Opinión

Voy y vuelvo

¿Se fugó del país? Sicario venezolano pagó un Uber desde Estación Central a Iquique.

Sería para reírse si no fuera para llorar. Todos sabemos lo que sucedió. El imputado de asesinar a un comerciante del barrio Meiggs, y también supuestamente miembro de un grupo del crimen organizado, salió por la puerta de la cárcel gracias a un oficio emitido por el Tribunal de Garantía. Esto sería imposible si se aplicaran los principios básicos de la racionalidad y la probidad, pero alguno de los dos -o ambos- se transgredieron en un grado incompatible con una sociedad funcional.

La reacción general es de estupor e indignación. Entiendo la indignación, pero ¿de qué nos sorprendemos? Guzmán Loera se fugó las veces que quiso, a Escobar Gaviria le habilitaron un hotel de cinco estrellas para que pareciera que estaba preso. El Tren de Aragua es dirigido desde una cárcel que controla y una de sus “líneas de negocios” es la gestión interna de los penales.

En América Latina, la única manera segura de encarcelar a los narcotraficantes es enviándolos a Estados Unidos. Esa es la realidad. Y en esa dirección va el camino que los chilenos, desde hace poco mas de una década, decidimos recorrer. El que nos está llevando rápidamente a ser un país latinoamericano más, lastrado por el subdesarrollo, atemorizado por la violencia, carcomido por la corrupción y estancado en el marasmo de un sistema político deslegitimado y disfuncional.

Nuestro Presidente será el anfitrión de los gobernantes de la izquierda hispanoamericana. Los herederos e impulsores de todas y cada una de las políticas responsables de que sigamos siendo paladines de las recetas fracasadas de estatismo, lucha de clases y hostilidad a todo lo que es libertad de emprender, progreso individual e imperio de la ley.

¿Qué tiene que ver la fuga del imputado con la reunión de presidentes? Tiene todo que ver, porque lo que nos ha traído hasta donde estamos, de vuelta a los problemas y los vicios del barrio al que pertenecemos, ha sido una sucesión de opciones por las políticas que ellos promueven, las que han demolido sistemáticamente el sistema jurídico institucional y el modelo de desarrollo que estuvo a punto de llevarnos al primer mundo.

Cuando, con Michelle Bachelet, abandonamos la prioridad conceptual por el crecimiento y la sustituimos por la búsqueda de la igualdad, cuando la presión política para tener un sistema electoral proporcional logró terminar con el mayoritario que teníamos, cuando el PC volvió a integrar -y ahora a liderar- la izquierda sistémica, rápidamente nos reencontramos con lo que siempre habíamos sido: uno más de los que romantizaban la revolución cubana y denunciaban el “imperialismo yanqui” y su sistema.

Y aquí estamos, leyendo noticias económicas de estancamiento, policiales de ajusticiamientos entre bandas y crimen organizado, políticas sobre proyectos delirantes como el de la eliminación de la UF, además de otras joyas por el estilo. Esta fuga grotesca sólo nos mostró que las decisiones equivocadas de la última década ya nos trajeron de vuelta a lo que siempre fuimos. Nada de qué sorprenderse.

Por Gonzalo Cordero, abogado.

Más sobre:FugaSicarioPrófugoGendarmeríaTren de AraguaMeiggs

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¡Celebra el Día del Amigo con descuentos!

Digital + LT Beneficios$1990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE