“La industria del miedo”



SEÑOR DIRECTOR:

Daniel Matamala se equivoca profundamente al denostar a los empresarios, al atribuirnos oscuras motivaciones y al sugerir que, a propósito de la Convención Constitucional, somos promotores del miedo.

Los empresarios hemos debido emprender y competir a nivel internacional; y lo hemos hecho, precisamente, porque Chile ha sido uno de los países más abiertos del mundo. Ciertamente, aspiramos a un país aún más abierto y competitivo; de ahí nuestra postura en relación con los tratados de libre comercio. Pero, también entendemos que todas las empresas nacionales privadas son desafiables y promovemos con entusiasmo el proceso de “destrucción creativa”, que barre con el statu quo de las empresas establecidas.

La posición de una empresa no depende de prebendas o privilegios, sino de su habilidad para desarrollar ventajas competitivas sostenibles en el tiempo y por el valor compartido que generan.

Nos anima el bienestar de todos los chilenos. Por eso promovemos modelos de sociedad que fomenten la movilidad e inclusión social. Nos iría significativamente mejor si el nivel de vida, inclusión y cohesión social fuera mayor, como el de Nueva Zelanda.

La Convención Constitucional no es un problema, es una gran oportunidad. Pero lo que tenemos no va en la dirección correcta: menoscaba la unidad nacional, la democracia liberal con alternancia en el poder y el respeto por las minorías; termina con la eficaz separación de los poderes del Estado; pone en duda el Estado de Derecho y la igualdad ante la ley; deja desprotegidos a los ciudadanos frente al Estado; limita la propiedad privada, la participación de la sociedad civil y le pone frenos a una economía pujante y competitiva.

Axel Kaiser hace bien en advertirnos las consecuencias de un escenario negativo. Existen casos similares en la región donde han primado espíritus refundacionales que pavimentaron el camino hacia totalitarismos populistas que, a todas luces, han servido de inspiración para algunas facciones de la Convención. Daniel Matamala, al parecer, solo quiere sembrar odiosidad y envidia.

Nicolás Ibáñez Scott

Empresario

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