Por Magdalena MerbilháaLo político y lo correcto

Este miércoles, se aprobó en la Cámara de Diputados la acusación constitucional contra el ex ministro de Energía Diego Pardow por el escándalo de los sobrecobros en las cuentas de la luz. La instancia pasa ahora al Senado para ver si se le inhabilita por 5 años para ejercer cargos públicos por sus responsabilidades políticas.
Lo curioso es que, en esta votación, en un tema altamente sensible que, supuestamente, tenía indignado a todo el país, la votación no fue unánime. No se votó por los hechos y la objetividad de la falta, sino que se votó políticamente. Fueron 80 votos a favor, 39 en contra y 16 abstenciones. El oficialismo se dividió y hubo quienes estuvieron dispuestos a hacer lo correcto. Había mérito suficiente y las respuestas del ministro simplemente habían sido impresentables.
El exministro habría sabido de dos irregularidades, una por el mal cálculo hecho por el ministerio del cual él era cabeza, por tanto, responsable, donde se aplicó dos veces el IPC con lo que no sólo se sobrecobró en la luz, sino que se afectó la canasta básica como un todo, disparando la UF. Simple, a los chilenos les cobraron más en todo lo establecido en UF, es decir en muchas cosas. Pagamos de más por su culpa. La segunda irregularidad le habría sido informada por la empresa eléctrica que se autodenunció y buscó opciones de pago con el ministerio. Pardow no hizo nada, y habiendo pasado más de un año, la empresa volvió a pedir ver cómo hacer devoluciones. La defensa del ministro dijo que no había comunicado para no alarmar a la ciudadanía, simplemente una burla.
Lo increíble del caso es que esto se retrasó para después de las elecciones, ya que electoralmente todos debían votar “a favor” antes de la elección, para no perder votos, ya que la ciudadanía estaba indignada. “Lo tiraron para el corner” y lo retomaron el día después de la primera vuelta. No hubo quorum el lunes y ayer se apruebó, pero no por unanimidad. De los 39 que se opusieron al libelo, acusando responsabilidad de las eléctricas, están todos los comunistas que votaron colectivamente en masa. Son disciplinados como toda religión fanática. Ocho votos en contra y una ausencia. El Frente Amplio tampoco tuvo disidencias, 14 votos en contra, una abstención y una ausencia. El resto de los votos en contra estuvieron constituidos por PS, DC, PL, PPD e independientes de izquierda. Doce oficialistas, no pertenecientes al Partido Comunista ni al Frente Amplio se atrevieron a votar a favor y la derecha completa apoyo la acusación. Queda claro que el problema son los religiosos marxistas leninistas –PC y FA-. No hacen lo correcto, actúan políticamente. Esto ya había quedado claro en el caso de la casa de Allende donde se votó en contra de la acusación contra Maya Fernández por parte de los políticos y por la misma falta el Tribunal Constitucional destituyó a Isabel Allende inhabilitándola de ejercer cargos públicos por dos años, por la infracción a la prohibición constitucional de celebrar contratos con el Estado. Es lo mismo que había hecho evidentemente Fernández, pero los políticos la salvaron. Otra vez, el PC y el FA no hicieron lo correcto, sino lo político.
¿Por qué no enfrentaron la acusación de Pardow previo a las elecciones? Simplemente, porque entonces, como estrategia política que sólo busca conseguir y mantener el poder, habrían tenido que votar en contra, para no perder votos. No hacen lo que corresponde por convicción, sino sólo por conveniencia. Es esto lo que tiene cansado a Chile. La falta de moral objetiva y el cálculo político inmoral y asqueroso. Ese que esconde y tapa lo incorrecto, ese que defiende a Monsalve y que le presta La Moneda para hablar a la prensa y que usa recursos públicos para tapar y ocultar, claro, para no “alarmar a la ciudadanía”. Ese cálculo que permite el show de Catalina Pérez y demora las investigaciones. Esa inmoralidad que mueve los hilos para frenar el caso Procultura ya que pareciera ser que hay muchos involucrados y tal vez los hilos tocan a los que se creen “intocables”.
Basta de falta de ética, basta de malas personas en la política. Que todos los “truchos y chantas”, sean del partido que sean, tengan el apellido que tengan, paguen por sus faltas. La democracia se protege de los malos elementos desde una justicia independiente que no debe y no puede ser corrupta, lo que hace que veamos con preocupación los atisbos, mayores y menores, de acciones corruptas que afectan a la institución. “Hay que sacar la maleza antes que se coma el jardín”. Usted acaba de ver como faltando a la moral y a lo que es correcto, votaron en contra, de lo que era y es a todas luces, evidente. Todo porque la política abandona la moral. Felicitaciones a los díscolos del oficialismo, ya que hacer lo correcto es lo que corresponde. Gracias a ellos hay esperanza.
Por Magdalena Merbilháa, periodista e historiadora
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