El autocuidado es quererse: No es malo ser egoísta si te estás preocupando por ti




Según la Organización Mundial de la Salud, “el autocuidado es la capacidad de las personas, familias y comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica”, un concepto del que mucho se ha hablado en estos meses de pandemia, siempre remarcando la importancia que tiene ponerlo en práctica pues se relaciona tanto con el bienestar físico como con emocional.

Por lo general no le damos mucha relevancia al autocuidado. Y es que sentimos que al hacerlo estamos siendo egoístas y preferimos ponernos a nosotros antes que otros aspectos relevantes de la vida como son el trabajo, la familia, los amigos, cumplir con cada uno de los ítems del listado de tareas y cosas que hacer cuando lo cierto es que si no hay bienestar, es difícil cumplir con el resto.

“Autocuidarse es realizar aquellas conductas y acciones en función de uno mismo de manera consciente e intencional. Son acciones cuyo objetivo tienen consecuencias positivas para las personas, para su bienestar físico y emocional. Sin embargo, lamentablemente es algo que a menudo se confunde con el consumismo ya que está centrado en cumplir los deseos del resto”, dice la psicóloga de Clínica Indisa Cecilia Taborga.

Al contrario de lo que se cree, el autocuidado es quererse y según explica la experta “es necesario un acto necesario y no egoísta. Por el contrario, es quererse y valorarse. Es sentir que uno es importante y que todos requerimos de ciertas conductas que nos permitan mejorar nuestra calidad de vida”.

Y no se trata de dedicarnos un día para luego volver a una rutina colapsada, llena de actividades, tareas y responsabilidades que van a terminar postergándonos, más bien es incorporar a la vida diaria una manera de mirarnos y darnos cuenta de cómo estamos, qué necesitamos -que no es lo mismo que qué deseamos-, qué autocuidados tendremos hoy o durante la semana en función de nuestra salud física y emocional.

Quienes no saben cómo empezar pueden hacerlo con gestos pequeños y simples como salir a caminar, conectarse con amigos y amigas, sentarse en una plaza a sentir el viento o los árboles, tejer o bordar. Darse un tiempo.

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