Barrio Meiggs

SEÑOR DIRECTOR:
El desalojo de tres calles del barrio Meiggs, operativo realizado hace algunos días atrás que busca erradicar el comercio ambulante, el lanzamiento de bombas molotovs en dicho sector y los últimos operativos donde se han realizado revisiones de bodegas y locales por productos falsificados, debe invitarnos, como sociedad, a reflexionar y a mirar con auténtico sentido crítico a nuestro país y a la forma en cómo nuestras autoridades han construido, si es que aún cabe usar esa palabra, nuestro presente y futuro.
Aunque parezca lejano, hace apenas una década el barrio Meiggs, bautizado en honor al ingeniero estadounidense que estructuró gran parte del ferrocarril en Chile, era motivo de orgullo. Representaba, de algún modo, el esfuerzo, la perseverancia y la prosperidad a la que aspiraba la sociedad chilena. Meiggs se destacaba en aquel entonces por ser un barrio multicultural, centrado en el comercio y la gastronomía. Hoy, sin embargo, parece haberse transformado en tierra de nadie, gobernada por sicarios y “monarcas” cuyos títulos nada tienen que ver con nobleza alguna.
¿Cómo llegamos al punto en que Meiggs es dominado por personajes que imponen sus reglas a punta de violencia y extorsión? Resulta doloroso constatar que, día a día, seguimos perdiendo terreno frente a estructuras mafiosas que hasta hace poco solo conocíamos a través de series y telenovelas extranjeras.
Nelson Salas Stevens
Abogado penalista
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