Cómo escribir un libreto de cine: las claves del guionista de Taxi Driver

taxi driver
Taxi driver.

Paul Schrader (1946) es un guionista norteamericano. Escribió la historia del excombatiente perturbado que interpretó Robert de Niro en 1976, además de Raging Bull (1980) y American Gigoló (1980), entre otras cintas al alero de directores como Martin Scorsese y Brian de Palma. En una charla para la British Academy of Films and Television Arts (BAFTA), el también director compartió sus consejos para quienes quieran comenzar a escribir guiones.


Paul Schrader ha hecho clases de guión en muchas universidades, entre ellas UCLA y Columbia, "pero enseñé un método para escribir que yo mismo desarrollé y no se puede encontrar en un libro", advierte. "Este es mi método, esto es lo que yo me enseñé a mí mismo. Creo la única manera de enseñar algo tan fungible como escribir guiones es hacerlo como funcionó para ti".

Para el ex crítico de cine de LA Weekly Press, el arte tiene una utilidad. "Creo que el arte es funcional. El arte es una herramienta (…) puedes usarlo para hacer cosas. Y para lo que puedes usarlo es para aprender de ti mismo y otras personas. De lo que estoy hablando es de la funcionalidad de contar una historia, no solo del placer de hacerlo o de venderlo. Y para entender cómo funciona el arte, tienes que empezar contigo. Tú eres el material en crudo". Así que su primer consejo para comenzar a escribir un guión es:

1- Estúdiate a ti mismo

Paul Schrader cuenta que, en sus talleres, la primera clase pide a sus alumnos que escriban un problema que los aqueja, junto a algunos datos básicos como su edad, el género con el que se identifica, etnia, etcétera. Luego, hay que pensar en las ramificaciones de ese problema, cómo se manifiesta: si el problema es que hiciste algo que no debías, ¿a quién afecta?, ¿alguien más sabe que lo hiciste? O si tu problema es que no puedes decirle a tus padres algo sobre tu vida, ¿hay otras personas que lo sepan?, ¿podrían llegar a enterarse? "Estamos en el trabajo de la ropa sucia", dice aludiendo al dicho "la ropa sucia se lava en casa". "Este es el negocio que elegimos, si tienes problemas con la ropa sucia, no deberías estar aquí. Todo el mundo está interesado en nuestra ropa sucia, pero no de la manera que luce realmente. Tenemos que trabajarla". El segundo punto es ese trabajo:

2- Encuentra una metáfora

Ahora, ¿qué es una metáfora? "Una metáfora es una representación, no el problema mismo. Es como tener dos cables: tienes el problema y la metáfora, y estas tienen que acercarse lo suficiente como para que salte una chispa (…) Frankenstein es una de las más famosas. ¿Cómo puedes tener una mejor metáfora que esa? Jaws, The Exorcist, Rosemary's Baby, estas son metáforas potentes y funcionales. Y si tienes un buen problema y una buena metáfora, ya tienes gran parte de la batalla ganada".

Una metáfora puede ser un oficio, un momento histórico o una historia de amor, pero tiene que ser algo que exprese tu problema sin decir el problema. Schrader da el ejemplo de una persona que no puede decirle a su familia que es homosexual: "La metáfora que funcionará es la del espionaje: alguien que está espiando secretamente a su propia compañía porque otra compañía le paga. Esta es una gran metáfora para un homosexual que no se lo ha contado a nadie porque en realidad estás hablando del problema sin hablar del problema. Ya sabes, ¿cómo es vivir una doble vida en la que estás engañando a gente que confía en ti?".

3- Desarrolla la historia

Así que tienes tu problema —la soledad— y tienes una metáfora —el taxista. Ahora tiene que pasar algo, ¿no? "Tienes a un tipo a la deriva. Conoce a una chica que no puede tener, pero quiere. Intenta matar su figura paterna, pero falla, así que asesina a la figura paterna de otro y se convierte en un héroe. Esa es la trama de Taxi Driver. Y todo eso vino de la soledad, empujarla a través de un taxi e imaginar qué podía pasar". Cuando comienzas a hablar sobre la trama, haces una hipótesis.

"Solo hay cierto número de tramas ahí afuera, pero si tu problema es lo suficientemente interesante, si lo analizaste adecuadamente y tu metáfora es intrigante, una metáfora de antaño tendrá una nueva vida. Será el vino nuevo en una botella vieja".

4- Prueba tu historia con otras personas

"No creo que los guiones sean parte de la tradición literaria", dice Schrader. "Pienso que son parte de la tradición oral: es solo contar una historia. Es tu tío llegando de un viaje de caza y diciendo 'el perro comió algo malo y se enfermó y el pájaro escapó y no trajimos nada'. Si tu tío es bueno contando historias, puede contar todo eso en quince minutos".

Resume tu historia en cinco minutos y cuéntasela a tus amigos a cambio de un café, propone Schrader. No te preocupes si les gusta o no, eso no importa. Que odien al personaje o no sepan nada del escenario en el que desenvuelven no es lo importante. En lo que tienes que fijarte es en si te están prestando atención. ¿Te están mirando mientras les hablas? Analiza su lenguaje gestual. Tú sabes cuándo tienes la atención de alguien. Si no la tienes, tu historia no es lo suficientemente interesante. Analiza sus falencias y vuelve a intentarlo. “Y si no estás seguro, prueba esto: anda a un pub y cuéntale tu historia a alguien. Cuando ya lleves unos treinta minutos, dile que tienes que ir al baño. Cuando vuelvas comienza con otra historia, háblale de otra cosa. Si no te preguntan por el final de la historia anterior, no tienes historia”.

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