El rol de las parejas de Jara y Kast detrás de la presidencial
Mientras Claudio Rodríguez, asistente social y militante del PC, mantuvo un bajo perfil, apoyando a la abanderada del oficialismo desde una segunda línea, Pía Adriasola -esposa del candidato republicano y defensora de posturas valóricas conservadoras-, optó por un estratégico silencio mediático y se centró en el despliegue territorial, adoptando de facto el rol de primera dama.

La noche del martes se realizó el último debate en televisión entre Jeannette Jara y José Antonio Kast. Algunos creían que la candidata presidencial oficialista y de la DC llegaría junto a su pareja desde hace más de 10 años, el asistente social de la Universidad Católica Claudio Rodríguez (53) -también militante del Partido Comunista-.
Pero no fue así. A la entrada de TVN un grupo de artistas, entre ellos, el humorista Bombo Fica y los actores Claudio Arredondo y Gabriel Cañas, esperaban a Jara para ingresar con ella al canal.
Rodríguez siguió la misma rutina que en todos los debates anteriores. Acompañado de su hija mayor, quien vive con él, siguió el último cara a cara presidencial por televisión desde el living de su casa, en Ñuñoa, con un buen picoteo. Momentos antes de que la candidata entrara al estudio le envió un WhatsApp deseándole mucha suerte.
“El abuelo” -como le dicen algunos amigos a Rodríguez, por algunas de sus costumbres, como acostarse temprano y preferir un té en vez de un trago- ha estado junto a Jara en toda su campaña presidencial y ha sido su principal consejero político, cuentan cercanos a ambos. Eso sí, precisan, siempre desde el anonimato, algo que acordaron los dos al empezar. No ha dado entrevistas y sólo ha hecho escuetas declaraciones.
“Por su tranquilidad y la forma pausada de ver la vida, él siempre ha sido un cable a tierra de Jara y lo fue en los momentos más difíciles de su campaña”, señala un cercano a la candidata.
Rodríguez, quien desde julio de 2024 se desempeña como coordinador regional del gabinete de la Dirección Nacional del Registro Civil, sólo ha aparecido en público junto a su pareja en contadas ocasiones.
Una de ellas fue el pasado 16 de noviembre, cuando, cerca del mediodía, llegaron tomados de la mano al Liceo Federico García Lorca de Conchalí, donde ella votó. Mientras Jara sonreía, agradecía el apoyo de algunas personas y respondía preguntas de la prensa, Rodríguez mantenía su rostro imperturbable.
Hoy también la acompañará a sufragar, para luego almorzar juntos en la casa de la candidata, descansar un par de horas y partir al Hotel Fundador, donde esperarán los resultados de la elección.
El empleado público también asistió -junto al hijo de Jara, Andrés- al cierre de la campaña de la primera vuelta en Maipú, donde fue presentado por la animadora como “el ‘pinche’ de nuestra querida candidata”. Parte del público, que esa noche llenó la Plaza de Maipú, comenzó a gritar espontáneamente: “¡El pinche, el pinche...!”, lo cual obligó a Rodríguez a subir al escenario y saludar a la candidata con un beso y un abrazo.
Fue la propia Jara quien lo presentó como su “pinche”, al ser consultada por su situación sentimental a inicios de abril, días antes de renunciar al Ministerio del Trabajo y Previsión Social, para iniciar su carrera a La Moneda, cuya primera estación fueron las primarias del 29 de junio.
“Tengo un pinche, llevamos su buen rato. Nos queremos un montón, nos cuidamos. Él es piola y yo terriblemente intensa”, dijo la entonces secretaria de Estado, en una entrevista en el canal de streaming Copano News, donde también contó que vivían a una cuadra de distancia y que no se casaría por tercera vez (Jara se casó por primera vez a los 19 años y, dos años más tarde, su pareja murió. Varios años después se volvería a casar. De esa relación nació su único hijo).
“Yo creo que ya no estoy para vivir con alguien más. Es que como que pasé a otra etapa. Me gustan mis momentos de silencio, de autonomía, de tener espacios para mí y mi hijo. Y como los dos venimos de segundas vueltas, esto nos permite tener espacios con los hijos, que es como viven muchas parejas hoy en día”, dijo Jara en una entrevista en La Tercera, a mediados de mayo.
