Nicolás Eyzaguirre: “Mientras no controlemos la pandemia, la reactivación es completamente teórica”

NICOLAS EYZAGUIRRE. FOTOS: PATRICIO FUENTES Y./ LA TERCERA NICOLAS EYZAGUIRRE GUZMAN - ECONOMISTA - RETRATOS

El exministro de Hacienda prevé un negro panorama: “Vamos encaminándonos a un desastre sanitario completo, los niveles de contagio y fallecimiento por habitante están acercándose al peak de Italia”. Y acto seguido, critica al titular de Hacienda: “Limita en lo frívolo preocuparse del envoltorio fiscal o de cuánto habrá para la reactivación, cuando seguimos descendiendo hacia los confines del infierno. El ministro Briones va en la misma ruta que Mañalich de estar demorando y demorando las cosas que son completamente evidentes”.


“Varias veces me he tomado la cabeza a dos manos escuchando a las autoridades”, reconoce el exministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre, quien revela un duro pesimismo a la hora de evaluar la forma en que se ha enfrentado la pandemia. Sin ambages, emite duras aseveraciones al calificar de “desastre sanitario” el escenario actual, de “soberbia” la actuación de las autoridades hasta mayo, y de “frívolo” el debate por la reactivación.

Opina como pez en el agua del coronavirus porque, asegura, se mantiene absolutamente informado -“porque es una política pública”-, y sigue a diario no sólo la prensa internacional, sino a muchos que menciona como referentes: los premios Nobel Paul Krugman y Paul Romer, Larry Summers, entre otros. Admira la estrategia de Testear, Trazar y Aislar (TTA), manifestando que acá se hizo lo contrario: “El exministro Mañalich (Jaime) decía que teníamos más test que Latinoamérica, pero desgraciadamente la comparación no era la más afortunada, porque Latinoamérica ha sido un perfecto desastre en materia preventiva en esta pandemia. Australia, Nueva Zelandia, Alemania e Israel, entre otros, salieron como perros de presa inmediatamente a aislar las personas contagiadas, pero Chile fue extremadamente lento en TTA, que es la forma de evitar un contagio masivo, y las cifras son elocuentes. Lo digo desde marzo”.

¿Cómo evalúa el manejo del gobierno en esta pandemia?

-No es muy positivo. La verdad, equivocaron el diagnóstico porque pensaron que esto iba a abarcar un porcentaje relativamente pequeño de la población. Luego, producto de factores climáticos y estacionales, pareció que Chile había llegado a una meseta durante abril, y se comenzó a hablar de la nueva normalidad, el cafecito, la reapertura, etc., pero era una meseta falsa, tramposa, y el virus estaba dándose la gran fiesta, propagándose por todas partes. Ahora en junio tenemos una verdadera catástrofe sanitaria y en estos momentos tenemos el dudoso honor de ser, junto con Qatar, el país del mundo donde el número de contagios diarios por habitante es el más alto.

¿Qué tan cerca estamos del peor momento de Italia?

-Vamos encaminándonos a un desastre sanitario completo, los niveles de contagio y fallecimiento, por habitante, están acercándose al peak de Italia, y ya estamos más altos que los peak de EE.UU., Alemania, Portugal, Grecia, ya más datos ¿dónde?, si es clarísimo que este es un desastre total.

¿Cuál es su proyección si sigue este nivel de contagios?

-Esto es matemáticas, no imaginología. Con 6.000 contagios diarios por algún tiempo redundará en fallecimientos de 200 personas diarias, vamos a llegar fácilmente, en cifras oficiales, a más 5.000 a finales del próximo mes; va a ser absolutamente dramático. Lo importante es que ahora nos tiremos con todo a quebrar la curva y que nadie salga de su casa dando las condiciones para ello, de lo contrario la cifra de fallecimientos puede llegar a un nivel que nunca hemos visto en la historia, así de dramático es.

Esta semana hemos visto un severo impasse con las cifras de fallecimiento, ¿cree que hubo ocultamiento de cifras?

-No me gusta ni creo edificante suponer malas intenciones, pero la transparencia y oportunidad en el manejo de datos ha dejado mucho que desear. Esto es vital tanto para la fe pública como para un seguimiento adecuado por parte de la comunidad científica. Con nuestro nivel de desarrollo, uno debiera exigir las mejores prácticas internacionales en la materia, como se ha hecho en otras áreas. Ha sido uno más de los evidentes fallos de la estrategia sanitaria.

¿La salida de Mañalich es una forma de asumir la responsabilidad política?

-Hasta ayer creía que no era pertinente hacer juicios de responsabilidad, sino que el gobierno empiece con la estrategia correcta. Su salida la atribuyo a que, con las cifras más recientes de contagios y fallecidos, los errores de su estrategia sanitaria han sido cada vez más evidentes.

