Oona Chaplin, la villana de Avatar 3: “Para mí siempre es muy potente ir a Chile”
Hija de la actriz Geraldine Chaplin y del realizador chileno Patricio Castilla, la intérprete con pasado en Game of Thrones es el gran fichaje de Avatar: Fuego y Cenizas. Tras años en que estuvo obligada a guardar silencio sobre los detalles de la superproducción, ahora se explaya con Culto sobre su preponderante rol en la secuela. Además, dedica palabras a su nexo con nuestro país.

Fue en junio de 2017 cuando los medios estadounidenses reportaron que la actriz Oona Chaplin (Madrid, 1986) se uniría a las secuelas de Avatar (2009) y que se pondría en la piel de Varang, un “personaje central fuerte y vibrante”, según indicaron los portales.
Ahora, tras varios años esquivando con destreza las preguntas de la prensa, la actriz puede hablar en detalle sobre su rol, una líder Na’vi que tambalea los cimientos de los personajes interpretados por Sam Worthington y Zoe Saldaña, y que expande todo lo que conocíamos sobre el universo creado por James Cameron.

“A mí en este momento me fascinan los personajes como Varang”, afirma la actriz a Culto en referencia a papeles que “son malos en lo básico”, pero que exigen “entender por qué funcionan cómo funcionan, y darles la chance de que tengan su complejidad, su historia, su razón de ser”. Sentada en un hotel de Los Angeles, enfatiza: “Si alguien no está de acuerdo contigo, no significa que es malo”.
Tras sufrir un episodio traumático, Varang y los suyos dejaron de creer en Eywa, la conciencia colectiva y madre de la naturaleza en el planeta Pandora. Ella ha desarrollado habilidades que otras tribus Na’vi ni siquiera se han acercado a percibir y, cuando su destino se cruza con los de la familia Sully, es implacable en la aplicación de su poder.
“En este caso tiene mucha sangre en sus manos… Quizás yo no estoy de acuerdo con ella. Pero sí logré admirar su capacidad de convicción, su determinación, su fuerza de voluntad. Es inmensa. Aprendí mucho con ella. Cuando ve algo, nada lo para. Es como James Cameron”, apunta, en un guiño a la tenacidad del hombre que ha concebido películas como Terminator 2: El juicio final (1991) y Titanic (1997).

Ahora, ¿cuán imponente es esta nueva villana? En otra entrevista con este medio, Stephen Lang, quien encarna al siniestro Quaritch, brinda una pista: “Es muy raro ver a alguien capaz de poner a Quaritch en su sitio, por así decirlo. Varang lo hace bastante bien”.
Recordada por las primeras temporadas de Game of thrones y por series como Black mirror y Taboo, Chaplin tuvo que aprender la mecánica detrás de la captura de movimiento, la tecnología usada por Cameron para realizar las escenas en que sus personajes interactúan.
Dentro y fuera del rodaje, se encontró con una gran aliada: Zoe Saldaña. “Para mí Zoe ha sido una gran inspiración como mujer. Porque apoya a las mujeres, es una gran hermana, de verdad. Lo sentí enseguida y dije: me siento tan segura, me siento tan bien, gracias por eso. Fue muy generosa conmigo, porque me apoyó, me dio aliento. Ha sido increíble”, explica.

La química que se generó entre ambas fue tan fluida que la puso en jaque al momento de filmar las escenas más tensas y por momentos tuvo el impulso de no querer hacerle daño. “Pero luego ya empiezas y dices: sí, sí quiero hacerle daño”, apunta entre risas.
Conexión chilena
La actriz llegó a la alfombra roja de los Premios Fénix 2017 usando un vestido confeccionado por un diseñador sustentable mexicano y portando un trarilonco, el cintillo propio de la cultura mapuche. ¿El motivo? Su abuela paterna, Hilda, es mapuche, y ella en esa época se encontraba en un proceso de descubrimiento de sus orígenes chilenos.
Hija de la actriz Geraldine Chaplin y del realizador chileno Patricio Castilla –quienes se conocieron durante el rodaje de La viuda de Montiel (1979), de Miguel Littin–, Oona Chaplin ha tenido la oportunidad de recorrer el país en varias ocasiones.
“A mí me llamó la sangre, me llamó la tierra, me llamó el canto, el ulkantun del sur, y fui a descubrir”, señala a Culto sobre sus primeras visitas.

Luego desarrolla: “Es un mundo muy potente, muy rico, de mucha complejidad también. Es una relación con el poder, una relación con todo lo que es la historia. Todo lo que ha pasado ha sido muy complejo y muy bonito, y muy feo también. Pero lo que aprendí más que nada es que el ser mapuche realmente es ser persona de la tierra. La mapu, tierra; che, persona. Para mí ese fue el gran regalo, aprender lo que significa esa palabra y cómo puedo realmente honrar eso en mi vida. Ese es mi estudio ahora”.
“Es muy bonito Chile. Lo amo, amo el paisaje, y siempre es muy potente. Siempre me voy para Chile y luego necesito volver y tener como una semana para integrar, porque es muy potente para mí ir para allá”, cierra.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
3.
Plan digital + LT Beneficios por 3 meses
Cobertura completa, análisis y beneficios para todo el año 🔍🎁$3.990/mes SUSCRÍBETE

















