43% de las empresas a nivel global considera el impacto ambiental al implementar soluciones de IA

A medida que la inteligencia artificial se convierte en una herramienta de uso diario para millones de personas, las compañías están preocupadas por su implicancia para el entorno. Así lo revela el Barómetro de Sostenibilidad 2025, un estudio global que por tercer año elaboran Kyndryl y Microsoft y que muestra que un 43% de las empresas considera el impacto ambiental de esta tecnología, como el consumo energético y la huella de carbono.
“Más organizaciones están incorporando la sostenibilidad ambiental en su estrategia y la toma de decisiones en torno a la IA, allanando el camino para que los sistemas autónomos optimicen la energía, gestionen recursos y generen un impacto medible”, sostiene el reporte y agrega que, si bien la proporción subió respecto del 35% registrado en 2024, “necesita convertirse en la práctica estándar”.
Según el análisis, un 66% de las organizaciones mantuvo o elevó sus metas de sostenibilidad en los últimos 12 meses. “Si bien representa una reducción frente al 76% del año previo, refleja un avance constante”, precisa.
El estudio, que captura la visión de casi 1.300 líderes empresariales de 20 países y 9 industrias, plantea que las compañías “están adoptando metas de reducción de emisiones y de consumo energético, impulsadas por inversionistas, clientes, socios de la cadena de suministro, empleados y exigencias regulatorias. Esto refleja un reconocimiento creciente de que incorporar la sostenibilidad ambiental no solo mejora la resiliencia y la competitividad, sino que también genera diferenciación en el mercado, mientras que ignorarla expone a las empresas a pérdidas financieras, daños reputacionales y disrupciones operativas”.
El rol de la IA en las metas sostenibles
A pesar del uso masivo de la IA, apenas un 35% aprovecha esta tecnología de manera centralizada para impulsar la sostenibilidad medioambiental y tomar decisiones. El reporte advierte que muchas organizaciones “aún pierden oportunidades de reducir residuos, mejorar las operaciones y anticipar impactos futuros. Tareas avanzadas que requieren series de tiempo y modelos de riesgo (como proyectar riesgos climáticos para las operaciones y los activos, predecir fallas o la demanda de equipos y detectar proveedores con altas emisiones) siguen subutilizadas”.
Para convertir la sostenibilidad ambiental en una ventaja competitiva, la investigación sugiere que las compañías “deben ir más allá del cumplimiento reactivo y utilizar la IA para anticipar impactos climáticos, riesgos en la cadena de suministro y necesidades de recursos”.
En esa línea, el estudio recomienda apalancar la IA predictiva y la IA agéntica: la primera proyecta resultados futuros e identifica riesgos u oportunidades, mientras que la segunda actúa de manera autónoma sobre esos insights en tiempo real. “Esto crea un ciclo de auto-optimización donde la estrategia y la ejecución se vinculan sin fricciones, impulsando mejoras continuas y proactivas en toda la operación”, aseguran los autores.
“Las organizaciones que integran datos, insights e IA en su estrategia de sostenibilidad, identificación de riesgos y oportunidades, y seguimiento de metas están mejor posicionadas para crear valor empresarial a largo plazo mediante avances medibles y un impacto duradero”, concluye el análisis.
Situación en Chile
Desde la experiencia de Kyndryl en el mercado local, las empresas chilenas están fortaleciendo sus estrategias y ampliando sus capacidades para gestionar datos, talento y procesos con mayor rigor. El foco hoy está en mejorar la calidad de la información ESG, profesionalizar la gestión de datos y acelerar la modernización tecnológica, elementos que permiten avanzar hacia modelos de operación más eficientes y transparentes.
“Las empresas chilenas avanzan en sostenibilidad, pero todavía enfrentan brechas importantes para integrarla con tecnología”, señala María Soledad Matos, gerenta general de Kyndryl Chile. Añade que “la falta de integración entre datos, las capacidades digitales insuficientes y la madurez tecnológica son factores que aún frenan la automatización y la eficiencia”.
A nivel regional, el uso de IA para anticipar consumos, emisiones y riesgos climáticos marca una trayectoria relevante para Chile. La oportunidad está en pasar desde la medición hacia la predicción y la acción. “Definitivamente, los grandes desafíos son el liderazgo, el talento, los datos y la madurez digital”, enfatiza Matos, quien sostiene que avanzar en esos frentes permitirá conectar sostenibilidad, tecnología y resultados de negocio de forma más efectiva.
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