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Margaret Atwood, sus memorias y una entrevista con Dua Lipa

El libro de las vidas (Salamandra) se titula el volumen donde la autora canadiense repasa su trayectoria de vida, tanto en lo personal como en su carrera de escritora. Así, por supuesto pone el acento en El cuento de la criada, pero también sobre su infancia y su fallecido marido. Sobre el volumen tuvo una charla con Dua Lipa, en el marco del club de lectura Service 95.

Margaret Atwood, unas memorias y una entrevista con Dua Lipa

Si hay un libro que marcó un momento alto en el camino lector de Dua Lipa, es El cuento de la criada, el clásico de Margaret Atwood. “Tenía quince años. Acababa de regresar de Kosovo a Londres para estudiar para mis exámenes de secundaria. No solo tenía mucho que recuperar, sino que también tenía que acostumbrarme de nuevo a anotar y analizar libros en inglés. Sinceramente, era una tarea ardua. Entonces, nos pidieron que leyéramos El cuento de la criada, y me enganchó“, contó la estrella en su Club de Lectura Service 95.

“Era un libro apasionante, de esos que te atrapan desde la primera página, y el mundo distópico de Gilead me fascinó, en parte porque era muy diferente de lo que conocía. ¿Un mundo donde a las mujeres no se les permite leer ni escribir? Pura ficción. ¿Un mundo donde las mujeres son obligadas a procrear para otros? Jamás sucedería. ¿Un mundo donde los hombres lo controlan todo? Solo en tierras lejanas. Eso era lo que significaba para mí a los 15 años: una historia; un ejercicio de imaginación; un mundo oscuro pero ficticio", agregó la mujer de Training season.

Dua Lipa y Margaret Atwood

El libro es uno de los temas que la misma Atwood aborda en sus memorias El libro de las vidas (Salamandra). En el volumen, la célebre escritora canadiense hace un repaso de su vida y su trayectoria como escritora, y por supuesto que El cuento de la criada no podría faltar en ese repaso.

“Escribí ese libro justo después de que Ronald Reagan fuera elegido -dijo en charla con Clarín-. Y cuando la llamada derecha religiosa empezó a interesarse por la política y afirmó, en efecto, que las mujeres debían pertenecer al hogar y a ningún otro lugar. Me surgió la pregunta: si pertenecen solo al hogar y resulta que ya andan por ahí trabajando y usando tarjetas de crédito, ¿cómo se las reintegra al hogar? Y si Estados Unidos se convirtiera en una dictadura, ¿qué tipo de dictadura sería?“.

“Para entenderlo, hay que analizar la historia de un país, porque nada surge de la nada. Tenemos la Rusia zarista con un monarca absoluto, un servicio secreto y un gulag. Luego llega la revolución de 1918, que termina con un dictador absoluto, un servicio secreto aún mayor y un gulag aún mayor. Pero todo viene del pasado. Así que, remontándonos a la historia, en los Estados Unidos del siglo XVII encontramos una teocracia, no de un solo dictador, sino de un grupo. Es como las pirámides aztecas, que las construían encima de las antiguas, sin derribarlas. La antigua seguía debajo. Y, en la historia de cualquier país, lo antiguo permanece oculto en algún lugar y puede resurgir si se dan las condiciones adecuadas”.

Imagen referencial de El Cuento de la Críada, la historia distópica que instala una dictadura ultra conservadora en Estados Unidos.

Es que, asegura, los años de la “Revolución conservadora” de Reagan fueron un hito ineludible para escribir la novela. Así lo comentó la misma Atwood en charla con Dua Lipa, parte del club de lectura Service 95 en sus actividades de noviembre. recordemos que la cantante suele conversar con varios de los autores que recomienda y son los que ella ha leído. Así, ha hablado con nombres como Ocean Voung, Chimamanda Ngozi Adichie, o la Premio Nobel polaca Olga Tokarczuk.

“Ese fue el comienzo del auge de la llamada derecha religiosa como fuerza política. Lo que decían específicamente sobre las mujeres era que su lugar estaba en el hogar. Su papel era ese, y solo ese”. Y agregó Atwood: “No he incluido nada en este libro que no haya sido hecho ya por alguien, en algún momento y en algún lugar”.

En esa misma charla con Dua Lipa, Atwood aseguró que por supuesto, el libro tuvo referencias literarias. “Leí 1984 de George Orwell en una edad muy impresionable. Hay un momento en el libro en el que el protagonista, Winston Smith, traiciona a su amante para salvarse: ‘Dice: “Hazlo con Julia, no conmigo’. Aquello se convirtió en una expresión común en casa. Así que pensé: ¿cómo sería escribir una historia así desde el punto de vista de Julia?“.

Asimismo, Atwood afirmó que la puritana Nueva Inglaterra del siglo XVII (los actuales estados de la costa este de EE.UU.) también fueron una inspiración para la novela. “La colonia de la Bahía de Massachusetts era esencialmente una teocracia puritana. No eras nadie a menos que fueras miembro pleno de la iglesia”, y refiriéndose a las famosa caza de brujas en Salem agregó: “Cuando la gente se enfada y tiene miedo, tiene que haber alguien a quien culpar. En el siglo XVII se hizo con las brujas. Estados Unidos lo está haciendo ahora, con los inmigrantes y otras personas”.

En sus memorias, Atwood también incluye uno de los capítulos menos felices de su vida: el bullying que sufrió en el colegio, vivencias que años más tarde volcó en una novela. “Las niñas pequeñas pueden ser malas? Sí, y mucho -dijo a Clarín-. Es un tipo de maldad diferente a la de los niños. Los niños tienden a ser más jerárquicos: hay un chico que manda y los demás están abajo. Normalmente se basa en alguna habilidad que tenga el chico, como ser bueno en fútbol. Y esa estructura de poder es muy estable. Pero las niñas pequeñas son más como una corte bizantina, con chismes, secretos, grupos de pertenencia y grupos de exclusión”.

“Incluso ahora, cuando las niñas se han vuelto posiblemente más físicas, sigue siendo así. Y es más voluble: la abeja reina de hoy puede ser la marginada de mañana con mucha facilidad. ¿Me fue útil esta experiencia? Por supuesto, los escritores lo aprovechan todo y yo lo convertí en mi novela Ojo de gato (1988)“.

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Además, en sus memorias toca otros aspectos algo más banales de su vida, como su fascinación por la quiromancia, el horóscopo y los exorcistas, así como la dedicación a menesteres como repostería y el cuidado de su jardín.

Pero otro de los puntos claves de las memorias es cuando narra su relación con el novelista canadiense Graeme Gibson, quien fuera su esposo. Según cuenta Atwood, la relación debió superar obstáculos sentimentales y familiares. Desde ahí compartieron una vida entera que abarcó proyectos literarios, viajes y campañas sociales. Por supuesto, se detuvo en la enfermedad y el fallecimiento de Gibson. En esta parte, el libro adquiere un tono más sombrío, pero no menos reflexivo.

Es que estas memorias están muy lejos de ser complacientes. Así lo reseñó el New York Times: “El libro de las vidas no es una autobiografía mordaz y vengativa, aunque contiene algo de eso. Atwood arremete contra los acosadores de su infancia que la atormentaron, critica duramente a los críticos y entrevistadores que la trataron con condescendencia, cuestionando cómo podía escribir y, al mismo tiempo, ocuparse de las tareas domésticas, y revela cómo el panorama literario canadiense fue, en ocasiones, un hervidero de chismes maliciosos, celos y puñaladas por la espalda, sobre todo entre poetas".

El libro de las vidas llega a Chile en diciembre.

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