Guy Wenborne: "La fotografía aérea me ha hecho reflexionar sobre el efecto humano en el planeta"

fotografo aereo CaletaPortales
Caleta Portales, en Valparaíso.

El destacado fotógrafo de naturaleza está a semanas de cumplir 30 años en ese oficio. Wenborne ha basado su trabajo en retratar Chile desde el aire tomando distancia de lo que vemos habitualmente. Con esa experiencia, será uno de los jurados del Quinto Concurso de Fotografía de Ladera Sur.


Cuando era niño, Guy Wenborne pasaba los meses de verano en Villarrica en la casa de su abuelo, un explorador amante de la naturaleza que tenía un tesoro con el que su nieto alucinaba: una colección de más de 500 revistas National Geographic que, con el paso de los años, Wenborne se preocupó de heredar. "Ahora las tengo yo", dice orgulloso.

Las fotografías a todo color de lugares extraordinarios que aparecían en esas páginas encandilaban a Wenborne (53), una fascinación que persiste hasta hoy en su labor como fotógrafo de naturaleza. "Chile tiene paisajes de unos colores increíbles y me parece casi un sacrilegio extraerles el color y hacer fotos en blanco y negro", dice.

Si tiene que elegir el lugar más impresionante para ese registro, Wenborne menciona la Reserva Nacional Los Flamencos, en San Pedro de Atacama: "Hay un grupo de salares que tienen unos colores extraordinarios y todavía estamos a tiempo de resguardarlos del potencial negocio del litio. Vamos a tener que decidir cuántos y cuáles salares sacrificar en pro del desarrollo de la electromovilidad mundial", dice. Cuenta que ahí se juntan colores y formas particulares, con un relieve volcánico y cuencas endorreicas muy características del lugar, y "esa mezcla se ve increíble, desde el aire y desde la tierra".

También dice estar sorprendido con la Antártica, donde ha estado varias veces. "Es de los lugares más especiales que he visitado. Me emociona la cantidad de vida que hay ahí y, si bien es un paisaje que podría parecer muy monocromático, está lleno de tonos de blancos, grises y azules. Es un gran desafío tomar fotos ahí: es de esos lugares con los que cuesta conectarse y se te hacen esquivos, y es ahí cuando uno se entusiasma y lo persigue. En cambio, un paisaje que muestra su belleza rápidamente es tal vez poco desafiante".

[caption id="attachment_836817" align="aligncenter" width="651"]

Puerto Aguirre, Región de Aysén.

[/caption]

Wenborne maneja la cámara desde que estaba en el colegio. Egresado de la generación de 1984 del Saint George's, en el anuario de ese año aparece la primera imagen de su autoría que publicó, luego de ganar un concurso de fotografía. Es el registro del reflejo en una poza de agua de la sala de clases y de los cerros después de un día de lluvia.

Sus padres eran arquitectos e intelectuales, y la presión familiar por el clásico cartón que dijera abogado, médico o ingeniero, era fuerte. Un problema para quien reconoce que en esos años de colegio era "absolutamente porro. En clases estaba en cualquier planeta, menos atento al profesor", asegura. Sus cuadernos del colegio no tenían apuntes, sólo dibujos de mundos fantásticos. Aguantó apenas dos años como alumno de Ingeniería en Administración Agroindustrial, hasta que decidió hacer de su hobby su profesión. "Dije 'voy a probar un rato' y llevo 30 años probando".

Su cámara siempre ha apuntado a la naturaleza y su trabajo se puede ver en varios libros, como Santiago desde el aire, Chile tierra de volcanes y Parques Nacionales de Chile, entre otros. También en la plataforma sobre medio ambiente, paisaje y viajes Ladera Sur, donde es parte del staff junto a otros destacados fotógrafos de naturaleza, como Augusto Domínguez o Pablo Valenzuela, por mencionar a algunos, con quienes será jurado en el quinto concurso de fotografía que se lanzó este mes (ver recuadro).

[caption id="attachment_836825" align="aligncenter" width="651"]

Las siembras de las comunidades mapuches, en los alrededores de Cañete.

[/caption]

-¿Qué le gusta de fotografiar la naturaleza?

- Que no hay humanos. No es que rechace la presencia de las personas, lo que pasa es que me gusta ver la naturaleza pura. La fotografía aérea me ha hecho reflexionar mucho sobre el efecto humano sobre la superficie del planeta, porque desde el aire podemos ver la manera en que nosotros, como especie, somos capaces de intervenir el entorno para sobrevivir y en esa intervención la naturaleza siempre pierde.

