Gloria de la Fuente y plebiscito: “Hay que lograr dotar de una épica y significado relevante a este proceso electoral”

La politóloga y presidenta de la Fundación Chile 21, Gloria de la Fuente, comenta los mecanismos que servirían para lograr una votación segura en el plebiscito de octubre. A partir de la revisión de experiencia internacional destaca además la importancia de una alta participación porque “no se trata de cualquier proceso electoral, se trata de uno que probablemente va a definir el destino de nuestro país en los próximos años”.


¿Votar en dos días? ¿Aumentar la cantidad de establecimientos y mesas para que las chilenas y chilenos puedan sufragar? ¿Alargar las jornadas de votación para evitar contagios de coronavirus?

En esta entrevista, la presidenta de Chile 21, Gloria de la Fuente, aborda cómo el centro de estudios ligado a la centroizquierda que dirige ha comenzado a trabajar en propuestas para que en octubre exista un “plebiscito seguro”.

Al mismo tiempo, reflexiona sobre la mesa técnica impulsada por Servel en la que participarán representantes del Ministerio de Salud, Defensa y Segpres. Afirma que falta presencia de la sociedad civil y adelanta que junto a su fundación pedirán ser incorporados.

¿Qué experiencias positivas ha visto en elecciones de otros países durante la pandemia que se podrían repetir en Chile? y ¿cuáles recomendaría evitar?

Los países que han tenido elecciones y que mejor les ha ido son aquellos que han tomado resguardos suficientes para generar condiciones sanitarias de confianza en los procesos. Ahí se puede ver a Francia, Corea del Sur, Rusia, Polonia, Mongolia, Islandia y República Dominicana. Todos han realizado distintos procesos electorales.

El plebiscito de octubre no es cualquier elección regular, es un proceso electoral que tiene que ver con la solución institucional a una situación de estallido social que finalmente encontró cauce en el Acuerdo Nacional por la Paz y una nueva Constitución. No se trata de cualquier proceso electoral, se trata de uno que va a definir probablemente el destino de nuestro país en los próximos años. Por lo tanto, es muy importante doblar los resguardos.

¿Qué cosas han hecho países a los que les ha ido bien?

Generar condiciones sanitarias adecuadas para sus procesos electorales. Condiciones para que las personas que están contagiadas, en cuarentena, bajo trazabilidad tengan la posibilidad de participar sin necesariamente concurrir a los locales. Establecer horarios diferenciados, generar posibilidades de que existan más mesas, más vocales o más lugares donde la gente pueda concurrir. Además de considerar medidas de distanciamiento físico y espacios de sanitización en donde se vota. Hay un montón de medidas que se pueden sumar en esta línea, pero lo más importante es que exista una autoridad empoderada que pueda efectivamente dar confianza a las personas para que estos procesos electorales funcionen.

Una de las propuestas para garantizar un proceso seguro es que el plebiscito se realice en dos días, lo que generaría mayor gasto fiscal ¿Cree que sea factible aumentar los costos de vocales de mesa? En la elección de 2017 el gasto de vocales fue de $4.425 millones. Un argumento para quienes han propuesto postergar o suspender el plebiscito es el tema económico, del gasto que se puede hacer en un contexto de pandemia.

Hay que ponderar adecuadamente la condición económica-sanitaria del país y la necesidad de proteger las instituciones democráticas que nos van a acompañar hacia el futuro. En ese cuadro, no es una vulneración a la posibilidad y la necesidad de tener una votación tranquila tener que generar un gasto en esta situación. Sin perjuicio de eso, es importante pensar cómo se minimiza el costo, pero se maximiza la posibilidad de que el plebiscito sea exitoso. Hay otras alternativas a evaluar, por ejemplo, y que es algo que entiendo que el Servel ha estado estudiando, aumentar los lugares de votación y la cantidad de horas en que las mesas están abiertas, que pueda ser una alternativa a hacer la votación en dos días.

¿Qué acciones realizadas en elecciones de otros países no deberían ser replicadas en Chile?

Tal vez el ejemplo más complejo es el francés, que fue uno de los primeros en tener elecciones en pandemia. No quisieron suspender las elecciones locales y finalmente eso terminó impactando la participación porque se dio una señal de confianza, pero probablemente no se tomaron las medidas en el correlato de esa confianza que había que generar. Ahí hay un aprendizaje importante.

