Las noches de Valparaíso a la espera

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Las fiestas se mantienen encendidas en los bares, discotecas y botillerías del Puerto. Sin embargo, los locatarios están atentos al nuevo actor que llegará la próxima semana: el delegado nocturno.




Aún falta una semana para que el nuevo delegado municipal nocturno nombrado por la Municipalidad de Valparaíso, Juan Carlos González, inicie formalmente su trabajo para controlar las noches porteñas. Una vida nocturna que se ha visto afectada en las últimas semanas por diversos hechos policiales: persecuciones, balaceras y riñas poco habituales para lo que ocurre los fines de semana en las calles de la ciudad.

Si bien muchos esperaban que comenzara sus labores el viernes recién pasado, González explicó que "no hicimos fiscalizaciones, pero sostuve algunas reuniones con empresarios. La idea es empezar de manera formal el siguiente fin de semana, pero no con el objetivo de pasar multas, sino realizar un catastro de la situación nocturna junto a nuestros asociados, ver los barrios más complejos y generar un diagnóstico de la oferta que tenemos".

Mientras los propietarios de pubs, botillerías y discotheques están a la espera de que comiencen las primeras rondas, la bohemia porteña empieza cerca de las ocho de la noche, principalmente en los cerros Concepción y Alegre, donde se concentran los restaurantes y bares de moda.

"El sector en el que estamos es muy tranquilo, por lo que es difícil notar cambios. Nosotros hemos tenido reuniones como locatarios con las autoridades locales y policiales, no aún con el delegado municipal nocturno, aunque esperamos mayor seguridad", cuenta Sebastián Vidaurre, administrador del The Clinic, ubicado en el cerro Concepción.

"Me parece estupendo que se copien iniciativas como ésta, pero el problema es que entre Amsterdam y Valparaíso hay una diferencia abismal de presupuesto y comportamiento cívico, donde el respeto a la autoridad sí existe", agrega Vidaurre.

Pasadas las 22 horas se puede apreciar algo más de movimiento en las calles Cumming y Ecuador que suben hacia los cerros, donde se concentra el comercio nocturno, colmados principalmente por estudiantes. Todo parte en la Plaza Aníbal Pinto, punto donde se deciden los pasos a seguir. A ellos se suman decenas de turistas alemanes, franceses y estadounidenses.

Las botillerías muestran su peak de compradores antes de la medianoche, con muchachos deseosos de cigarrillos y tragos para tomar en sus hogares, pero también en esquinas y recodos de los cerros de Valparaíso.

Sebastián Carrasco, dueño del Bar Liverpool, en plena subida Ecuador, que ofrece cervezas artesanales: "Me parece bien que exista una figura así", señala el joven empresario respecto del delegado nocturno. "Falta mayor seguridad y que la gente se atreva a venir al sector, sin que lo relacionen con la droga o la delincuencia", dice.

Carrasco asegura no haber recibido "ningún e-mail, ni nada de parte de la municipalidad. De hecho, no me había enterado de la existencia de este delegado, que espero nos permita una coordinación, subir el nivel del público, ya que sólo por iniciativa propia algunos dueños hemos ido tratando de cambiarle el rostro a esta zona".

Una visión parecida tiene el dueño de una botillería cercana que prefiere mantenerse en el anonimato. "Aquí hace falta mayor inteligencia policial. Son los mismos de siempre que provocan los gritos, peleas y la venta de drogas, aunque no basta con sólo detenerlos, sino también endurecer las leyes".

Ya cerca de la 1.00 empieza el verdadero "carrete porteño". Ese que se extiende hasta las siete de la madrugada, al ritmo de la pachanga, el rock o el reggaetón, en las discotheques de Avenida Errázuriz. La jornada termina al amanecer, una de las últimas antes de que llegue el delegado nocturno.

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