US$ 3.000 millones, el edificio tendría 1.050 metros y 186 pisos, y debería estar concluido en 2019.

Azerbaiyán, cuya independencia fue reconocida en agosto de 1991, es un país donde prima el secularismo y la tolerancia religiosa, aunque el 93% de su población es musulmana. Instalado en el Cáucaso Sur y en las orillas del Mar Caspio, es gobernado por el Presidente Ilham Aliyev, que sucedió a su padre, Heidar, quien estuvo al mando del país desde 1993 hasta su muerte, en 2003.

En medio de una región conflictiva de por sí, Bakú ha apostado por mantener buenas relaciones con sus vecinos, desde la Rusia de Putin, a Irán, pasando por Georgia. Con quien sí está enfrentado Azerbaiyán es con Armenia, país con el que se enfrentó en una guerra no declarada (1988-1994) por la región de Nagorno-Karabaj, donde actualmente funciona una república solo reconocida por el gobierno armenio.

Precisamente el gobierno azerbaiyano está poniendo buena parte de sus fichas en la construcción de un gasoducto hacia Europa que compita con los de Rusia. Para eso necesita asociarse con países vecinos, como Georgia y Turquía, y otros más alejados como Albania e Italia.

Y otra de sus apuestas es abrirse a la mayor cantidad de mercados, especialmente para la venta de su gas y petróleo. Por eso el interés por Sudamérica, aunque todavía no se haya concretado ningún tipo de acuerdo o algún área de cooperación.

En todo caso, hace apenas  dos semanas visitó Chile una delegación parlamentaria con el objetivo de estrechar la cooperación y los intercambios bilaterales.

De todas formas hay algunos indicios del interés de la industria azerbaiyana en invertir o alcanzar acuerdos de cooperación en Chile, puntualmente en la explotación de los hidrocarburos en la región de Magallanes y en el intercambio de expertos con la Empresa Nacional del Petróleo (Enap).

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