El futuro de la docencia: el otro jaque al sistema educativo



Por Macarena Yancovic, directora Pedagogía en Educación Básica, Universidad Finis Terrae

Hace pocos días se dio a conocer el análisis realizado por el Observatorio Docente del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), el cual evidencia la disminución experimentada en las matrículas de primer año de carreras de pedagogía, cayendo un 35,1% entre los años 2018 y 2021.

Si nos focalizamos en el caso de Educación Básica, la disminución es dramática, cayendo de 4.214 matriculados en primer año en 2018, a 1.341 en 2021. Lo anterior se vuelve altamente preocupante si consideramos que los profesores de educación básica cumplen sus funciones en prácticamente el 50% de los niveles del sistema escolar, considerando básica y media. Este estudio, ligado con el liderado por Elige Educar que proyecta para 2026 un déficit de 26.000 docentes, revelan cifras alarmantes que podrían hacer colapsar el sistema educativo nacional.

Este problema no es actual y viene alertándose ya desde hace algunos años. Un estudio realizado el año 2010 por Elige Educar junto al Banco Interamericano de Desarrollo ya evidenciaba este problema, en donde las carreras de pedagogía se definían como aquellas de más bajo prestigio y menos valorada. A eso se sumaba la baja valoración social que la profesión tenía, en donde solo un 20% de los jóvenes consultados consideraban que es un orgullo ser docente.

En un estudio realizado el año 2015 por Hernández-Silva et al. se sigue evidenciando una alta inconformidad por parte del profesorado en relación con la remuneración recibida, sumado a que solo un 12% de ellos considera que la sociedad confía en su calidad profesional.

Para hacer frente a lo anterior y apuntar a la mejora de las condiciones del profesorado, en 2016 se promulgó la ley 20.903 de sistema de desarrollo profesional docente, la cual trajo consigo grandes cambios que han beneficiado a un alto número de docentes como, por ejemplo, la definición de escalas salariales dependiendo del tramo en el que se encuentren los docentes. Si bien la ley mejoró las condiciones, no se ha logrado revertir el bajo interés que existe por parte de los jóvenes por estudiar carreras de pedagogía, llegando a los números rojos que enfrentamos en la actualidad.

En 2019, los resultados de la Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología liderada por Conicyt (actual ANID) revelaron un significativo cambio en la valoración social a la profesión docente, convirtiéndose en la cuarta profesión más valorada a nivel país evidenciándose de esta forma, un incremento en el prestigio del docente.

Frente a lo anteriormente expuesto, la pregunta natural que nace es: si mejoraron las condiciones de los docentes y la profesión docente es ampliamente valorada en nuestro país ¿por qué los jóvenes no optan por estudiar alguna carrera de pedagogía?

Esto releva la importancia, y la urgencia, de indagar en las posibles razones que evidencien el por qué los jóvenes no quieren estudiar pedagogía, para así poder tomar cartas en el asunto, antes que se comience a sentir en nuestro país esta sequía de profesores y ponga en jaque la educación de nuestros futuros ciudadanos.

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