UN ESTUDIO realizado por Global Partner a 5.500 trabajadores chilenos de 102 empresas de distintos rubros estableció que uno de cada 10 es consumidor de alguna droga. Según la investigación, la sustancia más utilizada por éstos es la marihuana (55%), benzodiacepinas (23%) y cocaína (13%). Se trata de cifras que deben llevar a la sociedad a tomar conciencia de la profundidad del problema.

El consumo de drogas en los lugares de trabajo supone una serie de riesgos, como la disminución de la productividad, mayores probabilidades de ocurrencia de accidentes y un deterioro del ambiente laboral. En este sentido, resulta especialmente llamativa la cifra de consumo de cocaína, por tratarse de una droga altamente adictiva y que altera de manera importante la conducta de quienes la consumen.

Los datos del estudio deben ser observados con detención por las autoridades, especialmente en momentos en que el gobierno -utilizando como argumento eventuales propiedades terapéuticas- impulsa una normativa para legalizar el cultivo y comercialización de la marihuana. Tal como advierten diversos especialistas, y como se ha observado en países donde dicha sustancia ha sido permitida, una medida de ese tipo probablemente fomentará aún más su consumo, al aparecer como inocua. Según recientes mediciones a nivel nacional y en la región, Chile exhibe altos niveles de consumo, con una tendencia creciente entre escolares.

Estos antecedentes no pueden ser ignorados, en especial porque el uso de alucinógenos probablemente estimula a experimentar con drogas más duras, como la cocaína. Es una realidad que no sólo pone a prueba los sistemas de salud, sino también representa complejos desafíos para la actividad empresarial, por las pérdidas de productividad que ello conlleva.