La reconstrucción del ex diputado Guillermo Ceroni: "Hoy soy mucho más feliz que antes"

FOTO ROBERTO CANDIA

En noviembre de 2015 se publicaron fotos de unos mensajes suyos en WhatsApp, que de manera forzada lo sacaron del clóset. Su homosexualidad era, hasta entonces, un secreto. Dio la cara, dio explicaciones y luego decidió dejar el tema en el silencio. Hasta ahora. ¿Cómo se reconstruye un hombre que siente que le quebraron la vida?, ¿cómo se levanta?, ¿qué piensa?, ¿qué siente?, ¿qué decisiones toma?


"A pesar de que esto ha afectado tremendamente mi honra y de las consecuencias que todo esto tuvo en mi vida, las disculpas que se han dado en ese tenor, las acepto".

La declaración retumbó en la sala 7 del Juzgado de Garantía de Valparaíso. A las 9.36 del miércoles recién pasado, la dijo Guillermo Ceroni (72). Vestido con terno negro, camisa en tono pastel y corbata roja. Y justo antes de pronunciar cada una de esas palabras, les clavó la mirada a los tres fotógrafos y dos periodistas que unos minutos antes le habían pedido disculpas públicas por haber dañado su honra y privacidad. El ex diputado por el PPD se las aceptó.

Antes de que esto comenzara, estuvieron todos afuera. Esperando juntos, pero no revueltos. Ceroni iba acompañado únicamente por su abogado, César Ramos. Ninguno de los entonces formalizados se le acercó a Ceroni; y él tampoco intentó hablar con ellos. La única, y tal vez última, interacción con esas personas fue en esta audiencia que duró seis minutos y 49 segundos; y donde las partes llegaron a un acuerdo reparatorio.

Aceptar las disculpas fue el fin de un proceso que duró casi tres años. Fue el cierre para Guillermo Ceroni de un caso que comenzó el 10 de noviembre de 2015, el día en que él considera que le cambió drásticamente la vida: contra su voluntad, el medio online El Dínamo publicó fotografías de conversaciones de WhatsApp que el entonces diputado tenía durante las sesiones del Congreso. Eran conversaciones con otros hombres, con mensajes subidos de tono. Las imágenes, que seis días antes las había tomado Agencia Uno, hacían público el que había sido hasta entonces su secreto: que él es homosexual.

Para Ceroni no es grato revisitar los detalles de su caso. Pero lo recuerda perfectamente. Un día antes de que todo estallara, a él lo había llamado por teléfono un periodista de ese medio digital para avisarle de las fotografías. Incluso le pidió una opinión sobre el registro. Él se negó, aunque intuía que no podría hacer nada por detenerlo.

Entonces llegó ese martes 10 de noviembre. En plena sesión en el Congreso, le comunicaron a Ceroni que las imágenes ya estaban en internet. Su celular no dejó de sonar; mientras él no paró de pensar en su familia, en el daño que significaría para todos ellos dicha exposición y en cómo enfrentar el tsunami que le caía encima. En vez de arrancar, él decidió surfearlo haciendo todo lo contrario a lo que le aconsejaron sus pares. Habló para la televisión, para los diarios, para las radios. Un mes después apareció en Revista Sábado junto a Carmen Duch, su esposa, con quien ha compartido la vida por más de 50 años. Allí, él hablaba de su orientación sexual y sobre cómo llegó a tener un acuerdo de pareja con ella, el cual ha perdurado en el tiempo.

Después de eso, decidió guardar silencio sobre el tema. Prefirió enfocarse en temas estrictamente políticos, relacionados con su rol de diputado. En eso estuvo dos años, que eran los que le quedaban de su período de parlamentario. "Me ayudó que salí inmediatamente a hacerme cargo de la situación y que también los medios -los otros medios- y mis compañeros se portaron muy bien conmigo, me apoyaron", recuerda hoy, sentado tranquilo en un café de Providencia. Eso quería él: salir del caos, pero ojalá marcando un precedente respecto a la intromisión en la vida privada de las personas.

