Camila Miranda
Directora Ejecutiva de la Fundación NODO XXI
Egresada de Derecho de la Universidad de Chile. Investigadora en estudios de género y educación.
La paz social nunca es el resultado de una imposición: se cimenta en dignidad y es una tarea aún pendiente.
En el transformismo o “giro democrático” de la derecha por el Apruebo hay un intento por evitar a toda costa que en el proceso constituyente haya algo en juego.
Toda la fuerza social que se ha movilizado (en la revuelta de octubre, por el 10%, por la violencia de género, por el Wallmapu) claramente encarna una democracia activa que entra en tensión con la de la ensoñación. Por tanto, estamos en la escritura de una obra totalmente diferente. Hay que abrir el telón, hay nuevas actuaciones...
Si la dignidad (vida digna) se circunscribe a la pandemia (al ahora), veremos que es una urgencia material frente a la cual la Constitución opera como la caja fuerte, como argumento a través del cual niegan su posibilidad.
La imposibilidad del Estado para cumplir con las expectativas que recaen sobre él en tiempos de crisis se debe en términos generales a su progresiva des-democratización: dejó de ser un espacio democrático para una gran cantidad de actores.