Gabriela Medina -la destacada actriz nacional que falleció este lunes 16 a los 89 años- siempre quiso ser actriz.

Estudió en la Escuela Normal, esa cantera de docentes chilenos que funcionó hasta 1974, donde los alumnos aprendían a enseñar antes de cumplir 18 años. “Pero no tenía vocación. Prefería actuar, siempre quise actuar”, revelaba la intérprete en una entrevista publicada en el libro Abcdario Actoral de Chile Actores.

En el mismo texto cuenta que, a través de unas compañeras, se enteró que el liceo de hombres que estaba al frente tenía un grupo de teatro y necesitaba una actriz: ahí encontró su sitio. “Fui y me encontraron excelente... mi mamá no tenía idea”, comentaba.

Su romane con Víctor Jara

A la par con el inicio actoral que marcaría el resto de sus días, Medina tuvo un noviazgo con una figura consultar de la cultura popular chilena. Aunque en ese momento no despuntaba como estrella. Aún faltaba mucho. Era sólo un chiquillo que frecuentaba su barrio: Víctor Jara.

“Éramos amigos porque yo vivía en la calle Tucapel y Tito iba a almorzar a la cocinería de su mamá que estaba en esa misma calle. Como había muchos jóvenes en el barrio, armamos un grupo y nos juntamos siempre”, resumió la actriz en el mismo libro. De hecho, tan temprana era la historia que en ese minuto Víctor Jara ni siquiera era Víctor Jara: era Tito.

Medina lo situó en contexto: “Es que éramos muy chicos, yo tenía 15 años y a él nadie lo conocía. Pololeamos como cuatro o cinco años y después nos perdimos de vista. Nos encontramos mucho tiempo después cuando coincidimos el año 71 en una gira. Le conté que mis hijos no me creían que habíamos pololeado. Entonces tomó una revista que andaba trayendo y les escribió: ‘Hijos de la Gaby, es cierto, yo pololeé con su mamá’”.

Pero no todo fue un vínculo sentimental. Durante ese período de noviazgo, también trabajaron juntos. “Claro, en la radio Corporación nos dieron un pequeño espacio”.

En el programa Grandes chilenos, Medina entregó más detalles de su romance: “La mamá de Víctor trabajaba en La Vega y era una señora muy chilena. Las chicas de ese tiempo dirían que era un ‘churrazo’, era muy buen mozo, tenía rasgos toscos, siempre sonriente, esa característica de él era muy clásica. Era de pecho levantado y sonriente”.

“Mi pololo, mi amor, fue Víctor. Fuimos la pareja emblema de los chicos jóvenes del barrio. Víctor besaba con una suavidad muy grande, tenía labios gruesos. Y la imagen que más atesoro fue la de esa vez que él atravesó de su casa y yo de la mía, y nos encontramos en la mitad de la calle, cuando él se salió del seminario”.

Tras la relación con Víctor Jara, el primer matrimonio de Medina fue con el locutor Manuel Berríos con quien tuvo a sus primeros tres hijos y luego con el actor César Arredondo. Sus hijos son María Gabriela, José Luis, el también actor Claudio Arredondo, Patricia Eugenia, Marcela Paz y Alejandra. Es abuela de la también actriz y ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo.