Camilo Yáñez: Las paradojas de Chile

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Nadar con tiburones es fascinante es el insólito título de la instalación de Camilo Yáñez (41) en la sala CCU. La frase replica una desafortunada declaración que hizo un diputado a la prensa en enero de 2015, comentando con inocencia sus vacaciones mientras el país presenciaba indignado los escándalos de corrupción. La muestra se ofrece como un paisaje visual que pone en evidencia las contradicciones del Chile actual.




Paula 1190. Sábado 2 de enero de 2016.

Nadar con tiburones es fascinante es el insólito título de la instalación de Camilo Yáñez (41) en la sala CCU. La frase replica una desafortunada declaración que hizo un diputado a la prensa en enero de 2015, comentando con inocencia sus vacaciones mientras el país presenciaba indignado los escándalos de corrupción. La muestra se ofrece como un paisaje visual que pone en evidencia las contradicciones del Chile actual.

El cruce entre vida personal y contexto social ha sido, desde el principio, motivo de interés para el artista y curador Camilo Yáñez. Lejos de la actitud ensimismada o de la idea de un "inventor" de imágenes, Yáñez se erige como un atento lector, editor y comentarista de la realidad.

Camina por la ciudad, toma apuntes, colecciona imágenes, recolecta objetos, saca fotos y graba videos, recorta periódicos, investiga historias, lee poesía, mira películas, escucha música y con este archivo elabora relatos visuales que interrogan críticamente a la cultura.

La muestra, que ahora está montada en la sala de arte CCU, sumerge al espectador en lo que el artista llama un "paisaje paradójico", que pone en escena las contradicciones que marcan al Chile actual. "Me interesa que mi obra piense sobre la sociedad chilena, porque es el lugar que debo enfrentar. Somos una sociedad completamente paradójica, una especie de antisociedad, donde existimos como clientes, usuarios o consumidores, pero estamos negados como comunidad. Creo que los agentes culturales y artistas tenemos la responsabilidad de generar situaciones que permitan visualizar los problemas y malformaciones existentes y desde allí pensar y soñar nuevas posibilidades", señala Yáñez.

Además de artista, Camilo Yáñez es curador, escritor, asesor de políticas culturales y profesor universitario. Entre 2000 y 2008 fue curador del emblemático espacio Matucana 100, que sacó adelante junto al actual ministro Ottone, y en 2009 fue curador de la Bienal del Mercosur. "Me reconozco como alguien que opera mutisistémicamente", dice.

El eslogan que titula su exhibición es una desafortunada frase pronunciada por un diputado entrevistado por el diario La Segunda en enero de 2015. Nadar con tiburones es fascinante, decía el político, narrando con ingenuo entusiasmo sus aventureras vacaciones, mientras, en ese mismo momento, el país entero asistía al destape de varios episodios de corrupción.

Elementos visuales, materiales y objetuales se cruzan y tensionan sus significados, dialogando dentro del paisaje paradójico de Yáñez, hecho de engañosos reflejos. El objeto central es una piscina con agua en movimiento, la que se encuentra encerrada dentro de una jaula. De este modo, el artista comenta la situación del agua como recurso privado y excluyente, convirtiéndolo en obra de arte que se mira pero no se toca. La pieza –dura, fría y perfecta– se inserta en una atmósfera que exacerba, de forma muy estética, su violencia. En los dos muros laterales un rayado construye la frase "Sumergidos en paradoja", con las letras invertidas, las que se leen al derecho en el reflejo que se produce sobre el pulido piso de mármol de la sala. En otro muro, se exhiben una serie de piezas gráficas de cuidada ejecución que replican otras declaraciones absurdas de políticos, extraídas de la prensa escrita.

Cuatro grandes pantallas rodean la piscina colgando desde arriba. En ellas se proyectan las imágenes, también invertidas, de calles, muros y veredas vacías, donde el artista transitó durante este año, registrándolos en silenciosos planos secuencia. "Lo que hay en los videos es nuestro propio contexto visual invertido", explica el artista. "Las secuencias hablan de la soledad, del vacío que hay. Todos los videos están filmados apenas sale el sol, muy de madrugada. Es como la sensación del after party. Creo que a Chile le ha pasado eso; la fiesta del regreso a la democracia se acabó, las luces se apagaron y ahora debemos mirarnos a la cara, sin efectos especiales"

"Chile está pasando por un momento clave", comenta Camilo Yáñez. "La transición ya se acabó y nuestra imperfecta democracia necesita ajustes urgentes. Lo que se hace y lo que se comunica adquiere mucha carga histórica y me interesa ser capaz de fijar una mirada desde el arte sobre este proceso".

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