Los debates y la nueva política


Los debates presidenciales siempre generan atractivo entre la prensa y las personas a quienes les interesa la política y la contingencia. Esta semana vimos dos versiones antagónicas: los cuatro postulantes que representan a la derecha (o centro derecha y derecha liberal como se auto-declaran) y el de los dos representantes de la izquierda. La literatura dice que los debates son riesgosos para quienes van ganando, y una oportunidad para aquellos que son menos conocidos. Y se agregan frases que han sido un mantra en los comandos presidenciales: “nadie elige a un candidato por el programa”, “ni los partidos leen los programas” y “el debate no influye en el voto”. Eso hasta ahora.

Los dos debates fueron antagónicos porque mientras los postulantes de derecha hicieron gala de la vieja política de enfrentamientos, diferenciaciones y triunfos a costa de la derrota del compañero de coalición, el encuentro de los aspirantes de izquierda mostró una nueva manera de contar sus proyectos a las personas: como compañeros de coalición dibujaron la idea de un equipo y con hechos mostraron como puede ser una política “colaborativa”, propia de los tiempos que corren. Si vamos juntos llegaremos más lejos es el lema.

Esta nueva política que se pregona también debiera tener una manera de comunicar coherente, que refleje en cada una de sus acciones y contenidos el perfil del candidato. Las frases del debate de Jadue y Boric mostraron el vocabulario de esa política renovada y sus códigos: yo te cedo mi tiempo, compartimos la mirada sobre este problema, estoy de acuerdo con tus planteamientos... El mejor resumen fue del meme “¡pero si somos hermanos!” utilizando el clásico comercial de dos hermanos que comen manjar mientras enumeran como los quieren en su familia.

Se trató de un debate colaborativo, pues ambos saben que representan a una enorme cantidad de personas cansadas de la política tradicional, esa política odiosa que se palmotea la espalda cuando hacen tropezar al adversario de su propia coalición. Boric y Jadue pusieron en escena una coreografía amable, proyectaban confianza y una alianza que tiene como objetivo político que el proyecto prospere. Ellos saben que tras medirse en una primaria, uno será ganador y el otro será su colaborador.

¿Y qué sucede con las mujeres candidatas de centroizquierda? ¿Qué piensan ellas de cómo resolver la situación actual? ¿Le van a dejar a sus partidos esa conversación o una de las dos va a tomar el teléfono y podrán conversar, colaborar? ¿Comprenderán que representan a mucha gente que confía en la posibilidad de reivindicar la política? La idea de mandarse recados por la prensa no parece ser la mejor estrategia para reconquistar confianzas. ¿Nos sorprenderán pactando entre ellas una colaboración en pos del proyecto que representan? La nueva política no puede ser solo declarativa, hay que echarla a andar.

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