Covid-19: oposición responsable y solidaria



Por Guido Girardi, senador de la República

El Covid-19 sacudió a todo el planeta y modificó los escenarios políticos del mundo. En Chile, el entusiasmo por el proceso de cambios surgido el 18 de octubre se frenó de golpe y debimos postergar el anhelo de tener una nueva Constitución surgida desde la ciudadanía.

A inicios de marzo, el gobierno estaba en el suelo (12%), con un proyecto derrotado y sin conducción política. En ese contexto, en una buena parte de la oposición -que no es una sola- estimamos que la vida y la salud están primero, y, solidaria y responsablemente, optamos por colaborar para que el Ejecutivo recuperara la conducción e hiciera frente a la pandemia.

Personalmente, planteé una “tregua política”, deponer diferencias y enfocarnos en superar pronto -con bajo costo social y de pérdida de vidas- la crisis sanitaria que enfrenta la humanidad. Por eso respaldamos todas las iniciativas de ayuda social: el bono Covid-19; el apoyo a las pymes; la ley de protección del empleo; el aumento de capital del Fogape; el indulto conmutativo para disminuir hacinamiento carcelario; la prórroga de la renovación de revisiones técnicas, licencias de conducir; y también aprobamos el cambio de fecha del plebiscito.

Además, como oposición presentamos proyectos que limitan la rentabilidad de las Isapres y clínicas privadas; que postergan el pago de servicios básicos y créditos hipotecarios o de consumo; que habilitan la receta digital para facilitar el acceso a medicamentos; que propone un bono especial para la “primera línea” de la salud. También respaldamos la idea de crear un sueldo universal.

Para colaborar con fundamentos al combate de la pandemia, las comisiones unidas de Salud y Futuro del Senado, transversalmente, convocamos al Colegio Médico y connotados científicos y académicos expertos en coronavirus (incluye miembros del consejo asesor del Minsal), que periódicamente se reúne y elabora una minuta con sugerencias constructivas que se le entrega al Presidente.

Apoyamos al gobierno, pero también criticamos cuando las medidas son insuficientes o apresuradas. Por eso respaldamos a los alcaldes al exigir el cierre anticipado de escuelas y mall, lo que resultó fundamental para ralentizar la curva. Y somos responsables al cuestionar los intentos prematuros de un “retorno seguro” para reactivar la economía, pese a que aún no se alcanza el peak, no disminuyen los contagios y la curva se expande en el mundo popular. Enfrentamos dos pandemias: la primera, de los ricos, ya va en descenso; la segunda, acicateada por el hacinamiento, se disemina con rapidez en las comunas pobres.

Junto a los expertos criticamos que no se aislara a los positivos en lugares adecuados y el débil rastreo de sus contactos, así como la inexplicable porfía de hacer solo cinco mil test al día, pese a haber capacidad de 15 mil diarios. Esas medidas son fundamentales para disminuir los contagios, hospitalizaciones y muertes y comenzar una vida post pandemia, que estará marcada por la incertidumbre de avanzar hacia una civilización donde las democracias, lentas para construir consensos, no están sincronizadas con el desarrollo exponencial de la tecnología y la inteligencia artificial, y ven amenazada la propia existencia. La precarización del empleo, la emergencia del teletrabajo y de la vigilancia digital que vivimos, son ejemplos de ello.

También se debe hacer frente a la pandemia de la obsolescencia por la ausencia de un proyecto del siglo XXI, debido a la carencia de reflexión y de un espíritu confinado a la inmediatez. Es de esperar que, así como el Covid-19 resucitó al gobierno, ayude también a la oposición a construir un proyecto común y solidario para la mayoría de los chilenos que necesita y merece vivir en un país mejor.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.