El concierto de Los Jaivas del domingo pasado en el Estadio Nacional grafica su tipo de relación, en que cada uno respeta sus espacios. Esa noche, Rodríguez asistió a la cancha junto a su hija menor, y Jara llegó invitada a la zona vip.
Rodríguez, quien juega muy bien al fútbol y es hincha de Colo Colo, también asistió al cierre de campaña el jueves en Puente Alto, pero esta vez no subió al escenario.

La Jota y Bachelet 2
Rodríguez pertenece a una familia tradicional de clase media, con diversas posturas políticas. Creció en la Villa Frei, en Ñuñoa, estudió -de kínder a cuarto medio- en el colegio particular católico Calasanz y posteriormente ingresó a Trabajo Social en la Universidad Católica, de donde egresó en 1995. Posteriormente hizo un magíster en Estudios Latinoamericanos en la U. de Chile.
Según él ha comentado, forma parte de aquella generación de jóvenes universitarios de izquierda que, tras el gobierno de Patricio Aylwin e inicios del de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, comenzaron a sentirse desilusionados de la moderación y la política de acuerdos con la derecha que rigió el actuar de la Concertación. Unos tíos cercanos que fueron exiliados también influyeron en su decisión.
Bajo esa sensación y atraído por la mística de las Juventudes Comunistas ingresó a militar en 1994. En la “Jota” conoció a Jara, al actual diputado electo Marcos Barraza y a Darío Quiroga -exjefe estratégico de la candidata-, quien estudiaba Sociología en su misma universidad.
Durante los gobiernos de la Concertación, donde el PC no tuvo cabida, él y Jara tomaron caminos distintos. Mientras la actual abanderada oficialista entró a trabajar al Servicio de Impuestos Internos y, de la mano de Gladys Marín, primero, y de Guillermo Teillier, después, fue escalando posiciones al interior del PC.
Rodríguez, en cambio, entró al mundo de las ONG, especializándose en la prevención y adicción a las drogas en jóvenes de sectores populares y al mundo académico. Hizo clases de políticas sociales en la U. Andrés Bello, Academia de Humanismo Cristiano y Usach.
Ambos volverían a encontrarse al inicio del gobierno de la Nueva Mayoría (Bachelet 2). Barraza -hombre de Teillier- fue nombrado subsecretario de Previsión Social, quien, a su vez, llevó a Jara como su jefa de gabinete y a Rodríguez como jefe de una repartición.
Por esos días comenzó el romance entre ambos, el cual continuó cuando Barraza fue ascendido a ministro de Desarrollo Social el 10 noviembre de 2016: Jara ocupó su cargo en la subsecretaría y Rodríguez asumió como jefe de gabinete del nuevo ministro.
Ellos tres, además, del actual subsecretario del Trabajo, Pablo Chacón, conformaron un grupo de amigos, a quienes los unía ser discípulos de Teillier y opositores al ala dura representada por Carmona y Daniel Jadue. Aunque es militante socialista, el actual jefe de gabinete de Jara, Jorge Millaquén, también es cercano al grupo.
En 2017, Rodríguez escribió algunas columnas en la página web de Radio Cooperativa sobre participación ciudadana, infancia y educación popular. Durante el gobierno de Piñera 2 trabajó como director de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) de la Municipalidad de Independencia.
“Ella ha dicho que ella es la que entra a La Moneda, no yo”
El 5 octubre de 2019, dos semanas antes del estallido social, Jara y Rodríguez inscribieron la Fundación Ideas para Conchalí, que permitió a Jara comenzar a hacer difusión local antes de comenzar su campaña para alcaldesa de esa comuna. Tras el 18/O fue espacio para promover el Apruebo de una nueva Constitución.
Aparte de su actual empleo, durante el actual gobierno del Presidente Gabriel Boric, el trabajador social fue jefe de Gestión Territorial y jefe de gabinete en la Subsecretaría de Prevención del Delito en el período de Eduardo Vergara (PPD).
