Luego de tres días de manifestaciones antigubernamentales, las autoridades en Omán instalaron tropas militares al norte de su capital, Mascate, y en la zona aledaña a los Emiratos Arabes. Esto, tras las jornadas de violencia en la ciudad portuaria de Sohar donde los manifestantes que demandan mayores salarios y empleo, se encararon con las fuerzas de seguridad.

Esta jornada partidarios del gobierno marcharon por centro de Mascate, frente a la mayor mezquita de la capital. Entonaron consignas en respaldo al sultán Qabus bin Said y pidieron a los manifestantes antigubernamentales que se abstengan de destruir bienes públicos y privados.

Omán, encabezada por la dinastía de una poderosas familia, es la última nación árabe barrida por la agitación regional que derrocó ya a dos hombres fuertes y amenaza a otros.

La Policía mató el sábado a un manifestante en Sohar al cundir la violencia. Varios edificios gubernamentales fueron incendiados, según los medios informativos locales.

Ante la posibilidad de nuevas agitaciones, el gobierno estacionó fuerzas y emplazó vehículos militares en torno a la capital y en la cercana frontera omaní con los Emiratos Arabes, dijo un funcionario gubernamental, que habló a condición de guardar el anonimato por no estar autorizado a facilitar información a los medios.

El sultán Qabus bin Said, ofreció adoptar diversas reformas para apaciguar a los manifestantes. El sábado ordenó la creación de 50.000 puestos de trabajo en la administración pública y ofreció un estipendio mensual de 150 rials (390 dólares) para los que buscan trabajo. Un día antes, el sultán reemplazó a seis miembros de su gabinete.