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Chile aún no entiende los conceptos de inflación o interés compuesto: la cruzada por una educación financiera útil y gratuita

Pese al auge de los emprendimientos y el creciente acceso a servicios digitales, la mitad de los chilenos no comprende conceptos como la inflación o el interés compuesto. Un curso gratuito online busca cambiar esa realidad desde la base.

En un país donde 7 de cada 10 personas tiene deudas, pero apenas la mitad comprende conceptos financieros básicos como la inflación, el riesgo o el interés compuesto, educarse financieramente no es un lujo, sino una urgencia.

A nivel regional, Chile no está solo: según la OCDE, América Latina es una de las zonas con menor alfabetización financiera del mundo, con un puntaje promedio de 12,1 sobre 21 en su índice, donde Chile obtiene 12,2, ubicándose por debajo del promedio OCDE (13). Más preocupante aún: en los últimos cinco años, los niveles de conocimiento financiero en nuestro país se han mantenido estancados o a la baja, según el Banco Central y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).

Es en ese contexto donde nace “Manos a la Obra”, un curso online, gratuito y certificado por la Universidad de Chile, que entrega herramientas prácticas en esta materia, diseñado para quienes quieren iniciar o fortalecer un negocio. A la fecha ha capacitado a cerca de 40 mil personas de todo el país, y este 2025 vuelve con nuevos contenidos y una motivación extra: 10 premios de un millón de pesos para los mejores proyectos que completen el curso y postulen al concurso “Aprendiendo Emprendo”.

“La educación financiera es mucho más que entender una planilla Excel. Es tener libertad para tomar decisiones, planificar con conciencia y no depender del azar o la informalidad, que trae consigo graves riesgos a la seguridad de las personas, con consecuencias que van más allá de lo económico y afectan a toda la familia”, afirma José Manuel Mena, presidente de la Asociación de Bancos (ABIF), institución que junto a la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile impulsa este programa.

El rostro de la brecha

La falta de conocimientos financieros no distingue género ni región, pero sí se acentúa en grupos como mujeres, personas mayores, trabajadores informales o quienes emprenden por necesidad más que por oportunidad. Por eso, Manos a la Obra se estructura en 10 módulos cortos y sencillos sobre ahorro, endeudamiento, flujo de caja y herramientas digitales, que se pueden realizar desde cualquier parte del país, incluso desde el celular.

“En regiones, donde el acceso a formación financiera suele ser más limitado, este tipo de cursos puede marcar la diferencia entre que un negocio sobreviva o no. Además, es una forma concreta de descentralizar el conocimiento”, agrega José de Gregorio, decano de la FEN.

¿Por qué importa tanto hoy?

A marzo de 2025, según cifras del ABIF Informa, el crédito de consumo en Chile se mantiene prácticamente estancado (0,2% de crecimiento anual), mientras que el crédito comercial —clave para las pymes— ha caído 5% en los últimos doce meses. Esto, sumado a una percepción generalizada de desconfianza o miedo a endeudarse, está limitando las posibilidades de crecimiento de miles de emprendedores.

A esto se suma además que miles de personas están cayendo en créditos informales conocidos como “gota a gota”, ya que no ahorran para imprevistos, eligen desinformadamente sus productos financieros o emprenden sin saber cómo calcular su flujo de caja. Solo en los últimos cuatro años, la CMF ha detectado un total de 231 instituciones irregulares ligadas al préstamo informal. Ante este escenario, se presentó un proyecto de ley que busca tipificar en el Código Penal el delito de préstamo ilegal con usura extorsiva, una práctica que se ha extendido en distintos barrios del país.

Desde 2021, la plataforma Mi Barrio Financiero —que alberga el curso— ha capacitado a más de 140 mil personas. Ahora, con esta nueva versión de Manos a la Obra, se busca llegar a aún más personas, sobre todo en comunas alejadas de los centros urbanos y donde la informalidad predomina.

“El sueño de emprender no debería naufragar por no saber armar un flujo de caja o calcular una tasa de interés. Hoy, con acceso a internet y voluntad, eso puede cambiar”, concluye Mena.

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