Orlando Sáenz, expresidente de Sofofa: "Salir de esta crisis exige modificaciones profundas al modelo político y económico"

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Para el exlíder empresarial, director de empresas y escritor, la democracia y el libre mercado están agónicos. requieren cambios profundos para destrabar la situación actual. Critica el actuar del gobierno. y si bien reconoce que a Sebastián Piñera le está tocando enfrentar un problema que lleva años, sí enfatiza que ha cometido errores al no ver señales evidentes.


Cuando el llamado Ladrillo llegó a las manos de Orlando Sáenz Rojas, su visión fue clara. Sabía que el documento que contiene las bases del sistema de libre mercado causaría un enorme perjuicio al gremio que él dirigía. Terminar con un modelo de sustitución de importaciones y abrirse al exterior, le pegaría fuerte a los industriales agrupados en la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), entidad que presidió desde 1971 a 1974. "Leí el Ladrillo y supe lo que iba a pasar, pero encontré que era bueno para Chile", subraya. "El preconizar esta apertura implicaba el fin de la industria", añade.

El expresidente de Asimet (1971-1973), exlíder de Sofofa, director de empresas y escritor, sabe de crisis. No solamente le tocó negociar con el gobierno de Salvador Allende, sino también estuvo seis meses asesorando al régimen militar, tras lo cual su desilusión fue tal que lideró el movimiento de independientes por el No. Hoy, así como promovió el modelo de libre mercado, tiene claro que éste atraviesa por una crisis. Señala que requiere cambios profundos si se quiere salir de la situación actual. Y, no sólo eso, la democracia también está agónica, dice.

Le tocó liderar Sofofa entre los años 71-74. ¿Qué tan diferente es eso de lo que estamos viendo hoy?

-Son crisis muy distintas. Las movilizaciones contra Allende no eran de tipo reivindicativo social, nadie estaba pidiendo aumento de sueldo, lo que querían era defender un concepto de libertad. Nosotros ahora estamos viviendo la agonía de dos sistemas: de una democracia, burguesa, liberal, tradicional, y a su vez la agonía de un modelo de desarrollo económico que se hizo y fue muy exitoso, pero que se agotó, porque las condiciones externas que lo crearon y lo posibilitaron han cambiado. Y la tragedia de estos días es no haber asumido eso, y haber hecho a tiempo los cambios.

La única cosa que es parecida a la crisis de Allende es que esto es un fracaso a la política. Esta válvula de escape la debió haber construido el sistema político y no fue capaz de hacerlo.

¿Por qué no se vio y por qué estalla ahora?

-Todas estas cosas siempre estallan por una tontería cualquiera, sobre todo cuando la sociedad se niega a reconocer los hechos que es que estamos en la agonía de dos sistemas y no sólo aquí. La democracia representativa como la conocemos ya no es viable, está en una crisis terminal, porque no es el sistema para enfrentar la realidad actual. La ha derrotado el fraccionamiento político que deriva de la democracia casi directa que crean las redes sociales; hoy la capacidad que tiene una persona para armar con una idea un grupo inmediato produce una disfunción grande de los partidos, fracciona la comunidad y eso termina por inutilizar a los parlamentos, y se transforman en un circo.

Y el modelo económico, ¿en qué ve usted esa agonía?

-El modelo económico chileno se basaba en la existencia de un mundo globalizado, económicamente estable, financieramente marchando a la perfección, ese modelo se ha venido al suelo de una forma muy grande. ¿Y cómo era posible que no reaccionaras a eso? A Chile te lo pueden desnudar en dos días, los flujos negativos de monedas; y va a pasar que Chile va a empezar a ser peligroso. Esto va a generar dos efectos inmediatos: susto y cancelación de cualquier plan que tengas para generar una nueva empresa.

¿Y qué pasa con la desigualdad?

-Uno de los efectos notables de la decadencia intelectual en general, pero de Chile en particular, es la incapacidad de precisar términos. Yo he intentado que alguno de los políticos de moda me explique lo que entiende por igualdad, y empiezan los movimientos de mano. A la larga uno llega a la conclusión de que se refiere más que nada al problema de nivel económico.

Pero si se considera por nivel económico, existe una desigualdad a nivel de salarios, acceso a la salud, a los servicios básicos. ¿Qué responsabilidad le cabe al empresariado?

-Es cierto que el empresariado es el tormento de las doctrinas de izquierda. Y siempre vamos a parar a lo mismo de que el empresario tiene que tener la culpa, pero no es el rol de la empresa erogar, ese es un rol del Estado principalmente, lo que no significa que la empresa no trate de distribuir lo mejor que pueda, pero no es su pega principal; su pega principal es crear riqueza y desarrollo, y es el Estado el que debe erogar, extraerle al sistema los recursos y volcarlos al sistema para que logre mejores condiciones de vida, y esta crisis se producen porque el Estado no ha hecho bien su pega, se ha erogado muy mal en Chile.

