Columna de María Paz Arzola: Espaldarazo del CNED al Simce

Simce


Recientemente se conoció el pronunciamiento con que el Consejo Nacional de Educación (CNED) rechazó de forma categórica la propuesta del Ministerio de Educación (Mineduc) de suspender por el presente año la aplicación del Simce, para reemplazarla por una evaluación muestral.

El CNED argumentó que la información que se recoge a partir de una medición censal -esto es, de todos los establecimientos escolares del país- es hoy imprescindible dada la necesidad de diagnosticar el estado de los aprendizajes desde el comienzo de la pandemia y poder identificar a las escuelas y comunidades educativas más afectadas por ella. En cambio, considerando la heterogénea realidad educativa nacional, una medición muestral limitaría la toma de decisiones y la correcta focalización de recursos y políticas en grupos que podrían quedar invisibilizados.

De esta forma, el CNED no solo da un espaldarazo al Simce hoy, sino en general a la mantención de una evaluación periódica que permita recoger información de forma censal sobre los aprendizajes de los estudiantes en los establecimientos escolares del país. Este tipo de medición, más allá de la actual contingencia, es el único instrumento que entrega información individualizada y comparable sobre cómo enseñan las escuelas y cómo aprenden sus alumnos. Del mismo modo, permite a los apoderados saber oportunamente cómo está su colegio respecto al resto y no tener que esperar a que su hijo egrese para llevarse la desagradable sorpresa de que su promedio 6,8 no es asimilable a un buen resultado en la prueba de selección universitaria.

El Simce es una medición de larga data que, debido a su comparabilidad en el tiempo, es de suma importancia no seguir discontinuando. Es evidente que la complejidad de la educación no puede reducirse a éste, sin embargo, es innegable que durante las últimas décadas nos ha entregado importantes diagnósticos que de otra forma no conoceríamos. Ejemplo de ello son las brechas de género y su evolución, el aporte que fue en sus primeros años la subvención preferencial (SEP) o cuáles son las escuelas que sistemáticamente obtienen un desempeño insuficiente y que por lo tanto requieren de un mayor apoyo. Del mismo modo, si bien éste nos muestra resultados y brechas socioeconómicas lamentables que nos interpelan como país, también nos indica qué escuelas han salido adelante a pesar de contextos adversos y que debiéramos por lo tanto mirar con atención.

Por último, tan importante ha sido el Simce, que paradojalmente hasta sus mismos críticos terminan recurriendo a sus resultados cuando argumentan que éste no ha contribuido con una mejora en el desempeño del sistema en los últimos años; sin él no tendrían cómo sustentar dicha hipótesis. Es por todo lo anterior que la decisión del CNED tiene un enorme valor y es de esperar que el Mineduc la considere no solo este año, sino también en sus planes futuros.

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