¿Qué le parece la idea de acusarlo constitucionalmente?

-Soy contrario a ese mecanismo, en todos los casos. Pero ello es más largo de conversar.

¿El nuevo ministro Enrique Paris le da seguridad?

-Lo conozco poco. Pero tiene la preciosa oportunidad de enmendar la estrategia sanitaria. Esto no es de izquierdas o derechas. Espero que encabece una nueva fase de transparencia, articulación con la salud primaria y construcción de una muy poderosa red de testeo, rastreo y aislamiento. Ello es clave no solo para quebrar la curva, sino también para controlar rebrotes posteriores, que los habrá.

¿Qué le parece el marco en que se está conversado un posible acuerdo con la oposición?

-En este momento el acuerdo debiera ser inmediato sobre solo dos temas: el ingreso básico de emergencia y los dineros para atención primaria, francamente no es el momento de preocuparnos de temas que estén más allá de nuestro control. Cada día tiene su afán, y es legítima la preocupación del ministro Ignacio Briones (Hacienda) respecto a la sustentabilidad de las finanzas y que quiera asegurarse alguna munición para la reactivación, pero este no es el momento de esa discusión.

¿En la oposición se ha criticado que en el acuerdo por el plan de emergencia se incorpore la reactivación cuando aún no se ve la salida a la crisis sanitaria?

-Tiene toda la razón, encuentro que limita en lo frívolo preocuparse del envoltorio fiscal o de cuánto dinero habrá para la reactivación, cuando seguimos descendiendo hacia los confines del infierno. Ya tendremos tiempo, y espero pronto, de hablar de otros asuntos, es tema de mañana o pasado mañana, pero mientras no controlemos la pandemia, la verdad de las cosas, la reactivación no es más que una palabra completamente teórica. El ministro Briones va en la misma ruta que Mañalich, de estar demorando y demorando las cosas que son completamente evidentes; sin el apoyo económico a las familias la cuarentena es absolutamente nominal.

La situación del ministro es compleja, puede pasar a la historia como quien dejó a Chile con más deuda…

-Que nos hundió con más deuda o inundó de muertos el cementerio, no sé qué es peor. Tomémoslo del siguiente modo: si no gasta suficiente dinero en el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y, consiguientemente, no se logra que la gente se quede en la casa, será un falso ahorro, porque la curva de contagio no se quebrará, entonces el confinamiento va a continuar por mucho más tiempo, y los costos económicos van a ser mucho más altos; entonces ni siquiera es “buenas finanzas públicas”, sino que es un error. Esto no admite puntos medios, hay un mínimo de recursos públicos para hacer efectiva la cuarentena…

Pero también debe cuidar las finanzas públicas para el futuro.

-Ahí hay un error conceptual profundo en creer que los temas están intrínsecamente ligados. El IFE y la provisión de recursos para la atención primaria son temas sanitarios, no económicos. Yo entiendo su preocupación por las finanzas públicas, como no lo voy a entender si probablemente he sido conocido como uno de los ministros más “avaros” (risas), en el sentido de responsable -aclaro- de la historia republicana, pero una cosa es ser avaro y otra, mirar para el techo. Acá Briones ha estado lentísimo, si no controla las cuarentenas, esta economía no saldrá para arriba. No puede ahorrar, ahora, hay un mínimo nivel de gasto indispensable para controlar la cuarentena, pero todavía no lo quiere aceptar.

Las conversaciones se han entrampado por el monto del IFE. ¿Cuánto cree que debería ser?

-Debe estar en la línea de la pobreza, que no es un criterio que invente la izquierda o la derecha, existía mucho antes de la pandemia. Y significa que bajo ese monto por persona, la gente no sobrevive, así de simple. ¿Cómo va a ser menos que eso?, ¿van a estar discutiendo por 10 o 15 lucas cuando frente a los costos asociados a la pandemia por recesión económica, es mínimo?

¿Cómo es eso?

-Los montos para el IFE que rondan entre US$ 1.000 millones y US$ 1.500 millones palidecen respecto a otros costos, ya que producto del confinamiento según los cálculos de Hacienda habrá una caída de los ingresos de al menos un 12% este año, o sea ya está sacrificando recursos fiscales entre US$ 7.000 millones y US$ 10.000 millones. Los números son públicos, hay que juntar las cosas, la proporción, son US$ 1.000 millones versus US$ 7.000 millones que se pierden por recaudación tributaria, no hace sentido. No tiene proporción.

Existe aprensión de que si se otorga un ingreso más alto que el que mantiene una familia será muy difícil quitar el beneficio. ¿No puede haber otro equilibrio?

