Repensar el presupuesto de Salud pospandemia

Hospital Carlos van Buren

Por Eduardo del Solar, Director ejecutivo Asociación de Proveedores de la Industria de la Salud (APIS)

La pandemia del Covid-19 ha revelado las debilidades de nuestro sistema de salud y debería llevar al nuevo gobierno -que asuma en marzo del próximo año- a repensar la forma en que se asignan los recursos sectoriales, de manera de establecer las condiciones que permitan no solo dar una atención más oportuna y de calidad a los pacientes, sino también, aumentar sus expectativas de vida frente a las patologías de mayor prevalencia.

Para lograrlo hay varios factores clave a considerar. Dentro de ellos, destacan el fortalecimiento de la atención primaria y un diagnóstico oportuno de las enfermedades, de manera de prevenir complicaciones y reducir muertes.

Si miramos datos de la OCDE, nuestro país tiene un gasto en salud -como porcentaje del PIB- que llega a 8,5%, por debajo del promedio de ese bloque. Sin embargo, esa cifra es engañosa, ya que sobre el 30% corresponde al aporte de las personas y no al Estado. Si seguimos con las comparaciones, Chile está muy atrás en número de doctores, enfermeras, camas básicas y UCI, y de equipos como escaners o resonadores magnéticos, por mencionar solo algunos ítems.

Dadas estas deficiencias, urge elevar el gasto per cápita, no solo para estar bien preparados a la hora de enfrentar una nueva pandemia, sino para mejorar la capacidad de reducir las muertes por ciertas enfermedades que han ido al alza por falta de diagnósticos tempranos y de una política de prevención más activa.

Un caso es el del cáncer. Hoy es la segunda causa de muerte en el país, pero en las últimas décadas ha ido en aumento respecto a otras patologías e incluso, en algunas regiones de Chile se ha convertido en la primera causa de fallecimientos. Si bien el Ministerio de Salud ha generado programas eficientes para la detección de algunos tipos de cáncer, como el cérvico uterino y de mama -los de mayor prevalencia en las mujeres- aún no hay disponibilidad suficiente de equipamiento clave para que estas iniciativas alcancen a un mayor porcentaje de la población.

Es aquí donde los dispositivos médicos cobran un valor social de alto impacto, ya que la tecnología médica se encuentra en todas las etapas del proceso de atención del paciente -prevención, diagnóstico, tratamiento, monitoreo y complicaciones-, permitiendo generar una mejora significativa en la calidad de vida de los habitantes. Su correcta adopción y uso aportan al bienestar de la población, contribuyendo a disminuir la pérdida de años saludables.

En esta línea, cifras de la Asociación de Tecnología Médica Avanzada (Advamed), indican que en las últimas dos décadas el progreso en la tecnología para la salud ha reducido en 15% la tasa de mortalidad, 25% las discapacidades y 56% los días de hospitalización. Es decir, gracias a los dispositivos médicos, la población ganó 3,2 años de vida saludable.

Es así como estimamos de la máxima relevancia el trabajo realizado por un grupo de directores de servicios de salud con el fin de elaborar una propuesta que mejore la calidad de atención y la percepción que tienen los usuarios al momento de atenderse en la red pública de asistencia. Además, el documento apunta también a realizar cambios en el financiamiento, separar la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Minsal y reformar profundamente Fonasa

Con todos estos antecedentes y diagnósticos -procedentes de los distintos actores que participamos del sector Salud- estimamos fundamental que el futuro gobierno tenga entre sus prioridades aplicar una reingeniería que incremente la eficiencia de los recursos que se asignan, de manera de entregar una atención digna y oportuna a todos los ciudadanos y ciudadanas.

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