-¿Qué reflexión le queda al ver esa alteración de la naturaleza?

-Que tenemos los tiempos contados, porque esa expansión humana que llamamos progreso está basada sobre un recurso que es finito, pero el comportamiento humano parece no detenerse. En algún momento, tenemos que pegarnos el alcachofazo, porque ese recurso se va a acabar. Veo inercia en el sistema capitalista y hacer cambios drásticos toma tiempo, es lento; en cambio, los efectos en la naturaleza están siendo mucho más rápidos que la capacidad de cambiar del ser humano.

Desde arriba

Guy no recuerda la primera vez que vio el paisaje desde el aire. Debe haber sido muy chico, porque su abuelo -el mismo que coleccionaba las revistas- era piloto privado y tenía una avioneta. El papá de Guy también fue piloto, y él siguió esa tradición. "Si no fuera fotógrafo, sería piloto", dice. Por eso, el paso lógico en su oficio de fotógrafo fue incorporar imágenes desde el aire.

[caption id="attachment_836828" align="aligncenter" width="651"]

Chaitén, Región de Los Lagos.

[/caption]

-¿Qué busca en una foto aérea?

-Busco que aparezca la escala geográfica, donde el ser humano aparece en su real dimensión, pequeña. Me gusta tomar distancia de las cosas, y a la distancia veo al ser humano como especie y no como individuo.

-¿Cómo es observar con distancia lo que vemos en lo cotidiano?

-Es ingresar en una nueva dimensión, a una dimensión no humana. El ser humano se mueve en una escala pequeña, de cientos de metros, pero ingresar en una escala aérea y vernos desde donde no nos observamos habitualmente, me aporta el contexto geográfico donde está inserto el ser humano. Me encanta cuando en una foto aérea se visualizan los procesos que han moldeado el territorio: cómo los glaciares dejan una morrena frontal o la huella de la corrida de lava de un volcán; cómo se evidencia el tamaño de los procesos geomorfológicos, comparado con lo pequeño que somos. Desde el aire te das cuenta de que son tremendos agentes modeladores del paisaje.

-¿Cómo debe ser una buena foto desde el aire?

-Primero, visualmente atractiva. Segundo, si cuenta una historia interesante que pueda complementar lo que estás viendo, mejor aún. A mí me gusta que sea abstracta, que no se entienda bien a primera vista, que no sepas si es algo muy grande o muy pequeño, para que luego un texto te revele la imagen. Te puede parecer visualmente muy bella la imagen de unas aguas color turquesa con un entorno de arenas grises, pero si te cuento en el texto que en realidad lo que estás viendo es un relave minero de un territorio estéril, te da otra visión u otra belleza de lo que estás viendo. En el caso del relave, podría ser la belleza de lo terrible o del drama.

-La foto aérea, ¿de día o de noche?

-De día, de todas maneras, aunque de noche me encanta. Desde el aire, en la noche la naturaleza está en pausa, es callada, duerme, lo que se ve es el efecto humano, como si fuera el sistema circulatorio de la ciudad. No se ven las personas; se ve como una infección bioluminiscente.

-Usted está en Instagram, ¿qué le parece lo que ha pasado con la fotografía en esa red social?

-Estoy hace dos años y medio. Me ha abierto los ojos para entender cómo evoluciona el arte. No siempre evoluciona hacia donde uno quisiera, pero es entretenido ver qué están haciendo las nuevas generaciones.

-¿Hacia dónde le habría gustado que fuera esa evolución?

-No sabría contestar eso, porque la evolución es nomás, tú no la diriges. Lo que no me gusta de Instagram es el abuso de la posproducción. Soy más purista y la imagen que transmito es casi idéntica a la sensación del lugar donde estuve para tomar esa foto. Hoy se hacen muchas imágenes y pocas fotografías.

Chile desde el aire

Wenborne, junto a otros 10 profesionales, será parte del jurado del quinto concurso de fotografía que lanzó Ladera Sur para los aficionados a esta disciplina, bajo el nombre de "Chile desde el Aire, con los pies fuera de la tierra".

La competencia busca las mejores fotografías aéreas de Chile, que pueden ser tomadas desde la ventanilla de un avión, arriba de un andarivel o teleférico, sobre un globo aerostático, con un dron o incluso desde un parapente: la única regla es que haya sido tomada sin estar en contacto con la superficie.

El plazo para enviar las fotografías vence a las 23:59 horas del domingo 3 de noviembre de 2019. Las imágenes deben ser originales y de autoría del participante. Más información en www.laderasur.com.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.