La canción que me marcó: Cantata de Puentes Amarillos, de Pescado Rabioso




“Decidí irme de mi casa a los 21.

No tenía nada resuelto, pero una sensación profunda en el pecho no me dejó seguir ahí. No tenía grandes problemas con mi familia, pero esa idea de no pertenecer había pasado la simple adolescencia y se transformó en verdad, simplemente ya no era mi lugar.

La motivación no vino de la nada, previamente había vivido algunos meses en la universidad, durante una toma realizada en 2015 en el contexto de las movilizaciones estudiantiles. En este periodo descubrí y experimenté muchas cosas que han definido la persona que soy hoy. Después de eso solo duré una semana en mi casa.

El cierre de este proceso lo hicimos con un viaje a la playa; habíamos pasado mucho tiempo juntos con mis compañeros y amigos, y queríamos despedirnos como correspondía. Cuando llegamos al departamento, nos dimos cuenta de que nadie había llevado música, pero para nuestra sorpresa nos encontramos con una pequeña radio y un único CD: Artaud, de Pescado Rabioso. Así fue como durante todo el fin de semana lo único que hicimos fue reír, disfrutar y escuchar a Spinetta, una y otra vez.

No era la primera vez que lo escuchaba, el ‘flaco’ era usual en nuestra playlist grupal, y ya se había sumado a la mía personal. A esas alturas se había transformado en algo muy especial para mí, particularmente Cantata de Puentes Amarillos.

Aún me impacta cada vez que la escucho, los cambios de ritmos, la poesía de cada verso, cómo las emociones se desbordan durante los nueve minutos de canción. Minutos que se volvieron un espacio seguro, un espacio solo mío. “Las almas repudian todo encierro”, resonaba en mí cabeza cada vez, como una especie de mantra.

Después de irme de la casa, viví por algunos meses con distintas amigas y sus familias, de las que siempre me he sentido profundamente agradecida y donde aprendí mucho de cada una. Hasta que con el apoyo de mi mamá, y un trabajo estable compatible con mis estudios, pude encontrar un espacio propio, donde por fin me sentí yo, libre.

Artaud y esta canción significan para mí un viaje duro pero brillante; significa recuerdos y esperanza, amistad y compañerismo, soledad y miedo. Todo a la vez, y todo entremezclado en esos mismos nueve minutos.

Hoy, escuchándola mientras escribo esto, resuena otra parte de la canción: “Aunque me fuercen, yo nunca voy a decir que todo el tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor”.

Mañana es mejor.

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