Qué es el bordado crewel y cómo iniciarse en él

En vez de hilos delgados, esta milenaria técnica se realiza con lanas más gruesas, ideal para decorar cojines, tapices, prendas e incluso hacer cuadros. Un método que cualquiera puede aprender y que trae múltiples beneficios.




Bordar, como lo hemos mencionado en otros artículos, puede ser un pasatiempo muy entretenido y además terapéutico: sirve para enfocar la atención y la creatividad en un proyecto, que una vez terminado te llenará de satisfacción, ya sea por lo lindo que quedó como por el orgullo de haber cumplido con este compromiso con uno mismo.

Es lo que viven continuamente Gloria Farachi y Daniela Yávar, madre e hija, ambas fundadoras de Kit & Craft, un emprendimiento familiar que crea y diseña kits de bordado del tipo crewel. Esta modalidad es una excelente opción para principiantes, ya que estos kits tienen todo lo que necesitas para hacer un proyecto específico, como un cojín o un adorno para una prenda, por nombrar algunas de las muchísimas alternativas y variaciones.

“Hacemos todo en familia y a mano”, cuenta Yávar. Tienen diferentes telas para hacer los cojines, además de “cien colores distintos de lana, los que también se pueden personalizar. Hay veces que nos piden cambiar un color y no hay problema”.

¿Pero qué es el bordado crewel?

Este es un estilo de bordado que destaca por sus diseños llamativos, además del uso de lana para hacerlo, en lugar de hilo, como en otras técnicas. Antes, el bordado crewel hacía apariciones en tapices, cortinas o almohadas, pero en estos días puede estar añadida a la superficie que más quieras, desde un cuadro enmarcado para decorar hasta un bordado en una chaqueta.

Si nos remontamos a sus orígenes, el crewel se trata de una técnica que tiene al menos mil años de antigüedad. Su apogeo se asocia a la Inglaterra isabelina —la de los siglos XVII y XVIII—, expandiéndose posteriormente entre las colonias del imperio británico. Durante todos estos años, los diseños se han innovado y las elecciones de paletas de colores son cada vez mñas audaces. Sin embargo, lo que siempre se mantiene es este hilo de lana.

“El crewel es muy entretenido, porque tienes muchos puntos por aprender”, dice Farachi. A ella se lo enseñaron en el colegio, en una época donde “se solían bordar las sábanas para las guaguas, los baberos o los delantales de los niños y niñas. Todas esas cosas ahora está muy de moda hacerlas con lanas”, dice.

¿Qué lo diferencia de otros bordados?

Además del hecho de bordar con lana, Farachi añade que con el crewel puedes ir cambiando y mezclando puntos, algo que no se da en técnicas como el punch needle o el bordado con esterillas, que es la forma más tradicional.

¿Es difícil? Farachi dice que no. Como cualquier artesanía, para avanzar se necesita disposición y atención, para así aprender y mezclar los puntos. Con los sets de Kit & Craft es más sencillo aún, ya que incluyen además de los materiales —como la tela, las lanas, las agujas y el bastidor—, un instructivo y videos tutoriales de los movimientos que se deben hacer con la aguja para hacer los diseños del proyecto. Su consejo es comenzar con un cojín, ya que suele ser el objeto más sencillo de bordar.

Qué se necesita para comenzar con el crewel

A nivel de materiales, para poder bordar en crewel se requiere de una buena aguja con punta, con un ojal suficientemente ancho para soportar el hilo de lana que elijas. También necesitas un bastidor para tensar la superficie en la que trabajas y buena luz. La lana de Kit & Craft tiene la particularidad de ser lana de oveja, natural y teñida a mano, “lo que la hace más fácil y rápida de avanzar en comparación a un hilo”, añade Farachi.

Hay puntos y puntos

Cuando iba al colegio, Daniela no era muy buena para las manualidades. “Los más artistas son mi mamá y mis hermanos. A mí, casi todos mis trabajos de arte me los hizo mi mamá”, confiesa riendo. “Yo creo que las profesoras siempre supieron; incluso mi hijo dibuja mejor que yo”. Pero cuando tuvieron la idea del emprendimiento —que coincidió con un momento en que tenía mucho tiempo, ya que acompañó a su marido al extranjero—, aprendió muy rápido a bordar crewel.

“Partí con un kit fácil y me embalé. De verdad, no tiene ninguna dificultad”, dice. Al inicio usaba harto el punto relleno y el punto tallo. “Cuando vas avanzando tienes un poco más de puntos, pero al mismo tiempo tienes la mano más suelta. A estas alturas, yo ya manejo la mayoría de los puntos y no me asusta probar con nuevos”, asegura.

Respecto a con qué tipo de punto conviene iniciar, el punto relleno es uno de los más mencionados. Tanto así, que puede que ya lo conozcas y sepas hacer: es tan sencillo como dar puntadas desde afuera hacia dentro. La idea es completar la figura determinada con ayuda de cada zancada. En el siguiente video tutorial de Awak puedes ver el movimiento con detenimiento.

El punto tallo es el segundo punto que mencionan para seguir con el aprendizaje. “En este caso, insertamos la aguja, jalamos el hilo, avanzamos una zancada y regresamos al punto de inicio”, enseña en el turorial Bordando Arte de Blanca de la Cruz, que cuenta con más de 633 mil suscriptores. “El hilo siempre debe mantenerse abajo. Luego se avanza una zancada y la aguja se devuelve hacia donde terminó el último punto”. Toda esta pequeña danza de movimientos debe repetirse hasta que tengas el largo deseado. Para entenderlo bien, puedes revisar el siguiente video.

“Nuestros kits tienen un poco de todo”, cuenta Daniela. Con eso se refiere a que se pueden encontrar sets para personas que nunca han tomado una aguja en su vida como también otros para gente que ya tenga experiencia y busque algo más de dificultad. “Algunos son más fáciles, otros son intermedios y además tenemos los más avanzados”, detalla.

Últimas consideraciones

“Varias clientas psicólogas nos recomiendan mucho que sus pacientes hagan manualidades: sirve de distracción, mejora la autoestima, te hace conocer algo nuevo y entras rápido en un pasatiempo en el que no te dan ganas de parar”, analiza Gloria. Ambas recuerdan una historia que se dio dando clases presenciales. Una chica estaba bordando y de la nada dijo: “Resolví muchos problemas mientras bordaba”. “Es como que bordando descansas de pensar tanto y se te aclaran las ideas”, aseguran.

Entre las virtudes que se ponen en práctica con el bordado está la paciencia, que se traduce en el tiempo de dedicación que le pones a tu bordado. Cada puntada requiere de perseverancia y constancia, porque depende enteramente de ti que el proyecto, por muy pequeño que sea, pueda completarse.

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