“Que lo inevitable sea evitable”

FOTO: DIEGO MARTIN/AGENCIAUNO


SEÑOR DIRECTOR:

Tanto se habla de la conducta dolosa y negligente de quienes habrían gatillado los focos de incendio en la zona centro sur y del cambio climático como causa de su rápida propagación (poca humedad y altas temperaturas), que nuestra mente se desvía de hacer las preguntas correctas acerca de si el actuar o no actuar del Estado ha influido en aquello: ¿Existe alguna omisión por parte del Estado?, ¿cómo ha reaccionado ante el evento?, ¿ha habido omisión en la falta de regulación y en la adopción de medidas preventivas?

Los primeros indicios de respuesta aparecen con solo revisar el derecho comparado. A modo de ejemplo, en España, el Código Forestal exige a cada propietario implementar cortafuegos en las zonas de riesgo de incendio, debiendo hacerlo el organismo público si el particular no lo ha hecho (con cargo a este último), los bomberos cuentan con una remuneración que se inicia en los 2.300 euros, existiendo diversos requisitos para ser parte del cuerpo de bomberos y una academia de capacitación. En nuestro caso, la regulación clave en esta materia prácticamente se acota a las penas para quienes fueron los responsables de gatillar los incendios, siendo insuficiente la regulación desde el punto de vista técnico, obras materiales y planificación territorial.

Ahora bien, la regulación tarda y los desastres ya están ocurriendo. Pero, entonces, ¿habría sido relevante solicitar el apoyo de las Fuerzas Armadas antes de que las pérdidas fueran tan significativas?, ¿se pudo gestionar anticipadamente el apoyo internacional para un evento que era posible prever? Solo cuando la situación se comenzó a descontrolar es que se realizaron acciones como estas.

Me gustaría reiterar una frase: “Que lo inevitable sea evitable” y que fluye de la idea de concientizar a los organismos públicos y a la población en general respecto a la gran tarea de reducción de desastres que tenemos por delante, porque la creación de conciencia y los cambios siempre surgen cuando los desastres ya se han producido. Se supone que estamos (y cada uno está) en el punto de evolución exacto y que las experiencias suceden como deben ocurrir. Pero, ya basta, me niego a pensar que necesitamos más experiencias para aprender.

Yordana Mehsen Rojas

Counsel Grupo Evans y WeAre1; ex jefa de litigios y procedimientos administrativos SEIA

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