Histórico

Los argentinos enfrentan hoy las elecciones más inciertas desde 2003

El oficialista Daniel Scioli, quien ha marcado diferencias con el kirchnerismo duro, es el favorito para estas elecciones que comienzan a cerrar la era K.

La gran duda de la elección presidencial de hoy en Argentina es una consecuencia de la reforma constitucional de 1994 pactada entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín. Fue en ese cambio de la Carta Fundamental transandina cuando, junto con establecerse el sistema de elección directa (antes se hacía a través de un colegio electoral, como en Estados Unidos) e instaurarse la reelección presidencial, se determinó un sistema sui generis que no exigía para vencer el 50% más uno de los votos: podía evitarse llegar a una segunda vuelta si quien ganaba la elección tenía más de 45% de los sufragios o si sobrepasaba la barrera del 40% y tenía más de 10 puntos de diferencia con su más cercano rival.

Fruto de esta herencia (pensada para facilitar la reelección de Menem en 1995) y de lo reñida de la competencia actual, es que ni los políticos, ni los encuestadores ni los medios se arriesgan a asegurar si el candidato oficialista y actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, primero en los sondeos sondeos con alrededor del 40%, vencerá en primera vuelta. O, por el contrario, si no conseguirá los votos suficientes, esos 10 puntos de distancia, para evitar una segunda vuelta donde tendría que enfrentarse al centroderechista y actual alcalde de Buenos Aires Mauricio Macri (segundo en las encuestas) o al diputado y peronista disidente Sergio Massa.

De concretarse ese escenario, sería la primera vez en la historia política argentina que se realice un balotaje, programado para el 22 de noviembre. Sí debió producirse uno en 2003, pero uno de los candidatos, Carlos Menem, decidió no competir, con lo que le dejó en bandeja la Presidencia a Néstor Kirchner.

Pero esa no es la única incógnita de las elecciones de hoy. Porque los 32 millones de electores argentinos, aparte de elegir al Presidente que los gobernará por los próximos cuatro años, deben renovar la mitad de la Cámara de Diputados (130 escaños) y un tercio del Senado (24 asientos) y escoger a 11 gobernadores, entre ellos el de la provincia de Buenos Aires, el mayor bolsón de votos del país y tradicional bastión peronista.

En la carrera presidencial, para suceder a Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada después de 12 años gobierno K, se presentan seis aspirantes, el menor número de candidaturas desde el retorno a la democracia, en 1983. Y todas las fórmulas presidenciales van por primera vez como alianzas y no como partidos. Todas ellas, además, tuvieron que competir el 9 de agosto en las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas.

Las otras candidaturas presidenciales en competencia, pero sin opciones, son las de la diputada centroizquierdista Margarita Stolbizer, del ex presidente interino Adolfo Rodríguez Saa y del izquierdista Nicolás del Caño.

Incluso si el ganador fuese Scioli, los analistas consideran que el próximo 10 de diciembre, día del traspaso de mando, será el cierre de más de 12 años de gobierno kirchnerista, debido a que el gobernador bonaerense, quien mantuvo durante años un conflicto soterrado con la Presidenta, ha dado claras muestras de querer marcar un rumbo nuevo rescatando parte de lo realizado en estos años en materia social.

Como sea, esa herencia, luego de los mandatos de Néstor Kirchner (2003-2007) y de los de Cristina Fernández (2007-2011 y 2011-2015) es, por lo menos, compleja. La mandataria entregará un país con una economía estancada, con problemas en algunos sectores productivos y una inflación cercana al 25% anual. Con exiguas reservas en el Banco Central, con el llamado cepo al dólar, desabastecimiento energético y cerca de 29% de la población viviendo en la pobreza, según un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Buenos Aires y Santa Cruz
Una de las regiones que pueden ser clave en el resultado de la elección es la provincia de Buenos Aires, que representa el 37% del padrón nacional. Allí se postula como candidato a gobernador del Frente para la Victoria el actual jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, uno de los funcionarios más fieles de la administración kirchnerista. Pero no tiene asegurado su triunfo, debido a que la candidata de Cambiemos, de Macri, María Eugenia Vidal, se ha convertido en una de las revelaciones de esta campaña.

Aunque de menor peso político, pero determinante para el kirchnerismo, es Santa Cruz, la cuna de Néstor Kirchner. Allí compite por la gobernación de la provincia, Alicia Kirchner, cuñada de la Presidenta saliente y actual ministra de Desarrollo Social, y encabeza la lista de candidatos a diputados, Máximo Kirchner, el hijo de Néstor y Cristina, en lo que será su bautismo político.

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