Shaquille O'Neal desde sus comienzos ha sido uno de los pivotes más dominantes en la historia de la NBA. Sus 2,16 metros y casi 150 kilos de peso lo han hecho un líder en rebotes y en conversiones debajo del aro, aunque aún sigue teniendo un punto negro en su carrera: los tiros libres.

Desde su debut en Orlando Magic que "Shaq" ha demostrado que no es precisamente un lanzador de perímetro, aunque los 5.000 intentos de tiros libres que completó ayer en la caída por 90-91 de Phoenix Suns ante San Antonio Spurs, lo hacen escribir nuevamente su nombre en la historia de la NBA.

Su catastrófica técnica para lanzar al aro desde la línea de faltas ha sido reconocida por todos los técnicos rivales, llegándose incluso a crear una "táctica" de juego llamada "hack-a-shaq", la cual sólo consistía en frenar al gigante con una falta antes de que se eleve al aro.

O'Neal igualmente puede estar tranquilo, ya que sus 26.640 puntos lo encaraman como uno de los mejores jugadores en ofensiva, pese a la gran cantidad de fallos que acumula en tiros libres y en lanzamientos de distancia.

Aún así, "Shaq" tiene una preocupación, puesto que a sus 36 años está cada vez más cerca de la marca dejada por el mítico Wilt Chamberlain, otro "experimentado" desde la línea de los tiros libres, que en su carrera acumuló 5.805 fallos.

De todos modos, en el rubro porcentaje, el pivote de los Phoenix no es el peor desde la línea de los tiros libres, puesto que que con su 52,5% de conversiones, es superado por el centro de los Clevelands Cavaliers, Ben Wallace, quien lidera el escalafón de malos lanzadores con un 47,2%.