La universidad como espacio de construcción social y el papel de la psicología en los procesos de transformación y cambio

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FOTO: SAMIR VIVEROS/AGENCIAUNO

Desde el 18 de octubre recién pasado, Chile ha enfrentado una de las crisis más profundas en su institucionalidad, impactando distintos ámbitos y poniendo en jaque el status quo vigente. En ese contexto, las universidades se han visto fuertemente cuestionadas en su rol, quedado representadas como un espacio de reproducción de la desigualdad y donde el lucro aparece como un factor que resta legitimidad a su quehacer.

Sin embargo, en el escenario actual, las universidades también han aparecido como un actor relevante, en tanto, permiten la articulación de saberes y conocimientos, para la generación de debates colectivos que pongan el acento en un nuevo marco social, político y económico, todo ello bajo la premisa de la necesidad de un "nuevo pacto social".

Mucho se ha hablado sobre el rol público de las universidades y su conexión con un proyecto país. No obstante, el actual modelo resultaba incompatible con tales propósitos, impidiendo que se construya un sentido compartido sobre qué hacer y cómo hacer, en tanto, se ha empujado a muchas universidades a lógicas de autofinanciamiento que instalan la competitividad como principio rector.

En ese contexto, el trabajo de académicos/as e investigadores/as queda desconectado de las necesidades del país, generando un fuerte cuestionamiento que ahora se visibiliza como parte del malestar generalizado. Uno de los discursos escuchado en una reciente reunión de la comisión Futuro del Senado de la República, a cargo del académico Claudio Gutiérrez señala: "Yo soy científico por 30 años en este país y nunca nadie me preguntó nada". Afirmando además que como comunidad científica, las prioridades han cambiado, pues "esto no es acerca de si nos extienden o no el Fondecyt, es acerca de cambiar el país", destacando la necesidad de delinear, en conjunto con las nuevas generaciones, la nueva ciencia que necesita Chile.

Se vuelve urgente entonces, que los modos en que hemos construido comunidad científica y académica se transformen, y abran paso a nuevas lógicas de articulación y colaboración, tal como ocurrió en otros momentos relevantes de la historia de la ciencia.

Si observamos la historia reciente de la psicología, por ejemplo, tenemos pistas relevantes en algunos episodios concretos en América Latina. Uno de los personajes más recordado por su compromiso con la transformación social es Ignacio Martín-Baró, psicólogo social, filósofo y sacerdote jesuita salvadoreño, que murió asesinado por la Fuerza Armada de El Salvador en el año 1989.

Unos años antes, en 1980 y en medio de una conferencia titulada "El papel del Psicólogo en la realidad nacional", organizada por la Sociedad Salvadoreña de Psicología, Ignacio Martín-Baró señalaba que "la calidad científica es tanto más necesaria, cuanto que el cambio en las formas fundamentales de convivencia ya no permitirá al psicólogo vivir de fórmulas hechas. Tendrá que desarrollar la capacidad de responder a las nuevas experiencias que se vayan desarrollando, a las nuevas exigencias y problemas que surjan en el proceso de construir una nueva sociedad… Es importante que el psicólogo no vaya a rastras de los acontecimientos, o que sea marginado por ellos (por su incapacidad para comprenderlos y ayudar en su desarrollo)" . Es decir, interpela a la disciplina en su pertinencia social y política, tensionando los saberes edificados en contextos que ya han cambiado y que operan como antecedente de un nuevo escenario que corresponde comprender e intervenir.

A partir de la reflexión anterior, es posible volver a pensar qué requiere hacer la psicología chilena hoy, en su tarea de comprender y producir transformaciones necesarias para una sociedad más justa y menos desigual.

¿Qué mínimos éticos, sociales y políticos se ubican a la base de la disciplina hoy?; ¿qué profesionales forma para ser parte del nuevo ordenamiento social que se avecina?, ¿qué psicología se construye en esta nueva sociedad que aparece?

Nos queda clara la necesidad de volver a pensar Chile y en ese esfuerzo, es urgente volver a pensar cómo nos ubicamos en esa tarea.

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