En ese objetivo le ayudó que semanas después de la revelación de las fotos lo contactaron desde la oficina Albagli Zaliasnik. El abogado César Ramos tomó su caso e interpusieron una querella criminal, posterior a una denuncia de la Cámara, por daño a la privacidad contra los cinco involucrados en la publicación de las imágenes. Posterior a ello, algunas defensas de los acusados solicitaron el sobreseimiento definitivo -apelando al derecho a la información-, pero la Corte de Apelaciones rechazó dicha solicitud. "Eso no es menor", dice Ceroni. Y su abogado también lo sostiene: para él, esto fue el primer paso para marcar un precedente en coberturas que expongan la vida privada y honra de las personas versus el derecho a informar.

"La querella la puse para marcar un punto de inflexión. Yo nunca fui de hablar de mi vida privada. Si no hubiese pasado lo de la publicación de El Dínamo, nunca lo habría hecho. Menos mal, y no lo digo porque sea yo, que lo que pasó lo asumí con valentía", dice.

Para Ceroni, la audiencia del pasado miércoles no sólo fue el fin de un ciclo. También fue el comienzo otro. "El inicio de una nueva vida", precisa él.

-¿Está tranquilo, entonces?

-Sí. Había que ponerle un punto final a esto.

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"Estoy en otra"

A fines de 2015, luego de sus descargos en la prensa, Ceroni se sumergió en el silencio, en el apoyo de sus cercanos, de su familia e incluso, recalca, de políticos de derecha. Luego, cuando ya nadie hablaba de su vida privada, echó a andar en los últimos meses de 2017 una séptima candidatura para un escaño de diputado. Pero perdió la elección. Y con eso, volvió el fantasma de su salida forzada del clóset, de cuánto pudo haber influido en la derrota y de cómo sería su vida fuera del servicio público.

Entró con acelerador a una nueva etapa que él imaginó como un segundo tsunami: "La vida política a mí me fascinaba tanto, que pensé que el cambio podía ser demasiado impactante". Pero no lo fue.

-¿Cómo se repone alguien cuando de pronto se le escapa de las manos lo que ha hecho por más de dos décadas?

-Tratando de llevar una vida normal, con tranquilidad, con calma, enfrentando las cosas con honestidad.

-¿Echa de menos su vida de parlamentario?

-Para nada. Tengo un recuerdo muy positivo de mi vida en el Parlamento, pero al salir me di cuenta de que uno deja muchas cosas propias de la existencia y que son muy valiosas. Se abandonan las relaciones personales. Hoy para mí es muy grato relacionarme con la gente, comportarme de manera afectuosa con todos. Siempre he sido de piel y cercano, pero antes algunos creían que era porque quería recolectar votos o por interés político. Hoy aprecio con mucha mayor libertad las cualidades de las personas. No estar en el Parlamento me ha servido para eso, para abrirle la puerta a aspectos de mi vida que he dejado.

-¿Perder la elección pudo haber tenido que ver con la publicación de sus conversas por WhatsApp?

-Esa es una interrogante para mí. No puedo decir cuánto influyó, porque creo que también tuvo que ver el que me cambié de distrito a una zona administrada por la derecha, pero también sé que cuando pasó esto la gente me apoyó; incluso creo que tengo más apoyo que antes. No voy a dar nombres, porque son rumores de gente que se acercó a mí, pero hubo un candidato al Parlamento que usó lo que pasó en contra mía. Esa persona decía que cómo iban a votar por mí después de lo que le ocurrió. No puedo decirte cuánto influyó el tema, aunque me gustaría saberlo. Yo intuyo que sí, pero no tengo cómo medirlo; y prefiero no darle más vueltas. Estoy en otra.

Estar en otra. Eso es evidente en Guillermo Ceroni hoy. No tiene la urgencia de aclarar nada ni quiere dar explicaciones. En estos tres años de silencio desde ese primer tsunami personal, él ha reposado, ha reflexionado y ha concluido cosas respecto a su vida. Sin rabia, sin arrebatos. Eso se trasluce en cada una de sus respuestas en esta entrevista con la que decidió romper su autoimpuesto mutismo.

