Culto

Cuando Bruce Springsteen se fue de Chile con un manuscrito de Víctor Jara

Uno de los artistas definitivos de la canción estadounidense este martes 23 cumple 76 años. Hace poco más de una década, ofreció en Chile un show memorable y, tras el final, recibió en camarines a un familiar de Víctor Jara que le entregó un obsequio para la historia.

Cuando Bruce Springsteen se fue de Chile con un manuscrito de Víctor Jara

Bruce Springsteen ofrece el mejor concierto del año”.

De esa manera -lapidaria, rotunda, sin pie para dudas ni debates- tituló este medio la crónica del show que el artista norteamericano dio el ya lejano 12 de septiembre de 2013 en el Movistar Arena de Santiago.

Bruce Springsteen.

Pese a que su espectáculo debut en el país estuvo muy lejos de repletarse -casi cinco mil personas llegaron al recinto, con el área de galerías debiendo ser tapada de manera completa para disimular los vacíos-, Springsteen ofreció una entrega como si se tratara de una cita multitudinaria y fervorosa similar a las que se ha habituado durante décadas en su tierra natal y en Europa: corrió en medio del público, se arrojó a los brazos y las cabezas de los presentes en primeras filas, subió a seis asistentes para interpretar Dancing in the dark y despachó su propia lectura de Manifiesto, de Víctor Jara, en español y en homenaje al asesinado cantautor cuya historia conoció en los shows de Amnistía Internacional de 1988 en Argentina.

Al final, luego de 3 horas y 37 minutos de duración, no había tiempo para titubeos: el hombre de Born to run había desplegado el mejor concierto de esa temporada en Chile. O, al menos, el más intenso.

Por eso, cuando volvió a su camarín en el recinto del Parque O’Higgins -sudado, agitado, con la satisfacción del deber cumplido, como un futbolista que juega el partido de su vida-, el cantante sólo quería algo de paz. Un remanso. O algo distinto: un pequeño minuto de intimidad tras la agitación que significaron casi cuatro horas en escena.

El encuentro con la figura de Víctor Jara

Al concluir la presentación, recibió en su espacio personal a Patricio Doñas, hijo de Alejandro Doñas Jara, quien a su vez es hijo de Georgina, uno de los cuatro hermanos de Víctor Jara. O sea, se trataba de un sobrino del cantautor nacional.

La reunión se había pactado 24 horas antes y el músico fue el principal interesado en materializarla: quería conocer de primera fuente la historia del creador asesinado por la dictadura. Además, en la previa, él mismo había hablado del tema frente a los medios locales.

SIN CREDITO

Ante ello, Doñas le obsequió una copia de los manuscritos originales del hombre de El derecho de vivir en paz, escrito por su propio puño y letra. También sumó un libro con carátulas de la prolífica era de la Nueva Canción Chilena.

Víctor Jara, el teatro y sus años de iniciación

“Más que contar algo, él me preguntó muchas cosas. Conocía bien la historia, mucho mejor que muchos chilenos. Estaba muy agradecido. Y por mi parte significó vencer el miedo de mi propia historia”, dijo Doñas en ese momento a La Tercera.

Springsteen se fue al día siguiente de Santiago. En sus maletas cargaba un tesoro de la cultura popular chilena. En el destino inmediato de sus -pocos pero fieles- devotos en Chile, había regalado uno de los instantes más memorables de la cartelera chilena de este siglo.

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