Opinión

La hora del silencio

FOTO: DEDVI MISSENE Dedvi Missene

El Presidente Boric entrega hoy su última cuenta a la Nación, rito de nuestra vida republicana donde lo que se dice es casi tan importante como lo que se omite. Y esta oportunidad estará marcada por un silencio significativo, por la necesidad de esquivar en cada línea argumental y en cada énfasis del discurso, lo único que en esta hora podría tener sentido: hacerse cargo del enorme fracaso histórico que el actual gobierno representa, dar testimonio de un proceso de transformaciones refundacionales, del sueño impulsado por más de una década para arribar a “otro modelo”, que empezó a desmoronarse precisamente el día en que esta generación se instala en La Moneda.

Nadie lo reconocerá, pero el discurso de esta jornada tiene entre sus objetivos que el país no perciba que estamos ante el primer acto de despedida, no solo de un presidente, sino de un sueño y un anhelo, cristalizados en una generación que venía nada menos que a enterrar al neoliberalismo. Hoy, el presidente que simbolizó ese sueño y ese anhelo, tendrá que hacer como si nada hubiera ocurrido, como si el país no hubiera optado dos veces por quedarse con la Constitución de “los cuatro generales”; y como si la reforma previsional no hubiere consolidado el pilar contributivo y casi duplicado los recursos que terminarán invirtiendo las AFP, es decir, empresas privadas que administran fondos previsionales con fines de lucro. Dos de las derrotas que mejor sintetizan la muerte de un ideario y la envergadura de la resignación que ello implicó.

En resumen, el Presidente Boric tendrá que volver a presentar como una virtud el haber tenido que renunciar a prácticamente todo lo que su gobierno encarnaba; y deberá también eludir los problemas públicos a los que ese “sueño” malogrado hizo un innegable aporte: el deterioro de la inversión y del crecimiento económico, de la certeza jurídica y la estabilidad institucional; el avance desgarrador de las tomas y campamentos, donde la verdadera política social la hacen ahora los narcos y el crimen organizado; la inseguridad y el miedo a la delincuencia, convertidos ya para la gente, sobre todo los más vulnerables, en una nueva forma de vida.

Por último, los grandes énfasis del discurso tendrán como objetivo sacar de la escena y del foco las complicaciones que el gobierno afronta en estos días: los miles de millones de pesos desaparecidos a través de fundaciones ideológicamente falsas, el escandaloso número de licencias médicas falsas usadas para defraudar al Fisco, el caso Monsalve, etc. Seguramente la autoridad logrará que, finalizadas sus palabras, la opinión pública discuta con intensidad un par de días sobre una nueva ley de aborto sin causales, del drama humanitario en Gaza y algunas otras cosas. Pero lo que no habrá al terminar la jornada será voluntad y estatura política para empezar a hacerse cargo de un proyecto histórico fenecido, y de las duras consecuencias que ese intento impuso al país y a sus habitantes.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

Más sobre:Cuenta públicaPresidente BoricPrograma de gobiernoOpinión

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡OFERTA ESPECIAL CYBER⚡

PLAN DIGITAL desde $990/mesAccede a todo el contenido SUSCRÍBETE