"Nos amamos mucho"

Actualmente, los días de Guillermo Ceroni transcurren en Parral, el lugar de la Región del Maule donde vive hace años con Carmen, su señora. Allí, pese a estar jubilado, él instaló una oficina al lado de su casa, donde atiende casos penales como abogado, la profesión que durante más de dos décadas abandonó para ser parlamentario. Todos los días, a las 9 de la mañana, está instalado ahí: revisa casos, atiende gente, estudia la plataforma web del Poder Judicial.

Cada 15 días visita Santiago y se queda en el departamento de una de sus hermanas, en Las Condes, donde tiene un espacio propio. También viaja a Talca en su rol de presidente regional del PPD. Su vida, admite, "es mucho más tranquila que antes, cuando estaba enajenado con la política. Aunque sigo haciendo cosas en esa materia y me fascina, también trato de vivir el día a día, disfrutar más a mi familia".

-Usted habla de una "nueva vida". ¿A qué se refiere?

-Han cambiado cosas. Partiendo porque hoy me relaciono más honestamente con la gente. He podido viajar fuera del país, he estado tranquilo. La idea mía es seguir hasta el último día de mi vida trabajando, haciendo una actividad interesante, no quedándome en la casa. Por eso decidí retomar mi actividad de abogado. Por supuesto que me ha costado, pero ha sido entretenido. Desde que salí del Parlamento empecé a tener una vida más normal. Ahí uno abandona su vida en su totalidad.

-¿Y usted abandonó su vida?

-A mí la vida política me fascinaba, pero me di cuenta de que postergué mi vida y a mi familia, aunque felizmente no tuve hijos. Lo digo así porque eso me permitió dedicarme a la actividad política sin marginar a personas como los hijos, sin dejar de preocuparme de ellos. Es muy duro y muy difícil. Los dos últimos periodos yo estaba cansado, agotado de las críticas de la ciudadanía al sistema en general. No todos somos corruptos, y eso me empezó a agobiar. Yo tengo una buena opinión de la gran mayoría de los parlamentarios, son gente realmente entregada. De todos me quedé con la mejor impresión.

-Cuando explotó todo, con su señora contaron su historia. Decía que ella ha sido su gran confidente y compañera. ¿Siguen juntos?

-Sí. Está todo bien. No quiero hablar de ella, porque no quiero volver a exponerla. Ella es muy querida. Esta es una relación clara entre los dos. Nosotros nos amamos mucho, nos queremos mucho, es una relación muy privada y de nosotros.

-Es su partner.

-A ella no la cambiaría por nadie en el mundo. A tal extremo que… mira lo que te voy a decir: si yo tuviera una pareja que me hiciera elegir entre él o ella, yo me quedo con ella. Pero no quiero profundizar en eso.

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"Hoy es una sociedad distinta"

Guillermo Ceroni creció con la presión de haber nacido homosexual en una época en que se les perseguía, se les golpeaba y se les detenía. Era delito. Eso fue así hasta 1999, cuando se logró eliminar el carácter delictual a las prácticas homosexuales entre adultos. "Justo estaba yo en la Comisión de Constitución, pero no pude decir nada. Claro que voté a favor", recuerda.

-¿Ha pensado cómo habría sido su vida si hubiese nacido homosexual en una época más reciente, distinta?

Silencio. Antes de responder, Ceroni inclina su espalda hacia atrás, hasta clavarla en el respaldo de la silla. Entonces pone los codos sobre la mesa, apoya su mentón sobre las manos y se queda pensando unos segundos.

-¿Si hubiera nacido ahora?, ¿si hoy yo fuera joven? Creo que habría actuado con más libertad. Habría tenido grupos de contención, me habría hecho más amigos con mi condición para entenderme mejor y compartir experiencias. A mí me da gusto ver a la gente joven ser mucho más espontánea, más franca y más libre. Hoy es una sociedad distinta. Si hoy se ve a dos jóvenes del mismo sexo caminando por la calle, no se condena. Ni siquiera lo que me pasó a mí se habría condenado. La sociedad está más comprensiva.

