Columna de Bernardita Silva: Volver a crecer



Tras los insostenibles niveles de ventas registrados en el 2021 y parte del 2022, producto de la excesiva liquidez dada por lo retiros y ayudas fiscales, el comercio está sintiendo ahora el golpe de la desaceleración. De esta manera, se espera que el consumo privado caiga 4,9% este año, siendo el componente del gasto que tendría la mayor contribución negativa en la variación estimada del PIB.

Los distintos indicadores sectoriales dan cuenta de este escenario, el Índice de Ventas Presenciales de la CNC en la RM acumula ya once meses de caídas reales de dos dígitos, mientras que el Índice de Ventas Minoristas del INE (sin contar el sector automotriz) acumula entre enero y mayo una contracción de 9,6% real y, por su parte, los datos del Banco Central muestran una caída nominal de 13,3% anual en las ventas minoristas de junio.

Sabemos que hay un tema de base de comparación que está detrás de estas bajas, pero la desaceleración ha ido más allá. Familias que enfrentan un menor poder adquisitivo dada la alta inflación, junto con un menor ahorro y una alta carga financiera a mayores tasas, lo que ha restringido fuertemente su consumo, sobre todo en aquellos bienes que no son de primera necesidad. A su vez, si bien se vio un leve repunte en las confianzas de los consumidores en junio, estas se mantienen aún en niveles pesimistas, sumado a un mercado laboral que se ha debilitado, sobre todo en lo referente al empleo asalariado formal.

Además de hacer frente a este escenario adverso, tras la pandemia el sector ha enfrentado cambios y desafíos tecnológicos que han reconfigurado la experiencia de compra, con un consumidor más empoderado y consciente del medio que lo rodea, donde la capacidad de llegar a este de manera eficiente a través de distintos canales es lo que hoy hace la diferencia. Pese al fuerte incremento del mundo digital, aún vemos que sobre un 80% de las compras se hacen de manera física, por lo que este canal sigue siendo sumamente importante y se complementa con el mundo online. De las condiciones bajo las cuales se dé esa convivencia, dependerá el éxito de los retailers.

El comercio, habitual motor de la economía y principal empleador, enfrenta entonces varios desafíos, sumado a un fuerte aumento de la delincuencia e informalidad en el sector que le ha traído enormes costos.

El comercio ha sido resiliente, pero necesitamos urgentemente que nuestro país vuelva a crecer. El recorte de tasas contribuirá a alivianar la carga financiera de los hogares junto con mejores condiciones crediticias, lo que ayudará a reactivar el consumo en tiempos donde el comercio ha sufrido una significativa desaceleración, pero el efecto no es inmediato, se necesita también eliminar incertidumbre y recuperar confianzas. Requerimos de políticas públicas enfocadas en impulsar la inversión y aumentar la productividad, solo así podremos lograr un crecimiento sostenible en el largo plazo, con capacidad de atender también los grandes desafíos sociales que nos aquejan.

Por Bernardita Silva, gerente de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile

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