Pero los empresarios están pidiendo perdón, y asumiendo responsabilidades…

-Me imagino que tendrán buenas razones para ello. Salir de esta crisis podría ser vía un acuerdo nacional que se forje entre todos, o por lo menos que se forje de parte de un sector que al proponerlo al país reciba cierta aceptación, de lo que yo soy bastante escéptico, eso sería a la larga un parche, salir de esta crisis exige modificaciones profundas al modelo político y modelo económico que tiene Chile.

¿Qué modificaciones?

-Tenemos que hacer un esfuerzo por construir un modelo democrático capaz de enfrentar la problemática del país, y no lo tenemos. Habría que hacer profundas modificaciones que permitieran tener parlamentos capaces de funcionar, evitar que se produzca esa fragmentación que existe.

¿Y en el modelo económico?

-En el modelo económico tenemos que entrar en una modificación profunda. Tenemos que empezar a tomar medidas proteccionistas de los movimientos de capitales, tenemos que empezar a multiplicar los mercados para crear un universo exportador que no dependa tanto de China y EE.UU., y sobre todo necesitamos tener conceptos claros de cómo se manejan estas cosas que han llegado a ser endémicas, como confundir orden con derechos humanos, porque cuando el Estado falla la gente empieza a improvisar formas de resolver el problema.

En ese contexto, ¿a este gobierno puntualmente qué responsabilidad le cabe?

-Esto es como el ñato que está sentado en la cabecera de la mesa y le llega la cuenta del banquete. El banquete ha durado horas, la cabecera se rotó muchas veces, pero cuando se acaba todo, llega la cuenta y la recibe quien está en la cabecera. Yo creo que Piñera ha tenido pésima suerte, lo que no lo exime de culpas, porque creo que Piñera es muy llevado a sus ideas, tiene una imagen en su cabeza que no corresponde a la realidad -lo conozco desde cabro-, y esa imagen tozuda lo ha hecho ignorar una cantidad brutal de signos de que esto no estaba funcionando.

¿Cómo cuáles?

-El día que abrí el diario y vi que había ganado Trump en EE.UU., supe que iba a entrar en crisis el universo que ha permitido el modelo de desarrollo chileno. Chile ha basado sus exitosísimos últimos 40 años, en un país que se ha convertido en un tremendo exportador, lo que significa ser recíproco, ese modelo se basa en la existencia de un mundo en que hay una economía globalizada, una apertura enorme del comercio. Si tú ves que empieza una guerra comercial entre dos colosos como son China y EE.UU. ¿qué es lo que te dice el sentido común? Que se va a venir complicado, pero Piñera eligió seguir diciéndole a la gente que tenemos que crecer, como que no asumió que el cambio en el panorama mundial iba a hacerle imposible cumplir una buena parte de lo que él había prometido como gobernante, lo que generó no sólo un aumentó rápido del rechazo porque causó desilusión, sino también de ira.

Este es el segundo período de Piñera, y esto estalla ahora, es, según entiendo, porque se mezcla con el escenario internacional…

-Cierto. Creo que el tipo ha tenido una mala suerte tremenda, pero además hay errores que son tontos. Cómo puede ser que un gobierno que nota que hay malestar social deje librado a fórmulas matemáticas que funcionan automáticamente cosas tan sensibles como el precio de los combustibles, la tarifa del Metro, la luz; todo entregado a una fórmula matemática que funciona sola. ¿No te parece demencial hacer una cosa así? No cabe en la cabeza que se pueda cometer un error tan absurdo.

Además, los políticos tienen en su cabeza un pueblo que no existe: un pueblo laborioso, inteligente, formal, solidario; ese pueblo ya no existe. La sociedad chilena ha acumulado una cantidad gigantesca de alienígenas culturales, de gente sin ninguna formación. Creo que el pueblo chileno no es capaz de administrar una democracia.

Yo en mi vida he sido empleado público seis meses a principios del gobierno de Pinochet, y me formé la profunda convicción de que, además, un empresario no puede estar en la política.

¿Por qué?

-Porque hay una diferencia muy grande de métodos, de forma de enfocar los problemas. El empresario piensa y ejecuta, pero cuando entras a la administración pública te das cuenta que está hecha como para tontos.

Y además, el empresario por su naturaleza y su función es sospechoso, 'este gallo tiene que tener algún tipo de conflicto de interés'. De hecho, creo que lo mejor de Piñera es que en estos dos años no lo han acusado de nada todavía, lo que quiere decir que el tipo se acorazó muy bien de eso.

Hoy, además, no existe un interlocutor…

-Los peores problemas son cuando no hay interlocutor válido. Cuando estos movimientos son amorfos, sin interlocutor válido, no saben expresar lo que quieren.

¿Y cuándo no está, cómo se resuelve el conflicto?

-No se resuelve. Lo puede resolver el cansancio de alguno de los lados, o que las partes logren crear interlocutores, pero mientras no enfrenten la situación interlocutores válidos, el problema no tiene solución.

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