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Ramón Achurra, fruticultor: “Ojalá que esta temporada de la cereza no tengamos el desastre del año pasado”

La temporada de exportación de cerezas del año pasado se esperaba con optimismo y terminó siendo adversa por la sobreoferta enviada desde Chile a China. Achurra, expresidente de Fedefruta y uno de los cinco mayores fruticultores del país, tiene la esperanza de que no ocurra de nuevo. Mientras tanto, proyecta que al menos las otras especies tendrán una buena temporada.

Hace exactamente un año, anticipando lo que sería la cosecha y posterior exportación de cerezas, los titulares de la prensa advertían: “Los cereceros se frotan las manos”, “Se espera temporada récord”, “Cerezas tendrán un lugar destacadísimo en la temporada”.

Sin embargo, en febrero, cuando cerraba la época de ventas al exterior del que hoy es la vedette de las exportaciones frutícolas del país, especialmente por las compras en China, las voces exitistas se revirtieron hacia un pesimismo transversal.

Ocurrió que todos los fruteros dedicaron sus esfuerzos a producir cerezas, alcanzando un récord de exportación de 125,2 millones de cajas. Las primeras llegaron con algunos problemas de calidad, lo que redujo el precio, luego llegó la mejor y tuvo que competir con los stocks anteriores que no se agotaban, por lo que el mercado chino se inundó, echando por tierra sus valores. Si en las temporadas previas el kilo promediaba los 5 dólares, esta vez alcanzaba apenas los US$ 2,5/kg.

En resumen, se exportó casi un 60% más de cerezas que el año anterior, pero a precios mucho más bajos. Algunos expertos calcularon, sobre la base de los retornos esperados como promedio de las últimas temporadas y los resultados efectivos, que se perdió valor por unos US$ 1.500 millones.

Ramón Achurra Larraín (86), uno de los cinco mayores empresarios frutícolas del país, tanto en producción como en exportación, también se subió al carro: “La cereza la lleva”, decía a Pulso en septiembre de 2024. Y tuvo que asumir el golpe: “Fue un desastre”, admite ahora.

“Don Ramo”, quien fuera presidente de la Federación de Productores de Fruta entre 2016 y 2018, fue uno de los pioneros del negocio allá por la década de los 80 y se considera un “frutero a la antigua”, porque no se especializa en una sola especie, sino que está muy diversificado, lo que lo protege de eventos adversos como el del verano pasado. Cuenta con campos individuales en Paine, Codegua, Rengo, Coltauco y Rapel, donde tiene unas 200 hectáreas de uva, pera, manzana, carozo y palta, respectivamente, y es socio del presidente de la SNA, Antonio Walker, en unas 1.000 hectáreas adicionales repartidas entre Agropecuaria Wapri (con cuatro campos en el Maule), Frutícola Río Negro (en O’Higgins) y Agrícola Matriz (en Teno).

-Después de lo ocurrido en la temporada 2024-25, ¿cómo viene entonces la próxima temporada?

-Viene un año bastante normal. Hasta ahora, al menos, vamos bien, excepto algunas localidades en Codegua y San Francisco de Mostazal, donde afectó la lluvia reciente. Pero en general, me da la impresión que viene un año bueno. Aunque ojalá que no haya tanta producción, porque eso genera sobreoferta.

-¿Cuántas cajas de cerezas prevén que se podrían exportar?

-Vienen como 130 o 140 millones de cajas. Y hay que ver cómo distribuirlas, porque el año pasado fue un desastre, porque el exceso de oferta hizo caer el precio. Un desastre sobre todo para los productores de Santiago al sur (que son los que llegan más tarde con sus cerezas porque maduran más tarde). Fue un desastre que nadie se esperó. Espero que esto ayude a tomar las decisiones correctas.

-Pero en términos de producción de cerezas, ¿se viene bueno?

-La próxima semana o la subsiguiente vamos a saber lo que quedó en el árbol, porque los huertos se pudieron ver afectados por la última lluvia. A fines de octubre ya comienzan a salir las primeras cajas a China y la primera quincena de noviembre ya se viene con todo.

-Hubo un intento dentro de los productores de ponerse de acuerdo, para organizarse y buscar una exportación más ordenada a China y así tener mejores precios. Pero no se logró.

-Se intentó hacer un acuerdo, pero no se pudo, falló el acuerdo. Ahora, los exportadores grandes van a tomar algunas medidas, en el sentido de no cometer los mismos errores que el año pasado. Espero que manejemos la cosa. Ojalá que no tengamos el desastre que tuvimos el año pasado. Estábamos ilusionados con ese acuerdo y, por razones que no tengo claras, no lo hubo. Ahora, sería un error de gente no muy habilosa caer en lo mismo.

-¿Qué pasa con las otras especies de exportación?

-Debiera haber una temporada relativamente normal. Manzanas y peras con buenas perspectivas, con los nectarines pasó lo mismo en China que con las cerezas, pero no al nivel de lo que pasó con las cerezas. El problema lo veo en las cerezas, pero no veo que vamos a tener grandes problemas en carozos, manzanas, peras y kiwis.

-¿Y qué pasa con la uva de mesa?

-En la uva, Perú nos tiene puesto el pie encima, porque están sacando harta producción y de buena calidad, que sobre todo afecta a la fruta del norte de Chile.

La polémica de los migrantes

La semana pasada, se levantó una polémica sobre las condiciones en las cuales trabajan en Chile los temporeros agrícolas, especialmente extranjeros, luego de que el presidente de la SNA, Antonio Walker, socio de Achurra, hablara inicialmente de la necesidad de regularizar a los migrantes que trabajan en los campos y luego matizara, señalando que se debían formalizar.

-¿Cuál es su experiencia con la situación laboral de los temporeros migrantes?

-Desgraciadamente, hay mucho indocumentado. Esta gente ha entrado ilegalmente por pasos no habilitados, aunque es responsabilidad de los autoridades que entren, pero llegan a los campos, los llevan los contratistas. Cuando ya están en los campos, van a trabajar. Lo que proponemos es que tengan una visa temporal de trabajo para que estén con los papeles al día. No queremos llenarnos de gente indocumentada, pero si andas buscando trabajo y hace falta, se les da. En general, es gente muy trabajadora, de hecho hay veces en que se ofrecen a trabajar más horas de las que corresponde, porque quieren hacer su plata.

-¿Falta efectivamente mano de obra en el campo?

-Hacen falta y si no permiten que trabajen, vamos a tener serios problemas con la mano de obra. Es la realidad.

-¿Y existen irregularidades? ¿Por ejemplo, que no se pague lo acordado a los trabajadores o que intermediarios se queden con parte de los pagos acordados?

-Puede haber algunos casos. Pero en general la gente está muy bien informada de lo que se paga. De hecho, están con el teléfono en la mano, están permanentemente hablando, preguntando, se van haciendo la idea. Y si no están conformes, se cambian de campo. No creo que haya ignorancia de lo que se paga. Están muy informados de los diferentes contratistas y de lo que pasa en los distintos campos. No creo que estén en la indefensión total. Y si existen algunos casos, el gobierno debe indagar, tiene las herramientas para fiscalizar y hacer las denuncias correspondientes.

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