Columna de Luis Larraín: Tributo a un hijo



La partida de Luis Larraín Stieb ha sido un golpe doloroso para su familia, amigos y muchos chilenos que vieron en él a un defensor de su dignidad y derechos. Para sus padres será además siempre prematura. Escribo estas líneas como un homenaje mío y de su madre.

Si hay algo que consigue mitigar en alguna medida la pena que sentimos es comprobar en estos días plagados de manifestaciones de cariño de tanta gente que la suya ha sido una vida plena y que fue un tremendo hombre que dejó una huella indeleble en Chile.

Luis trastocó muchos conceptos, como aquel de que la formación que los padres realizan de sus hijos y la enseñanza funcionan de manera vertical. Él nos enseñó muchas cosas a sus padres: a ser más abiertos, a rechazar la discriminación; incluso en sus últimos días hemos aprendido de él sobre el buen morir, un tema crucial para la humanidad. Como me dijo un amigo luego de su funeral, nos hizo entender lo que es la paternidad hoy en un mundo cambiante y desafiante.

Él fue un luchador a partir de sus dolores. Discriminación por su homosexualidad, que lo lleva a ser activista de la diversidad sexual y cofundador de la Fundación Iguales, obteniendo grandes logros para esa causa. Hoy recibimos el regalo de la gran cantidad de gente que nos dice: su hijo nos cambió la vida.

Su insuficiencia renal, trasplantes y su postrero cáncer lo motivaron a crear en redes sociales la ruta del enfermo crónico y la ruta del cáncer, donde narró las dificultades para sobrellevar la carga burocrática de una enfermedad. Con una sonrisa me decía estos días: mi público principal en las redes era la comunidad gay; ahora son las mamás de enfermos de cáncer.

Su espíritu de servicio lo llevó a una frustrada candidatura a diputado hace unos años. Parece que los tiempos que venían en la política no eran para gente como él, que aún en su activismo, siempre buscó el entendimiento antes que el enfrentamiento.

En las ricas conversaciones de los últimos días me dijo algo que retrata su humanidad y profundidad: “Papá, siento que he tenido una vida plena, pero estos meses no he podido aportar con mi trabajo, mi cuerpo me lo impide; por eso he seguido con mis testimonios en redes sociales hasta el final”. ¡Qué manera tan bella de buscarle siempre el sentido a la vida!

Termino señalando que tenemos dolor, pero también paz, la misma que tuvo él cuando vio acercarse a la muerte. Nos dejó a todos en sus últimos días un testimonio de su valentía y un mensaje: sigan adelante con sus luchas.

Hijo, como padres, agradecemos haber tenido un rol en traer al mundo a alguien que le aportó tanto. Con tus hermanos, cuñados y sobrinos, apreciaremos siempre haber recorrido contigo parte de tu lindo y fructífero camino por la vida. En lo que queda de las nuestras, la libertad, la honestidad y el compromiso estarán marcados a fuego con tu ejemplo.

Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo

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