Revista Que Pasa

La iglesia del cardenal Medina

El sacerdote analiza el difícil momento del clero: su influencia, la credibilidad y las acusaciones de encubrimiento. También las emprende contra Felipe Berríos y defiende el currículo "impecable" de monseñor Juan Ignacio González. <br>

El cardenal Jorge Medina pasa la mayor parte de su tiempo en un sencillo departamento de Las Condes, donde vive desde que llegó de Roma. En medio del silencio que ahí existe, parece ajeno a la difícil situación que afecta a la Iglesia Católica debido a las denuncias de abuso sexual cometido por sacerdotes. Sin embargo, cuando suena el teléfono surge en escena el sacerdote influyente, el mismo que fue uno de los hombres más poderosos del Vaticano. Más de un obispo lo llama para consultarle su opinión acerca de las polémicas declaraciones que hizo el padre Felipe Berríos a la prensa. Además, a su escritorio llegó también la carta que envió monseñor Felipe Bacarreza a toda la prelatura del país, donde cuestiona las afirmaciones públicas hechas por el ex capellán de Un Techo para Chile. En particular, la mención que hizo a la falta de idoneidad que tendría el obispo del Opus Dei, Juan Ignacio González, para suceder al cardenal Francisco Javier Errázuriz.

En esta entrevista, Medina analiza los dichos del sacerdote jesuita y se explaya sobre la situación actual de la Iglesia.

-El padre Felipe Berríos dijo que "sería complicado para la unidad de la Iglesia" y "un retroceso para el país" que monseñor Juan Ignacio González fuese el sucesor del cardenal Francisco Javier Errázuriz en el Arzobispado de Santiago. ¿Le sorprendió este juicio?

-Es una afirmación de una suficiencia muy grande. Él dijo en una entrevista que no quería ser "prepo". ¡Pero esa opinión es un modelo de prepotencia! Conozco a monseñor González Errázuriz desde que era niño, porque yo era compañero de colegio de su padre y de sus tíos y sé que es una persona absolutamente íntegra y un hombre fiel a la Iglesia.

-Berríos señaló que el obispo González trabajó durante el gobierno militar en la oficina de enlace que tenía La Moneda con la Iglesia y calificó esta función como una labor de "soplonaje".

-Sus afirmaciones no tienen fundamentos. Si en algún momento dado, un funcionario del gobierno militar le pidió algún consejo a monseñor González, estoy seguro de que su aporte fue absolutamente correcto y en la línea de lo que es un buen católico. No puede negarse a colaborar con una persona que le pide una ayuda para un buen objetivo. Alguien con la altura moral del obispo de San Bernardo no se iba a prestar para el soplonaje. Él trabajaba como abogado en Carabineros y esta institución pertenece al Obispado Castrense, que es una institución de la Iglesia y vinculada al gobierno.

-¿Cree que este vínculo podría influir en un posible ascenso de monseñor González al Arzobispado de Santiago?

-Forma parte de su currículum vítae, el cual es impecable.

-A su juicio, ¿cuál debiera ser el perfil del sucesor del cardenal Errázuriz?

-Para mí el arzobispo de Santiago debe ser un pastor. Es decir, un hombre fidelísimo  a la doctrina del Evangelio y a la de la Iglesia, y leal y obdediente al Santo Padre. Esas son las condiciones esenciales.

-El padre Berríos dijo que la Iglesia requiere de sacerdotes más sencillos, que muestren el Evangelio no como una moral sino como una buena noticia.

-Vamos por parte. Él dijo que existía un exceso de sacerdotes. Hace 50 años había, más o menos, uno por cada 2.500 personas. Actualmente, hay uno por cada 7.500. Quienes ejercemos el ministerio estamos solicitados en cada momento por las peticiones de servicios pastorales por parte de la gente. Entonces ¿cómo puede decirse que sobran sacerdotes? Asegura el señor Berríos que se necesitan religiosos sencillos. ¿Y los párrocos que están dispersos por los campos no son sencillos? ¡Son entregados en alma y cuerpo a su ministerio con enorme sacrificio!

-¿No está de acuerdo, como asegura el padre Fernando Montes, que hay ciertos grupos de la Iglesia Católica chilena que se han enfocado sólo en la elite?

-Retomaría primero lo que dijo el señor Berríos. Jesús mismo, en el sermón de la montaña, que supongo que él leyó, comenta los mandamientos de la ley de Dios y los perfecciona. De manera que el Evangelio implica necesariamente una moral. El padre Berríos dice que la mejor manera de misionar es hacer mediaguas. Me parece una afirmación sorprendente en boca de un sacerdote, porque el gran misionero en los principios del cristianismo fue San Pablo y él nunca habló de esto. Él predicó el Evangelio de Jesucristo. Ahora, respecto del padre Montes: si dice eso, afirmo que la Iglesia se debe a todos, no se puede marginar a nadie. Al que es pobre se le atiende porque es pobre, y al que es rico se le atiende no porque sea rico, sino porque merece la atención pastoral.

-¿A qué atribuye las críticas vertidas por el padre Felipe Berríos?

-A juzgar por ciertas afirmaciones que hace, me queda la impresión que su formación teológica es muy deficiente.

"El celibato es una gran garantía"

-¿Percibe una Iglesia más cerrada en estos últimos años?

-No lo creo. En los seminarios hay personas de todos los niveles sociales. De manera que no veo que exista clasismo. Pienso que nuestra institución nunca ha estado cerrada a un grupo determinado por consideraciones socioeconómicas.

-Según trascendió a la prensa, el cardenal Errázuriz ha considerado intervenir la Iglesia Sagrado Corazón de El Bosque, justamente porque se transformó en una comunidad cristiana muy cerrada. ¿Qué visión tiene sobre esta parroquia de Providencia?

-No quisiera hacer juicios pastorales sobre realidades de la diócesis de Santiago, porque no soy el arzobispo. Yo hago fe en  lo que el cardenal Errázuriz determine.

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