Una de sus pocas declaraciones fue el 11 de noviembre, cuando, durante el cierre de campaña en Maipú fue consultado por una periodista de Canal 13 sobre su relación con Jara. “Yo soy más tranquilo, más piola, sí. Ahí nivelamos”. También aclaró que si Jara llega a La Moneda, él no asumiría un rol institucional: “Ella ha dicho que ella es la que entra a La Moneda, no yo”.
“Tengo claro que él no va a ser el primer pinche de la nación… Esa figura ligada a la familia es muy del siglo pasado”, había adelantado Jara en junio al diario La Segunda.
Cualquiera sea el resultado de hoy, cercanos a ambos afirman que está completamente descartado que él asuma algún rol en La Moneda.
El estratégico silencio de Pía Adriasola
“No porque alguien haya decidido que se va a acabar el cargo se termina el rol de la primera dama. Esto es mucho más que un cargo, es un rol”.
La tarde del lunes 24 de noviembre, José Antonio Kast entregó las primeras luces del papel que cumplirá su esposa, María Pía Adriasola, si logra llegar a La Moneda. Ese día, la pareja -con 34 años de matrimonio y nueve hijos- llegó a las 16 horas en punto hasta el barrio San Damián a recibir el apoyo de la familia Piñera Morel. Un respaldo clave por parte de la viuda del exmandatario y de sus hijos, quienes durante toda la campaña habían tenido un rol activo a favor de su contendora, la abanderada de Chile Vamos, Demócratas y Amarillos, Evelyn Matthei.

No fue lo único que hablaron. Mientras comían kuchen con café helado, Adriasola puso el tema de la primera dama sobre la mesa. Valoró la gestión desarrollada por Cecilia Morel -la última en ejercer en propiedad ese papel- y le pidió detalles de su funcionamiento.
El interés de Adriasola no era menor. En esta campaña ya se apropió del rol, ejerciendo de facto el papel de primera dama. Sus puestas en escena han sido especialmente cuidadas, con un amplio despliegue en terreno -con Kast y sin él-, que difunde a través de sus redes sociales.
Una actitud absolutamente distinta ha tenido con los medios de comunicación, pues ha mantenido un estratégico silencio, sin otorgar entrevistas. Los más mordaces a nivel político observan en ese diseño una planificación -por sus posturas en extremo conservadoras, incluso para una buena parte de la derecha-, que busca no afectar las opciones del republicano, quien por táctica electoral no ha tocado los temas valóricos en esta campaña.
Adriasola -abogada de 61 años- es descrita por quienes la conocen como una mujer afable, de sonrisa amplia, profundamente católica -es schoenstattiana, al igual que Kast-, pero también con un carácter fuerte.
En su historia no ha dudado en mostrarse en contra del aborto en tres causales, del matrimonio igualitario, de la ley de identidad de género, de la adopción homoparental y de los métodos anticonceptivos. En medio de la campaña de 2017 -la primera en la que “Anton”, como le dice a su marido, postuló a La Moneda- relató a la revista Sábado de El Mercurio que cuando tenía dos hijos quiso postergar la maternidad por un tiempo y que el médico le recetó pastillas anticonceptivas. “Cuando llegué a la casa, le dije a mi marido: ‘Ya, esto es lo que tenemos que hacer’. Y él me dijo: ‘¿Estás loca? No se puede’. ‘¿Cómo que no se puede?, si todas mis amigas lo hacen’, le respondí. Entonces partimos a preguntarle al curita del ‘martes de pololeo’. Él nos mandó con un doctor que hablaba del método natural (…). A mí se me abrió un mundo totalmente desconocido, porque nadie me había explicado nada de eso. Nadie me había dicho que estaban prohibidos los métodos anticonceptivos”, contó en esa oportunidad, lo que desató una serie de críticas en redes sociales.
Igual revuelo generó en 2020, con una intervención ante la Cámara de Diputados, como directora general de la fundación “Cuide Chile”, sobre el proyecto de ley de educación sexual. “El sexo es verdaderamente seguro cuando no se ejerce. Ahí usted previene. Cuando usted no tiene relaciones sexuales, no tiene ninguna posibilidad de que se quede esperando guagua, ni que tenga enfermedades de transmisión sexual”, dijo.
