Deportes Valdivia, el campeón de la humildad
La imaginación ayudó a los del Calle Calle a superar las carencias. Simularon estar disputando la fase decisiva del Mundial para trepar desde el último puesto en la liguilla y ganarla.

Deportes Valdivia celebró la goleada por 5-1 sobre Municipal La Pintana, que le dio el título de la Segunda División Profesional, como si se tratara de la victoria que les entregaba la Copa del Mundo. El equipo de la región de Los Ríos tenía motivos: había esperado 26 años para volver a las principales categorías del balompie chileno, un camino que supo de problemas económicos que llevaron al club ribereño del Calle Calle hasta la desaparición y una ruta para el retorno que incluyó la Tercera B (equivalente a una quinta división), la participación de Marcelo Salas en una parte de esa vía y la llegada de nuevos dueños, que hoy encabeza José Gandarillas, que terminaron de recorrerlo.
La comparación con la máxima gloria en el fútbol no es antojadiza. Forma parte del discurso motivacional que utilizó el técnico del Torreón, Hugo Balladares, al término de la primera fase del torneo. Habían ingresado en el último puesto al hexagonal final, a ocho unidades de La Pintana, el líder. No había espacio para errores.
"Les dije a los jugadores que todos los partidos iban a ser finales. Y se me ocurrió compararlas con los octavos de final de un Mundial. Estábamos a ocho puntos del líder. Hicimos un cuadro para ir anotando los resultados. Fuimos jugando con las expectativas y los resultados se fueron dando. Ahí creció la ilusión", revela Balladares, ex jefe de las divisiones menores de Colo Colo.
La metodología, a pesar de la precariedades propias de esta categoría, incluyó sopesar las vivencias de la elite. "Veíamos los partidos de la Champions, la Copa Libertadores y el Campeonato Nacional con la idea de aprender cómo se comportan esos jugadores ante la presión de las instancias decisivas. Somos bastante futbolizados, lo hacíamos por iniciativa propia. El profe nos decía que cada partido teníamos que jugarlo a muerte. El ejemplo funcionó. Nos unimos y empezamos a ganar", relata el volante Carlos Opazo, cuyo tránsito hacia la consagración en el profesionalismo ha sido tan extenso como el de su club: jugó en Melipilla, San Antonio Unido y Magallanes. El domingo tocó la gloria: abrió la cuenta en el triunfo sobre la escuadra pintanina.
La tecnología también puso su parte. Balladares ocupaba WhatsApp durante los duelos para plantearles consultas a sus dirigidos. Eso sí, procuró no ser invasivo: no estaba incluido en el grupo en que el plantel intercambiaba información sobre los cambios de lugar de las prácticas y una que otra broma. "Sana, porque acá hay varios macabeos, a los que si les pillan una foto de una mina los echan de la casa", afirma Opazo.
La optimización de recursos resultó clave para el éxito. Las carencias son muchas. La planilla de sueldos bordea los $ 15 millones y el jugador que más gana apenas se empina por los $ 650 mil. Sin un complejo propio, la directiva de Gandarillas consiguió la cancha de Celulosa Arauco para los entrenamientos, pero las comodidades eran pocas. El club no cuenta con utilería ni lavandería como las entidades de mayor alcurnia, una necesidad en la lluviosa región de los Ríos. "El club no tiene nada. Ni cancha, ni utilería ni bodega. Varias veces tuvimos que entrenar con ropa húmeda. El camarín se inunda. No es un reproche. Simplemente es así", agrega Balladares, quien intentó suplir esos elementos con una especial preocupación por el factor humano.
"Al jugador hay que cuidarlo, quererlo. No estamos en el Real Madrid. La calidez ayuda mucho", sostiene . Entre sí, los futbolistas también se ayudan a solucionar sus problemas.
El estratega aún no se sienta a proyectar su continuidad, pero lanza una advertencia. "Para estar en Primera B, tendrán que preocuparse de que todo funcione mejor. Un jugador de mayor trayectoria no querrá venir a un club en el que falte ropa o en el que no tenga condiciones para entrenar. Hice clases en colegios municipales, con un balón para 45 niños, pero en el fútbol profesional es distinto", dice el DT.
En el club quieren que siga. "A Balladares lo seguíamos desde 2013. Era él o Luis Landeros. Cuando salió de Colo Colo, lo contactamos. Es un técnico ofensivo, lo que va en la línea del club", evalúa el coordinador Rodrigo Ochoa.
En ese contexto, urge el respaldo de las empresas locales (hoy sólo dos aportan), pues los gastos son solventados casi íntegramente por los directores. Y también mejorar el respaldo de público. Si bien los últimos duelos se jugaron a estadio lleno, con cuatro mil personas, en el torneo a las gradas no llegaban más de 800. De hecho, la principal tarea, por ahora, es conseguir las 50 mil Unidades de Fomento (unos $ 1.200 millones) que deben cancelar a la ANFP para ingresar a Primera B. La disposición se instauró en 2011 y para modificarla se requiere un quórum de 4/5 en en el Consejo de Presidentes. Por derechos de TV, un club de Primera B recibe al mes $ 44 millones.
Pese a que esta norma es conocida por los clubes antes de iniciarse la competencia, es ahora cuando Valdivia se queja. "Vamos a conversar con la ANFP para ver de qué se trata, la forma de pago, a qué corresponde y hacerles ver que escapa a la realidad de todos los clubes. Lo irracional que es esa cuota y buscar una solución de largo plazo. No sólo por Valdivia, sino por los demás clubes", enfatiza Gandarillas. Si el equipo sureño no cumple el requisito, el cupo quedaría vacante. Barnechea, descendido de la B, está atento.
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