Venid y hablemos todus (sic)



Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

Impresiona la ausencia religiosa en este megaencierro, vacío aprovechado por otros credos. El mundo está más confundido que nunca, pero vean ustedes, en vez de recurrir a medios de recogimiento o meditación -devociones, misas, servicios evangélicos, y procesiones-, toda esa energía piadosa, potenciada en situaciones límites como la actual, se canaliza esta vez hacia propósitos pastoriles no santos, aunque resulte igual de beata la manera de convocar y congregar. Mundos desacralizados, desprovistos de alicientes espirituales, son caldo de cultivo para religiosidades espurias. Viene sucediendo hace siglos. Tiempo atrás fueron ideologías; hoy, afanes por poner a colectivos en movimiento lleva a apelar a masas encerradas e incautas, “en línea”, hambrientas de que se las despierte y escuche (se supone).

Basta ver el llamado que acaban de hacer los rectores de las universidades de Chile y Católica a sumarnos, todas y todos (“todus” en jerga de la UCh), a la iniciativa de una gran plataforma en que, idealmente, al menos uno de mil chilenos (se estima que 15 mil en todo el territorio nacional) participe en encuentros sociales, entrevistas, encuestas, “videollamadas orientadas por un facilitador”, a fin de recoger nuestras “emociones, deseos, experiencias”, haciendo que esta “foto” (la llaman algunos), “diálogo nacional”, buzón de sueños (según otros), sirva de “hoja de ruta” para orientar nuestro nuevo renacer como país. Al “focus group” más masivo concebido por sociólogos, lo anuncian con redoble de tambores: “Tenemos que hablar de Chile”.

La intención, modalidad y oportunidad elegidas admiten reservas. Nuestras principales universidades no son modelos de diálogo y tolerancia hace rato (en asambleísmo son expertas). Convertir a universidades en redes sociales constituye un despropósito. A la Universidad le interesa más el pensar cualitativo que cuantitativo, y además no anda anunciando que va a pensar, piensa simplemente. Revisando la nómina de consejeros, ONG involucradas, e inspiradores de la idea, son varios los activistas a quienes hace décadas se les escucha proyectos populistas de este tipo, por supuesto que no a esta escala, pero vamos, ¿quién se hubiese imaginado una audiencia cautiva ofrecida como la actual? Ricardo Lagos es otro que trasmite en esta línea; desde que dejó el gobierno con ganas de volver, periódicamente llama a “pensar Chile” sin resultados significativos. Bachelet intentó algo similar con los “encuentros locales autoconvocados” (ELA), ¿qué fue de ellos? En fin, que esta sea “una iniciativa de bien público que no tiene filiación política” suena tartufo. Lo cual lleva a preguntarse respecto a los otros involucrados: ¿son ingenuos, lo hacen por figurar, o creen que pueden manejar a este pretencioso “We The People” en red? Está por verse.

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