-Encuentro bastante insólita esa línea de pensamiento, porque la gente se queda en la casa no por su voluntad, sino porque hay un estado de emergencia. Seguidamente, no veo cuál es la dificultad de acordar una renta básica que vaya decreciendo en base a criterios sanitarios, que no sea una opción que la gente se quede en la casa pagada por el Estado para siempre, como dijo una diputada.

¿Hay riesgo de un segundo estallido social?

-Sin duda alguna. Por eso insto, imploro, les ruego a los ministros de Salud y de Hacienda que se pongan las pilas, que logremos controlar esta pandemia sin hacer falsos ahorros, para que podamos abrir luego, porque de lo contrario no sé cómo vamos a contener el malestar social. Tenemos todas las posibilidades en nuestra mano, esta es una crisis económica autoinducida; confío en que gobierno y oposición se pongan de acuerdo en una ruta de salida, porque la pelota está picando para echarla dentro del arco.

En otra arista, ¿cree que falta una ayuda especial para las grandes empresas?

-No tengo ningún inconveniente en que el Estado apoye a las de carácter sistémico, es decir aquellas fundamentales para que funcione el resto de la economía; por ejemplo, una empresa que vende autos caros, por más grande que sea, no es sistémica, pero sí una que produce electricidad.

¿Y bajo qué diseño?

-Debiese ser contra acciones o contra la entrega de warrants, porque no quiero que se reproduzca la crisis del 82 en que al final el fisco se queda con el muerto.

El gobierno insiste en apalancar con garantías a través del Fogape plus.

-Se puede llamar Fogape plus, Times o Fox, me da lo mismo, pero en ese esquema el Estado entrega garantías contra nada.

¿Debería Chile ayudar a Latam?

-No sé exactamente cuáles son las conexiones con el resto del aparato productivo. Si se opta por este camino, me gustaría que hubiese una comisión independiente que clasificara con criterio objetivo, con indicadores claros y transparentes, qué es ser sistémico.

Hay personas que no están de acuerdo con el ingreso del Estado vía acciones, porque señalan que es un mal empresario. ¿Qué le parecen esos argumento?

-Acá nadie está pidiendo que el Estado se meta a las empresas, son las empresas las que están caminando voluntariamente, viniendo donde papá Estado a pedir agüita, entonces tengo todo el derecho a decir que si usted me pide garantía, deme una acción de vuelta para proteger el patrimonio público. Las aprensiones sobre el capitalismo de Estado que las guarden, era otro capítulo del libro.

“Nos estamos ahogando en un vaso de agua, de lesos”

Dentro de este complejo panorama sanitario que pinta, ¿cómo ve la economía?

-Paradojalmente en este escenario con nubarrones, la parte económica no está tan mal. Es cierto que tuvimos un Imacec pésimo y que posiblemente tendremos una caída del PIB entre 5% y 10%, pero es enteramente transitorio, tenemos fortalezas.

¿Cuáles?

-Nuestra producción más importante, el cobre no se ha detenido, el precio está bastante alto. Por el lado de las exportaciones no estamos teniendo un efecto económico de primer orden. En el pasado, estas crisis nos hacían trizas, porque teníamos problemas en la balanza de pagos porque nos faltaban dólares y eso no ha sucedido, incluso el peso se ha apreciado. Y Chile tiene la posibilidad de endeudarse a las menores tasas de interés en la historia. ¿Usted cree que hay otro país latinoamericano que pueda decir todo esto?

Imagino que no.

-Por supuesto que no. Nos estamos ahogando en un vaso de agua, de lesos, no tenemos problemas para solventar adecuadamente las consecuencias más graves de la pandemia, y dejar la economía en buen pie mientras hibernamos. Pero si tratamos de apagar un incendio con gotitas de agua, nos vamos a quemar enteros, y la estrategia del gobierno es de las gotitas de agua tanto en lo económico como en lo sanitario.

¿O sea prevé una recuperación rápida?

-Debiera haber una recuperación de V en la medida que se controle la pandemia en forma urgente. Si no, no. Tenemos la posibilidad de hacerlo. ¡Eso es lo que me amarga! Ahora antes que nos siga haciendo daño, no sólo en vidas humanas, sino también a la economía.

¿Cómo ha visto la actuación del Banco Central (BC)?

-De momento no observo que la política monetaria haya sido un obstáculo, pero tendrán que ser muy cuidadosos en evaluar cómo continúan en el resto de la fase crítica y en la reactivación. En mis largos años en el FMI aprendí, mirando a la Fed y al BCE, que la reactivación requiere mucho impulso monetario, incluso alivio cuantitativo, cuando el BC compra bonos de Tesorería para que no sólo sean bajas las tasas en el corto plazo, sino que también en el largo plazo.

Pero el BC no puede hacer esa operación

-No directamente por una ley absurda que lo impide, pero indirectamente sí.

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