Sus cercanos no la ven con posiciones rígidas. Marie Claude Mayo, amiga de Adriasola desde la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, sostiene que muchas de esas intervenciones han sido sacadas de contexto. “Ella es una mujer que no tiene prejuicios de ningún tipo, que acoge a todo el mundo. Y, por su empatía, no tengo dudas de que le va a cambiar el sello a la primera dama, concentrándose en buscar soluciones a los más vulnerables, a quienes lo están pasando mal”, afirma.

Adriasola se ha convertido en un puntal en esta tercera incursión de Kast a La Moneda en giras, reuniones y debates. Una de sus apariciones públicas más comentadas se produjo el 18 de agosto, cuando en Antofagasta llegó manejando un camión revestido de una gran bandera chilena, en el inicio oficial de la campaña.
La idea era mostrar a una mujer empoderada junto al candidato. Y capturar, de paso, el voto femenino que en otras ocasiones le fue esquivo.
Desde esa fecha no lo ha dejado solo. Siempre están de la mano -al igual que Marta Larraechea con Eduardo Frei-; llegan a los actos de campaña con los brazos en alto, en actitud ganadora. Y está encima de los detalles, chequeando hasta el nudo de la corbata o si el pelo está en su lugar.
Es la principal consejera del abanderado. Ambos se confidencian todo y es la única -sostienen- que le dice sin edulcorantes cuando ha hecho las cosas bien o mal.
Pero esta abogada -que alcanzó a ejercer la carrera por dos años, para dedicarse a la crianza- también tiene en esta campaña su agenda paralela. Ha estado con vecinos de la población Carol Urzúa, en Puente Alto; en Macul y en Lo Barnechea; en la escuela Coanil El Olivillo, de Vallenar; con locatarios de La Vega y del Mercado Provisorio de Talca, y con adultos mayores de Buin y Lo Prado. Todas intervenciones en las que toma a niños en brazos, que besa a los adultos mayores y hasta prepara tallarines.
También hizo volanteos en terreno por el general (R) Cristián Vial para la senaduría por el Maule; por el general (R) de Carabineros Enrique Bassaletti, para diputado por el distrito 8; por Arturo Squella, para senador en la Quinta Región, y por su hijo, José Antonio Kast Adriasola, por el distrito 10. Y ha estado -junto a su esposo- en el tedeum, en la Parada Militar y en la visita a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, el 15 de septiembre pasado.
Su proyecto
La decisión de Adriasola es restaurar el rol de la primera dama que se desdibujó en los dos gobiernos de Michelle Bachelet y terminó por desaparecer durante la actual administración. Y focalizarse en temas de familia, primera infancia y natalidad. Para ello ha estado trabajando con el prosecretario del Partido Republicano, Vicente Bruna, y con el cientista político José Ignacio Palma.

Su objetivo -dicen fuentes republicanas- es marcar un sello, teniendo a la vista las huellas dejadas por Leonor Oyarzún -esposa del expresidente Patricio Aylwin- con la creación de Prodemu e Integra; por Marta Larraechea -esposa de Eduardo Frei Ruiz-Tagle-, con el Museo Interactivo Mirador (MIM); por Luisa Durán -esposa de Ricardo Lagos- con “Sonrisa de Mujer” y la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, y con Cecilia Morel -esposa de Sebastián Piñera- con “Elige Vivir Sano”.
No hay un diseño todavía.
En evaluación está si va a contar o no con un equipo de trabajo y qué va a pasar con las seis fundaciones que estaban bajo la dirección de la primera dama -Integra, Prodemu, Chilenter, Tiempos Nuevos, Artesanías de Chile y Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI)-, que fueron traspasadas a distintos ministerios, a principios de este gobierno, por Irina Karamanos, expareja del Presidente Gabriel Boric.
“Sobre lo estructural, si va a haber un gabinete o no y qué pasa con las fundaciones es algo que está en construcción. No se trata de retrotraer, se trata de ver lo que existe y evaluar cómo están funcionando”, dice una fuente cercana a Kast.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.
Plan digital + LT Beneficios por 3 meses
Infórmate para la segunda vuelta y usa tus beneficios 🗳️$3.990/mes SUSCRÍBETE