La realidad de Ceroni fue otra. Cuando en plena adolescencia empezó a tener noción de su orientación sexual, le resultaba agobiante. Tenía que tener privacidad extrema, pero al mismo tiempo necesitaba liberar su gran secreto. Se lo contó a su mejor amigo de entonces, pero sólo se ganó un cuestionamiento. Eso lo cohibió aún más para revelarlo durante su adultez. "Hubiese querido compartirlo con amigos, pero no podía hacerlo. Evidentemente necesitaba conversar con otra persona. Pero no se podía con nadie, excepto con la pareja que tuvieras en ese momento", dice. Muy cauto, Ceroni le fue confesando esto a muy pocas personas cercanas. Entre ellas estaba su mujer, Carmen.

-Pese a lo traumática que fue para usted la manera como el país se enteró de su orientación sexual, ¿vive hoy más tranquilo?

-Hoy me siento más tranquilo y menos oprimido por la sociedad. Al mismo tiempo, todo lo que ocurrió me ayudó a tener una actitud más tranquila para no ceder a la presión. Ya no siento la necesidad de mostrar mi vida personal como en algún momento creí que necesitaba porque esto se me vino encima. Yo creo que las vidas personales son personales. Es más, yo podría estar tranquilo compartiendo con una pareja, pero no voy a hacer ningún gesto especial de demostrarle a la gente que es mi pareja. Hoy las parejas gay se toman de la mano, sobre todo en Europa, y no pasa nada, pero yo soy más discreto. Creo que igual mantengo siempre una reserva.

-¿Sigue los temas de diversidad sexual? Hoy tenemos a íconos que hace poco eran impensados: Daniela Vega, por ejemplo.

-Estoy siempre pendiente, pero de los temas políticos en general. A mí me preocupa la falta de creencia en las instituciones. Falta que la ex Nueva Mayoría le ofrezca un proyecto claro al país, por ejemplo. Pero también me preocupa el rumbo que Piñera le quiere dar a Chile. Por ejemplo, él quiere limitar lo que es la sexualidad sólo a lo heterosexual. Eso es un absurdo. Su sector y él tienden a pensar que la homosexualidad es una decisión personal, y eso no es así. No es que uno nazca diciendo "quiero ser heterosexual". Uno es o no es.

-Pero usted es católico, y la Iglesia no está muy lejos de esa idea. Es incluso aún más dura en ese punto.

-Soy católico, pero a mi manera. Con todos los abusos sexuales que han sido descubiertos, sobre todo de menores, la Iglesia demuestra su doble faceta. Sus propios conflictos, que son terribles, deberían a la Iglesia haberla hecho mucho más comprensiva con el ser humano en general. Pero hicieron lo contrario.

-¿Hasta dónde comulga con el catolicismo, entonces?

-Mira, para mí la ética pasa por la línea del amor, y creo que todo lo que va contra el amor es antiético. Por tanto, todo lo que está vinculado al amor es ético. Dicho eso, siempre he pensado que lo que va contra el amor, lo que implica dañar a una persona porque se quiere atentar contra el amor del ser humano, es una falta a la ética.

-¿Se refiere a la condena de la homosexualidad?

-Todo lo que eso implica.

-Además de dejar su rol público, ¿en qué ha cambiado usted desde el 2015?

-Ha cambiado cómo me relaciono con la gente, porque ahora tengo una vinculación más espontánea. Sobre todo porque la gente, creo, actúa más espontáneamente también conmigo. En Parral tengo una relación muy buena con todos, me han apoyado siempre. Debe ser también que hoy me siento más libre para poder hacer una vida más integral: me vinculo con la gente, con la naturaleza; y vivo más entretenido y no absorto en una vida política.

Guillermo Ceroni dice que ésta será la última vez que hablará de lo ocurrido en noviembre del 2015. Recalca que es una promesa personal que cumplirá. Su nueva vida, que se selló formalmente con la audiencia de este miércoles, necesita el cese de esta historia.

Pero antes de bajar el telón otra vez, y de entrar nuevamente en el silencio, hace una última reflexión:

-No era la forma ideal de sacarme ese peso de encima, pero al menos me lo saqué. Si me preguntaras si es que soy más feliz hoy que antes, yo te digo que sí: hoy soy mucho más feliz que antes. Definitivamente, hoy sí estoy feliz.

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