Precisamente en Francia, pese a las medidas tomadas, tuvieron una baja participación electoral con una abstención de un 60% ¿Cómo se podría lograr en Chile una votación representativa considerando el contexto en el que estamos?

Hay que lograr dotar de una épica y significado relevante a este proceso electoral. Por eso decía que éste es un proceso que define ni más ni menos el comienzo de la construcción de un nuevo pacto social, define el tipo de país o el tipo de sociedad que queremos construir y en ese sentido, es el proceso electoral más importante que hemos tenido en los últimos 40 años.

Hay que dotar a este plebiscito, en este contexto complejo, de la épica que requiere y esa épica necesita que los actores políticos estén a la altura. Independiente que alguien esté por el apruebo o rechazo, se entiende que una baja participación electoral es la deslegitimación de la posibilidad de encausar institucionalmente los malestares que vimos durante el estallido social.

¿Chile 21 está trabajando propuestas con otros centros de estudio u organizaciones de la sociedad civil?

Hemos estado en eso todo el tiempo. Convocamos a una mesa de trabajo de distintos actores y hemos firmado cartas que han promovido otros centros de estudio. Convocamos al presidente del Servicio Electoral, a la presidenta del Senado, al presidente de la Cámara de Diputados, partidos políticos, actores de la academia y a un amplio espectro de actores a una reunión para discutir las posiciones de representación del plebiscito mirando la experiencia comparada. De hecho, citamos a expertos internacionales para que nos comenten las condiciones con que se realizaron estos procesos. Sobre la base de eso entendemos que se allanó el camino para poder hacer la mesa de trabajo. En esta mesa que se anunció participan ambas Cámaras, Servel, PNUD, IDEA Internacional. En general, la sociedad civil quedó afuera, pero nosotros vamos a pedir incorporarnos con nuestro centro porque entendemos que la conversación con la sociedad civil hay que darla.

¿Ve al gobierno con disposición de avanzar en esto?

En los últimos días creo que el actor más relevante no ha sido el gobierno, ha sido el Parlamento. Sé que el Servicio Electoral envió una propuesta y todavía no ha habido respuestas para poder implementar el plebiscito de manera segura y confiable pensando en el mes de octubre.

Pero por eso mismo, ¿El gobierno ha mostrado disposición a avanzar?

Poca. Sin lugar a duda es necesario avanzar porque en el largo plazo, sobretodo con las consecuencias que dejará la pandemia en términos sociales, económicos y políticos, hay que trazar el camino institucional que nos permita solucionar los conflictos que esta sociedad va a enfrentar con más fuerza en los próximos años.

¿Cambiará la forma de hacer campaña electoral en el contexto actual?

En los últimos años ya habíamos tenido algunos cambios a la norma electoral. De hecho, las campañas son mucho menos en los territorios. Hemos transitado hacia campañas que están más vinculadas al uso de distintas redes o plataformas. Hay que garantizar que efectivamente existan documentos de información, que las personas sepan cuáles son las alternativas en juego, que se explique de manera clara de qué se trata este plebiscito y que se habiliten esas formas, porque además vamos a partir esta campaña en medio del estado de excepción constitucional que finaliza el 15 de septiembre, a casi un mes que se realice este proceso electoral.

Es imperioso generar condiciones y pensar en el desplazamiento físico bajo la pandemia. Actores como el Consejo Nacional de Televisión, el propio gobierno y las entidades que puedan estar involucradas van a ser vital. Hay que informar a la población sobre por qué es importante concurrir a este proceso, independiente de la opción que cada uno tenga.

¿Cuánto tiempo queda para tomar estas medidas?

Hay que distinguir entre medidas administrativas y legislativas. Las medidas legislativas se tienen que tomar con mayor urgencia porque, dado los tiempos de tramitación en el Congreso, no tenemos más allá de agosto para hacer ajustes a la norma y eso requiere cierta discusión. Las medidas administrativas se pueden tomar después, pero en cualquier caso estamos a menos de 30 días para generar decisiones en esta materia y dar señales concretas.

Los sectores que están por el rechazo debieran pensar que, en cualquier caso, es mucho mejor tener un plebiscito en octubre, concurrir a éste y que de alguna manera se allane ese camino institucional, a que la ciudadanía sienta que se le traicionó una vez más por defender otro tipo de interés.

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