Opinión

Presidente Boric vs. Secretario Rubio

* 21 de febrero de 2025: Marco Rubio sostiene una llamada telefónica con el Presidente de Kenia.

* 5 de marzo de 2025: Marco Rubio sostiene una llamada telefónica con el Presidente de Paraguay.

* 19 de marzo de 2025: Marco Rubio sostiene una llamada telefónica con el Presidente de Ucrania.

* 11 de mayo de 2025: Marco Rubio sostiene una llamada telefónica con el jefe de gobierno de Alemania.

* 13 de mayo de 2025: Marco Rubio sostiene una llamada telefónica con el Presidente de Finlandia.

El Secretario de Estado Rubio también ha conversado por teléfono este año con los jefes de Estado o de gobierno de Trinidad y Tobago, Guyana, Ruanda, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Armenia, Irak entre otros. La lista es larga, diversa y no discrimina por hemisferio.

* 3 de junio de 2025: el Presidente Boric se negó a recibir una llamada telefónica de Marco Rubio.

¿La explicación? “Los presidentes hablan con los presidentes”. Me pregunto si el Presidente de Finlandia pensó lo mismo antes de atender el teléfono. O si Zelensky, ocupado como debe estar, se sintió ofendido con el llamado.

Mientras nuestro Mandatario se enredaba explicando su decisión, las redes sociales se llenaban de fotos: Boric reunido con el antecesor de Rubio, Antony Blinken; Sebastián Piñera con Hillary Clinton; Michelle Bachelet con John Kerry; y Ricardo Lagos con Condoleezza Rice.

La respuesta del gobierno ante esas imágenes fue aún más desconcertante: según ellos, le correspondería recibir al Secretario de Estado en La Moneda, pero no atenderlo por teléfono. Es decir: en persona, con café y la bandera chilena de fondo, sí; por teléfono, no. Una distinción algo antojadiza.

Dejando las ironías de lado, el Rubio-gate es el último ejemplo que confirma una realidad preocupante. Tenemos a un Presidente que conduce nuestra política exterior guiado por sus gustos personales y no por los intereses nacionales. Es lo único que explica su decisión en el caso Rubio, que nos recuerda al día en que no recibió las cartas credenciales del embajador de Israel. La relación con la Casa Blanca en este momento es tan delicada como importante, y el Presidente parece no entenderlo o, peor aún, no importarle. Es cierto que, por regla general, los cancilleres no llaman directamente a los presidentes. Es una práctica diplomática excepcional, aunque mucho más común cuando se trata de Estados Unidos. Pero que la llamada sea inusual no significa que deba rechazarse. Así, al menos, lo entendieron los mandatarios de Ecuador, Guyana, Alemania y muchos otros. Ninguno tomó el camino de Boric. Pero nuestro Presidente está mas preocupado de las señales que envía a su galería que de sus responsabilidades bajo el Artículo 32, párrafo 15, de la Constitución.

En un mundo que premia el pragmatismo, el Presidente sigue en la adolescencia diplomática: ofendido, selectivo y con el celular en modo avión.

Por Benjamin Salas, abogado, colaborador asociado de Horizontal

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