Crítica de cine: Up, Una aventura de altura

Lo nuevo de Pixar, aclamado en Cannes, se centra en un viejo viudo y amargado que a disgusto debe hacerse cargo de un niño gordito y entrometido.




Si la dupla Disney-Pixar puso a prueba las neuronas infantiles con Wall-E, hablando del amor y la ecología en largos pasajes sin diálogos y con un solo robot entre paisajes apocalípticos, la apuesta en Up es aún más riesgosa y permite comprobar que esta alianza va un paso adelante.

Up, claro, también se la juega (para divertir) por remover emociones en torno a la amistad, la soledad y los vaivenes de la vida. El valor agregado ahora es que estos derroteros son seguidos ya no por un robot de ojos tiernos o por ratoncillos simpaticones, sino que por un viejo viudo y amargado, junto a un niño rechoncho y de padres ausentes. Por lo mismo, los buenos deseos aquí golpean de frente y Up es capaz de hablar con notable franqueza de los sentimientos.

Al inicio, la cinta resume, en un tono muy de comedia romántica de los 50, la vida de Charles Muntz, quien de niño compartió sueños aventureros con una chica muy habladora. Se casan jóvenes, construyen su casa y son golpeados por la imposibilidad de tener hijos. Es una carga pesada que sobrellevan hasta que en la vejez ella fallece. Charles, que ya era huraño, queda solo y se resiste a vender su casa, en la mira de una constructora. Pero cierto día el anciano escapa a este callejón sin salida atando su casa a cientos de globos que la harán volar a unas cataratas en Sudamérica, el sueño de su esposa. Un plan perfecto, hasta que suena la puerta: un niño gordito y metiche se quedó en la entrada. Con el pequeño Russell a cuestas, la obra toma los registros de la comedia y no los suelta hasta el final. Pero sin perder de vista las fracturas de los personajes, que los hacen entrañables y cercanos. Porque si bien hay pájaros y perros encantadores, el eje nunca deja de estar en la relación de Charles y Russell. Ese doble juego es lo que le da cimientos sólidos a la cinta. Ahí se forja una amistad tan disímil como poderosa, con personajes cojos de afectos, que aprenden a tropezones lo fácil que es darse la mano recíprocamente.

Si como algunos creen los "monos animados" no son cine de verdad, hay que reconocer que a veces, como escuelas de humanidad, van harto más lejos que muchas películas de "carne y hueso". Por eso, recordamos tanto a Bambi, Dumbo o El rey león. Por eso, Disney-Pixar también encanta a los más viejos. Y por eso, Up es imperdible.

Director: Peter Docter y Bob Peterson.
País y año de producción: Estados Unidos, 2009.
Género: Animación.
Sitio Oficial: www.pixar.com/featurefilms/up
Duración: 96 minutos.
Calificación: Todo espectador.

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