Columna de Marcelo Espina: Los mundos del ídolo



Los que fuimos futbolistas, aunque siento que no me pasó a mí, mientras somos futbolistas siempre pensamos que le entregamos mucho al club… y es cierto. Pero debemos estar fuera de la cancha, ya retirados, para darnos cuenta de que esas entregas siempre fueron mutuas. El club también le da mucho al jugador. A través del cariño incondicional de sus hinchas, por las mejoras del contrato o las renovaciones que muchas veces se definen no solo por un factor deportivo. ¿Quién entrega más? Eso nunca se sabe. Lo que está claro es que las dos partes se necesitan.

En Chile, como en el mundo entero, el fútbol ha cambiado. En el juego y también en su estructura administrativa. Me ha tocado vivir en ambos escenarios y desde los dos lados del escritorio. Antes de que llegaran las sociedades anónimas, creo que había más empatía, más preocupación por el jugador que salía. Desde que los clubes se volvieron más empresa, esas salidas quizás se consideran más como un cese de un trabajo normal. Una persona que deja de cumplir sus funciones. Y eso, sin más vueltas.

Es ahí cuando entramos en las comparaciones. Imposibles de evitar. Miremos a Europa, donde verdaderos emblemas de grandes equipos se fueron y no pasó absolutamente nada. Yo jugaba en España cuando Pep Guardiola dejó el Barcelona… y no pasó nada. Casillas se fue del Madrid al Porto y no pasó nada. Xavi, Iniesta, Puyol salieron del Barça para jugar en ligas menos exigentes o retirarse, en el caso del defensa, y no pasó nada. El Manchester City anunció seis meses antes que el Kun Agüero, su goleador histórico, terminaba el vínculo con el club… ¡Y no pasó nada!

El futbolista y el club se dan cuenta de que por un tema de competitividad la relación ya no pude seguir. El jugador, en general estoy hablando, no se complica. En Sudamérica, en cambio, el ídolo siente que puede seguir en su equipo hasta cuando quiera, que si lo desea puede quedarse hasta los 45 años en el camarín. Es una visión distinta de las cosas, otra idiosincrasia, seguramente. Pero es nuestro mundo, con el que convivimos.

¿Se trata mal al ídolo en Chile? No lo creo. Leí una entrevista a Sergio Vargas en este diario, donde decía que el ídolo siempre será visto como tal, porque es algo irracional de parte del hincha. Y tiene razón. Pero siempre digo lo mismo: el que tiene una carrera exitosa debe elegir bien la bala del retiro. No son muchas. El club, en tanto, siempre (y es lo correcto) se fijará más en la productividad. Lo importante es que esa separación sea con respeto hacia la trayectoria y, ojalá, dejando siempre abiertas las puertas del regreso. El fútbol es mucho más que solo 22 tipos pateando una pelota.

Marcelo Espina, es exjugador, DT y ex director deportivo de Colo Colo.

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