Columna de Javiera Arce Riffo: Bordes que pueden desbordar

FOTO: KARIN POZO/AGENCIAUNO


Luego del resultado del plebiscito que le propinó la peor derrota a la izquierda chilena de los últimos cincuenta años, el país ha quedado en una especie de limbo constituyente, en el que se intentan articular mesas de trabajo, oficiales y alternativas, y en el que cada uno de los actores políticos ha tenido tiempo de escoger cuál de ellas le acomoda de mejor forma. También se ha cuestionado el nombre y composición del futuro órgano constituyente; y otros han planteado la necesidad de poner bordes a la discusión constitucional.

Hoy quisiera detenerme en esto último. Resulta llamativo querer circunscribir la discusión constitucional de entrada a temas que estarían autorizados y a otros que no. Es más, es posible advertir ciertos retrocesos en la discusión constitucional respecto de no muchos meses atrás, cuando Chile Vamos se abría a la posibilidad de un Estado social y democrático de derecho, lo que parece haber quedado en el pasado. También, las y los incumbentes han planteado el bicameralismo, por supuesto, ante la sola posibilidad de que se vuelva a insinuar un sistema unicameral o la eliminación del Senado; y lo que parece aún más arriesgado, la necesidad de los sectores más conservadores de delimitar el derecho a la vida en la nueva Constitución, para evitar que las mujeres pensemos en el hecho de poder interrumpir el embarazo. .

Insistir en esta idea de entrada puede abrir dos caminos. Por una parte, se le podría otorgar a las élites cierta tranquilidad de que serán discutidos los temas que ellos “permitan”; o, dos, que se den garantías sobre lo que Jaime Bassa llamó una “Constitución neutra” y también mínima, como diría el Derecho Constitucional. Sin embargo, el hecho de acotar los temas ex ante podría agudizar los niveles de malestar ciudadano, que vería la imposibilidad de repensar algunos aspectos que podrían mejorarse o cambiarse. Es más, esto podría abrir una peligrosa puerta a consagrar una Constitución nueva que, en vez de avanzar en instituciones inclusivas, con mayores derechos y que revitalicen nuestra alicaída democracia, constriña a sectores importantes de la sociedad, como somos las mujeres.

La regla básica de la moda plantea que menos es más. Tal vez por esa razón el borrador de nueva Constitución fue rechazado. Pero esta misma regla podría servir para quienes plantean acotar la discusión a tal extremo que no solo se deslegitime el trabajo de la nueva convención (o como le denominen en el futuro, ya que hasta el nombre parece molestar y rememorar los excesos del antiguo órgano), sino también el resultado del proceso. Es importante tomar en consideración esta perspectiva. Avanzar en acuerdos sustantivos, pero que no delimiten en exceso la acción de la institucionalidad democrática. De lo contrario se podría lamentar en el futuro un nuevo rechazo.

Por Javiera Arce Riffo, cientista política, integrante de la Red de Politólogas

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