
Dos vidas en un solo Chile

A solo tres semanas del plazo para la inscripción ante el Servel, hay dos candidaturas que se encumbran en las encuestas y se perfilan para pasar a segunda vuelta. Al revisar sus trayectorias en paralelo, se revelan tanto diferencias de origen como en las formas de construir liderazgo y desarrollar experiencia para encabezar el país. Revisemos.
José Antonio Kast creció como uno de 9 hermanos, en el seno de una familia empresaria que migró desde Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, y cursó sus estudios en el Colegio Alemán de Santiago. Jeannette Jara se crio en Conchalí, como la mayor de cinco hermanos, hija de un mecánico industrial y una dueña de casa, y estudió en el Liceo Isaura Dinator de Guzmán. En los ochenta, Kast comenzaba la carrera de Derecho en la UC y se introducía al Movimiento Gremial. En el año 1988, Kast fue rostro de la franja del Sí en apoyo a Pinochet con 22 años y perdió la elección para presidir la FEUC. Para entonces, Jara, con 14 años de edad, tomaría la decisión de sumarse a las Juventudes Comunistas.
En la década de los noventa sus caminos seguían divergiendo. Kast se titulaba como abogado, se casaba y se incorporaba como socio al bufete familiar “Kast, Pinochet, De la Cuadra & Cía”. Por su parte, Jara trabajaba para costear sus estudios en Administración Pública, donde posteriormente sería electa presidenta de la FEUSACH. Jara se casó a los 19 años y, solo dos años después, enviudó, teniendo que enfrentar las responsabilidades económicas por sí sola.
Años después y tras un periodo como concejal, Kast se preparaba para su primera candidatura al Congreso. En esos años, Jara comenzaba su carrera como funcionaria pública en el Servicio de Impuestos Internos y asumía responsabilidades como dirigenta sindical.
El 2002 Kast da el salto al Congreso y se consolidaba dentro de la UDI, llegando a ser jefe de Bancada y secretario general del partido. En paralelo, Jara completaba su segunda carrera, Derecho, y posteriormente un magíster en Gerencia Pública.
En 2016, durante el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, Kast renunciaba a la UDI apuntando a una “derecha tibia”, para fundar su propio partido. En paralelo, Jara asumía como subsecretaria de Previsión Social. En 2017, Kast competía por primera vez por la Presidencia, sin pasar a segunda vuelta.
En 2021 ambos asumen un desafío electoral. Mientras Kast perdía en segunda vuelta presidencial, Jara, se postulaba sin éxito como alcaldesa de su comuna de infancia, Conchalí.
En 2022, mientras Kast ponía su energía en la organización internacional de ultraderecha “Political Network for Values”, Jara era nombrada por el Presidente Boric como ministra del Trabajo y Previsión Social. Desde ahí, lideró complejas negociaciones que culminarían con la aprobación transversal de la jornada de 40 horas y el mayor aumento real del sueldo mínimo en los últimos 30 años.
En 2023, Kast lideraba la campaña del “A favor”, que sería rechazada por más del 56% de los votantes. En paralelo, Jara lograba a través del incansable diálogo lo que parecía imposible: una reforma al sistema de pensiones que fortaleciera tanto el pilar de ahorro individual como la solidaridad en el sistema.
Estas historias paralelas ilustran diferencias que superan lo partidario. Una edificó su trayectoria en base a esfuerzo, acumulando experiencia técnica y capacidades de gestión que luego aplicó como Ministra. Jara transformó cada obstáculo, como los que enfrentan millones de familias chilenas día a día, en una oportunidad, generando puentes de diálogo para avanzar en beneficio de las mayorías, sin perder de vista sus propias convicciones.
En la vereda de enfrente, Kast siguió una carrera impulsada por redes familiares en la élite, una herencia económica familiar, y la ambición de ocupar cargos políticos sin muchos logros atribuibles a su gestión. Pero cuando las estructuras partidarias no se alinearon con sus expectativas, Kast optó por crear organizaciones a su medida, Republicanos, de la cual también se han alejado muchos de sus colaboradores iniciales.
A pesar de haber partido desde lugares tan distintos, hoy ambos comparten una misma posibilidad: conducir los destinos del gobierno de Chile. ¿Qué tipo de liderazgo queremos para el país que viene? Es el debate que se tomará la escena los próximos meses.
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