El Presidente de Bolivia, Evo Morales, pidió hoy paz y justicia social para su país, al inaugurar el Año Nuevo Aimara 5.518 en la antigua ciudadela de Tiahuanaco donde se realizaron rituales para recibir el solsticio.

El mandatario destacó que ese pedido viene de lo más profundo del sentimiento de las autoridades y del pueblo indígena.

"Venimos a renovar nuestra energía para la vida, para la naturaleza, pero también para un ciclo productivo", declaró Morales a los periodistas, al remarcar la importancia de trabajar este año por la "unidad, la igualdad y la dignidad" de los bolivianos.

Los primeros rayos del sol llegaron al templo de Kalasasaya, en Tiahuanaco, pasadas las 07.10 de la mañana (11.10 GMT), para bañar a las miles de personas que se reunieron para celebrar el rito que fue dirigido por sacerdotes y líderes aimaras.

Los aimaras calculan que la cultura andina pervive hace 5.518 años, una cifra que tratan de justificar por los teóricos y redondos 5.000 de antigüedad que atribuyen a Tiahuanaco, sumados a los 518 años desde 1492, cuando los españoles llegaron al continente.

La fiesta, que ha sido cuestionada por algunos arqueólogos y arqueólogos estudiosos de Tiahuanaco, coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, conocido también como día del "Willkakuti" o "retorno del Sol" en lengua aimara.

Este es el primer año que se celebra con un festivo de nivel nacional gracias un decreto de Morales, al que otros dos pueblos indígenas de Bolivia le han pedido similar trato para celebrar sus propias festividades.

El año nuevo aimara se celebró, al igual que en Tiahuanaco, en al menos cinco departamentos de Bolivia.