Vivir en La Moneda

SEÑOR DIRECTOR:
La intención manifestada por el presidente electo, José Antonio Kast, de residir en el Palacio de La Moneda no solo ha sorprendido, sino que también ha abierto interrogantes tanto de carácter simbólico como práctico. Según lo que él mismo ha manifestado, no cabe duda de que esta decisión busca transmitir una señal de austeridad para su próximo gobierno.
Sin embargo, más allá de las incomodidades que ello pueda implicar para su familia, parece tratarse también de un gesto de entrega total a la tarea que le fue encomendada por las urnas. En ese sentido, podría interpretarse como su propia versión del mensaje “24/7” del expresidente Sebastián Piñera, de disponibilidad permanente y dedicación absoluta a una responsabilidad respecto de la cual una mayoría de chilenos de distintas sensibilidades políticas tiene altas expectativas.
De concretarse, José Antonio Kast pasaría a integrar la reducida lista de presidentes que han residido en La Moneda.
Es de esperar que cualquier señal de austeridad que busque valorar la responsabilidad y sobriedad en el ejercicio del poder, no se confunda con gestos que, por su carácter innecesario o efectista, terminen por desdibujar su intención original. Cuando tales manifestaciones cruzan el límite de las formas, como trasladarse “con saco de dormir” a La Moneda, la figura presidencial corre el riesgo de quedar expuesta a una trivialización incompatible con la dignidad de la investidura y con el respeto que merece la más alta magistratura del país.
Jacqueline Dussaillant Christie
Faro UDD
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